Lo patrocina Cartier, la firma francesa de joyas y relojes que es sinónimo de elitismo. Y está concebido como un homenaje a las mujeres. La de Dubái presume de ser la primera exposición universal que se rinde a las féminas dedicándole un pabellón propio. Una paradoja más en los confines de Dubái, el emirato que administra con puño de hierro Mohamed Bin Rashid al Maktum. Su historial le delata: mantiene secuestrada a sus hijas Latifa y Shamsa y amenazó de muerte a su ex esposa, la princesa Haya de Jordania, que terminó huyendo con sus hijos a Londres.

Una fama que, evidentemente, está ausente del espacio. “El pabellón de las mujeres te invita a reconocer un principio fundamental: cuando las mujeres prosperan, la humanidad prospera”, reza uno de los rótulos cuando el turista cruza el primer umbral. El pabellón ocupa una vistosa esquina de la exposición de Dubái, construida en las afueras de la ciudad-Estado que presume de concentrar la vida nocturna de la federación de seis familias reales del golfo Pérsico.

A través de una espectacular puesta en escena, el edificio ofrece un particular recorrido por la contribución de las mujeres, destacando “su impacto en la sociedad”. En la primera sala, un vídeo recoge las entrevistas a una serie de niños de diferentes latitudes. “Qué significa la igualdad para ti?”, pregunta la periodista. “Significa que todos los niños puedan ir a la escuela y al hospital, divertirse igual y tener los mismos derechos”, responde Assil, una chica de nueve años.

Imágenes y textos en una de las salas del pabellón. FRANCISCO CARRIÓN

Un 'homenaje' a las mujeres

Cuando la proyección concluye, una puerta se abre automáticamente. Sobre el dintel, la leyenda “Las mujeres iluminan el camino”. La siguiente sala es una sucesión de fotografías y textos que recuerdan algunas hazañas y a sus pioneras. “¿No es tiempo ya para un mundo más igualitario?”, lanza uno de los carteles. “Las mujeres han desempeñado un papel crítico en dar forma al mundo pero hay aún un largo camino por recorrer”, reseña.

Para las organizaciones de derechos humanos que vigilan el infame listado de violaciones en Emiratos, el pabellón es la enésima tentativa de blanquear la situación real de las mujeres. Máxime cuando la biografía de Mohamed Bin Rashid al Maktum, el emir de 72 años que se vende como un gurú de la felicidad, indica justo lo contrario.

Las maltratadas mujeres del emir

La princesa Haya junto al emir de Dubai, Mohamed bin Rashid al Maktoum, en sus tiempos felices.
La princesa Haya junto al emir de Dubai, Mohamed bin Rashid al Maktoum, en sus tiempos felices.

La princesa Haya huyó de Dubái en 2019 junto a sus dos hijos. Había sido amenazado por el emir de manera reiterada. Entre las fechorías, se cuentan el aterrizaje de un helicóptero para llevarle supuestamente a una cárcel en el desierto emiratí. “Durante este período, la madre [Haya] recibió una serie de notas anónimas, que eran dejadas en su habitación y en otros lugares, con amenazas como 'Nos llevaremos a tu hijo, 'tu hija es nuestra', 'tu vida está acabada' o sugiriéndole que tuviera cuidado”, indica la investigación judicial realizada en Reino Unido para decidir la custodio de los hijos en común. “En dos ocasiones en marzo de 2019 la madre establece que encontró una pistola dejado en su cama apuntando hacia la puerta y con el seguro quitado”, apunta el texto.

La princesa Latifa, en uno de sus escasos testimonios.

Latifa, hija de Mohamed, fue capturada a principios de 2018 por fuerzas especiales emiratíes cuando escapaba en un embarcación que había alcanzado ya aguas indias. Quería pedir asilo en Estados Unidos y alejarse de los abusos de su padre. La justicia británica considera que el jeque organizó sus secuestros de Latifa y el de otras de sus hijas, Shamsa, de la que no se tiene noticias desde su secuestro en 2000 en Reino Unido. "He averiguado que el padre actuó así contra Shamsa y Latifa y que las mantiene en un estado de privación de libertad, aunque se hallen en una residencia familiar en Dubai”, señala el juez. Hace un año se filtró el testimonio de Latifa desde su encierro. "Soy una rehén y esta casa se ha convertido en mi prisión", relató. Latifa denunció, además, no haber recibido atención médica cuando se contagió de coronavirus.

El anciano, con quien se reúne Pedro Sánchez este miércoles, mantiene secuestrada a su hija, la princesa Latifa, de 36 años, que cumple este mes cuatro años de cautiverio. Emulando a su hermana Shamsa, que también escapó sin éxito lustros antes, la joven logró huir con ayuda de una amiga y un espía francés, pero fue capturada por fuerzas especiales emiratíes cuando el barco del que huía de su progenitor se hallaba en aguas indias.

Su maltrato fue una de las razones que alegó la princesa Haya de Jordania, por aquel entonces la sexta esposa del emir, para poner tierra de por medio con Dubái con sus dos hijos. Además, en los meses previos a su decisión, recibió amenazas directas del emir: una pistola apareció hasta en dos ocasiones colocada bajo su almohada y con el seguro quitado. En el juicio que dirime la custodia de los dos menores, la justicia británica considera probado que sufrió una campaña de “intimidación”.

Campaña de blanqueo

“Emiratos ha gastado un tiempo y un dinero considerable para autoretratarse como un campeón de los derechos de las mujeres y su emponderamiento”, señala a El Independiente Hiba Zayadin, investigadora de Human Rights Watch (HRW) para los países del golfo Pérsico. “El pabellón de las mujeres de la Expo es solo un ejemplo más aunque sigue siendo más retórica que realidad”, opina. Los avances en materia de igualdad supuestamente firmados por Emiratos es uno de los progresos citados por el Gobierno español en los días previos a la visita oficial de Pedro Sánchez a Dubái y Abu Dabi.

Emiratos ha gastado un tiempo y un dinero considerable para autoretratarse como un campeón de los derechos de las mujeres

Hiba Zayadin, investigadora de Human Rights Watch (HRW)

“Emiratos ha introducido reformas en el campo de los derechos de la mujer y los derechos laborales en los últimos años, pero hay un largo camino para que las mujeres sean vistas como iguales en la ley y en la práctica y aún más trecho para que los migrantes sean tratados de un modo digno y no discriminatorio”, replica Zayadin.

A juicio de HRW, Emiratos “está usando la exposición universal para promover una imagen pública de apertura que redobla los esfuerzos de su Gobierno para evitar cualquier escrutinio de las violaciones de derechos humanos, rampantes y sistemáticas”. No es una táctica nueva. El país ya empleó en el pasado otros acontecimientos como la histórica visita del Papa Francisco para reivindicar “su tolerancia religiosa” o los eventos deportivos, la instalación de sucursales del Louvre y la Sorbona o la aventura espacial para mostrar una imagen amable y dulcificada del país que más ha alimentados los conflictos en la región, desde Libia a Egipto, Yemen o Siria, en la última y convulsa década.

Un ejercicio de propaganda, esbozado en su estrategia de poder suave de 2017, que ha tratado de ocultar las alargadas sombras del país, desde las decenas de disidentes locales que han sido arrestados y acusados de cargos fabricados por expresar sus opiniones hasta el clima de total vigilancia y absoluta censura mediática. “ExpoDubái es otra oportunidad de Emiratos para presentarse falsamente ante el mundo como abierto, tolerante y respetuoso con los derechos mientras clausura el espacio para la política, el discurso público y el activismo”, declara Michael Page, subdirector de HRW en Oriente Próximo. Desde 2015 las autoridades han rechazado las peticiones de acceso al país de expertos de la ONU e investigadores de derechos humanos.

Un uso de los acontecimientos públicos que, acompañado con la introducción de legislación represiva y la detención de intelectuales, periodistas, abogados o jueces, llevó en septiembre al Parlamento Europeo a recomendar a los países miembro no participar en la exposición, “mencionando las violaciones de derechos humanos, el encarcelamiento de activistas y el uso de troyanos para atacar a los opositores”. El recorrido por el pabellón de las mujeres acaba recordando que solo 22 de los 193 países del planeta están liderados por féminas. Emiratos, dominada por hombres, no se cuenta entre ellos. “Las mujeres de todo el mundo se enfrentan a retos a diario. Proporcionan ideas para hacer de este un mundo mejor”, concluye.