Los grandes impactos del cambio climático que se preveía que llegarían a finales de este siglo a Europa podrían adelantarse y volverse habituales. Así lo asegura un nuevo estudio publicado este jueves en la revista Communications Earth & Environment, que sugiere que existe una probabilidad superior al 10% de que se produzcan dos años consecutivos de calor extremo entre 2050 y 2075 y megasequías de cinco años de duración en el Viejo Continente.

Los autores señalan el clima europeo es "potencialmente propenso" a sufrir fenómenos meteorológicos extremos de manera consecutiva debido a la influencia del Atlántico Norte. Pero aseguran que sigue sin estar claro cómo el calentamiento global aumenta la probabilidad de que se produzcan. Y tampoco se sabe con certeza cuándo podrían volverse tan extremos como se preveía que fueran a finales de este siglo. Por eso quisieron investigarlo.

"Observamos que, incluso con un calentamiento moderado, los niveles de calor y sequía previstos para finales de siglo, que eran prácticamente imposibles de alcanzar hace 20 años, alcanzan una probabilidad de 1 entre 10 ya en la década de 2030", detallaron los autores. "Entre 2050 y 2074 las posibilidades de tener dos años sucesivos de temperaturas extremas, algo que no tiene precedentes en la historia de la humanidad, superan el 10%. Y las megasequías de cinco años en toda Europa se convierten en plausibles", añadieron. Además, todas las formas de estrés por calor (cuando el aire está caliente y húmedo durante el día o caluroso durante la noche) podría alcanzar una probabilidad del 10% entre 2030 y 2039.

Los autores utilizaron una variedad de métricas de estrés térmico simple y compuesto y de sequías extremas, así como un conjunto de 100 simulaciones del modelo climático Grand Ensemble del Instituto Max Planck. Y lo hicieron utilizando como referencia un calentamiento de 2,25°C por encima de los niveles preindustriales para finales de siglo, que consideran "moderado".

La importancia del Atlántico Norte

Con esos datos, según explican, a partir de 2040 podrían sucederse "décadas enteras de estrés térmico" en el continente. Pero si las aguas del Atlántico Norte se calientan, el proceso podría acelerarse a pasos agigantados. "La gama de posibles estrés por calor y sequía acumulado durante toda una década aumenta hasta el punto de que experimentar calor y sequía cargados típicos de un clima de fin de siglo podría ser posible en Europa a partir de 2040", señalan los investigadores.

En caso de que las aguas se calienten, los autores calculan que las temperaturas globales previstas para finales de siglo serán el doble de probables a partir del año 2030. Y además, los períodos plurianuales de calor extremo y sequía en Europa aumentarían notablemente.

Simulaciones

Los resultados del estudio se basan en simulaciones MPI-GE, que concuerdan con las proyecciones del IPCC en cuanto a los datos de calor y sequía. En cuanto a los cambios en las precipitaciones, el modelo mostró una tendencia a la desecación en la estación de mayo-octubre, unos resultados comparables a los de otros modelos climáticos. Los autores explicaron que MPI-GE es un modelo sólido, que proporciona un "muestreo de eventos" de baja probabilidad, que es muy preciso en cuanto a la variabilidad interna y que permite estudiar los distintos factores a gran escala y a largo plazo.

Los resultados de este estudio van también en la misma línea que investigaciones anteriores respecto a las olas de calor, tanto en lo que respecta a las regiones en las que se han producido -y en las que se prevé que se produzcan los mayores cambios- como en la intensidad de los fenómenos observados, que serán más extremos.

Sin embargo, hay mayores diferencias entre modelos en la dirección y magnitud de los cambios en la sequía por déficit de lluvias y una menor relación señal-ruido en estos cambios en Europa. Algo que que pone de relieve la importancia de contrastar la información con otros modelos climáticos.