Una remesa de seda monstruosa, producto de gusanos con genes de araña creados por un grupo de biotecnólogos, ha llegado a la armada estadounidense para que inicien experimentos. Con ella podrían mejorar los chalecos antibalas e inventar nuevos dispositivos.

La seda de araña es una maravilla de la naturaleza, uno de los materiales más finos y resistentes que existen. Con un grosor 10 veces menor que un pelo humano es más fuerte que un hilo acero y cinco veces más elástica. Es hasta tres veces más elástica que la fibra sintética más modulable que existe hoy en día.

Obtener este prodigioso material en grandes cantidades es un dilema. Las granjas de arañas no son una posibilidad porque se matan entre ellas. Sin embargo los gusanos son animales dóciles, que se pueden criar juntos sin conflicto. Los científicos de las Universidades de Notre Dame y de Wyoming lo han resuelto creando los gusanos transgénicos, que conjugan las mejores características de los dos animales.

Han insertado en el material genético del gusano de seda fragmentos de ADN de araña tejedora, las que hacen las redes más grandes y resistentes del mundo. Los capullos que hacen estos gusanos están hechos de una seda que tiene unas propiedades intermedias entre las de la araña y la suya.

De este experimento nació una variedad que crea fibras particularmente fuertes que han denominado como seda monstruosa o seda de dragón. La está desarrollando como producto comercial la empresa estadounidense de biotecnología Kraig Biocraft, que ha enviado al ejército el pedido.

Fuera del ámbito militar, este hilo de araña sintético podría usarse como hilo sutura, para mejorar los vendajes o para fabricar prótesis de tendón y ligamento o ropa para atletas y airbags.

Telas de araña

Telas de araña Bjørn Christian Tørrissen

Son muchos y variados los experimentos para mejorar también la seda de gusano. Un grupo biotecnólogos chinos ha añadido grafeno y nanotubos de carbono a su comida habitual y el resultado es una seda el doble de resistente.

El equipo del químico Yingying Zhang, de la Universidad de Tsinghua, alimentó a los gusanos con una solución de agua con un 0,2% en peso de grafeno y nanotubos, es decir, carbono presentado de una manera imperceptible. El grafeno es una capa unidimensional de carbono del grosor de un átomo. Los nanotubos son láminas de grafeno enrolladas como un cilindro.

El resultado de la dieta rica en carbono fue todo un éxito. La seda que producían los gusanos para hacer sus capullos era el doble de dura y elástica que la convencional. A diferencia de la seda normal, la rica en carbono conduce la electricidad una calentada a más de 1000 grados. Esta es una de las características que más hace vibrar a los científicos porque podría servir para insertar dispositivos electrónicos en la ropa. También podría utilizarse para fabricar estructuras protectoras o implantes biomédicos biodegradables.

Los científicos aún no entienden el mecanismo por el cual el grafeno llega a la seda, por qué el gusano no metaboliza el material y lo excreta como un desecho. Al microscopio han observado que su estructura cristalina está más organizada gracias a los nanomateriales introducidos. Sin embargo no se aprecia su presencia al observar al microscopio cortes transversales de la fibra. Aún queda camino por recorrer para vestir con estas fibras de la era de la biotecnología.