El Epipremnum aureum, es decir, el poto, es una planta de interior originaria del sudeste asiático, es conocido por su resistencia y belleza. Aunque puede llegar a alcanzar impresionantes alturas de hasta 20 metros en su hábitat natural en Malasia, Indonesia y Nueva Guinea, como planta de interior, generalmente se mantiene a un tamaño más reducido, entre dos y tres metros.

Decorar con un poto no solo añade un toque de elegancia a tu hogar, sino que también contribuye a purificar el aire, eliminando sustancias nocivas y tóxicas del entorno.

Si eres nuevo en el cuidado de las plantas o simplemente buscas una opción de bajo mantenimiento, el poto es una elección ideal. Aquí te presentamos algunos consejos clave para asegurarte de que tu poto crezca de manera saludable y se convierta en un atractivo ejemplar en tu comedor o salón.

Cómo cuidar el poto

El poto, también conocido como Potho o Potus, pertenece a la familia Araceae y es una planta perenne con hojas resistentes. Su capacidad para prosperar en una variedad de condiciones la convierte en una opción versátil para el hogar. Además de su atractivo estético, el poto actúa como un purificador natural del aire, mejorando la calidad del ambiente interior.

A la hora de regar el poto, debemos tener en cuenta una serie de factores. La cantidad de agua que necesita va a depender de factores como la estación del año, la luz disponible y la ventilación.

  • Es recomendable realizar el riego de manera semanal durante la temporada invernal y, en verano ajustar la frecuencia a cada dos o tres días, según las condiciones de calor.
  • Hay que evitar mantener la tierra constantemente húmeda, ya que la planta puede absorber humedad del ambiente.
  • Se debe regar cuando la capa superior de la tierra esté seca, asegurándote de que la maceta tenga un buen drenaje para evitar problemas de pudrición de raíces.
  • En cuanto a la cantidad de luz necesaria, es importante conocer que el poto prospera en ambientes luminosos pero es preferible la luz indirecta.
  • Colócalo en un lugar con buena iluminación pero evita la exposición directa a los rayos del sol, ya que esto podría dañar las hojas.
  • Asegúrate de que la temperatura ambiente esté entre 16 ºC y 21 ºC, ya que el poto no tolera temperaturas por debajo de los 3 ºC.

Las hojas amarillas pueden ser indicativas de exceso de humedad, enfermedades o falta de nutrientes en la tierra. Ajusta el riego, cambia el sustrato si es necesario y considera la aplicación de abono líquido para plantas naturales para restaurar los nutrientes del suelo.

Si tu poto ha crecido mucho y la maceta se ha vuelto pequeña, trasplántalo preferiblemente en primavera. Puedes permitir que crezca libremente, usar guías para convertirlo en una planta trepadora o mantenerlo como planta colgante, según tus preferencias.

Qué debemos tener en cuenta

Uno de los problemas que conlleva tener un poto es que es susceptible a plagas como ácaros y arañuelas. La pulverización regular de las hojas puede prevenir la sequedad que favorece la aparición de estos parásitos. En caso de una infestación significativa, recurre a productos químicos específicos para combatir la plaga.

Por otro lado debes saber que hablamos de una planta que puede ser tóxica, por lo que se desaconseja su presencia en hogares con niños o mascotas. Colócalo fuera de su alcance y asegúrate de que las hojas no sean accesibles, incluso si caen al suelo. Siguiendo estos consejos, tu poto florecerá y se convertirá en una adición encantadora a tu espacio interior. Con cuidado y atención adecuados, disfrutarás de la belleza y los beneficios de esta planta de interior excepcional.