Hasta hace una semana Kira Rudik era una diputada del Parlamento ucraniano. Lideraba Holos, un partido liberal y pro-europeo, el trasunto ucraniano de Ciudadanos. La guerra ha aplicado un feroz ajuste de cuentas en su vida, igual que lo ha hecho en millones de compatriotas. Desde entonces asiste a un curso de entrenamiento militar, decidida a tomar las armas y defender su país. Con los blindados rusos aproximándose a Kiev, Kira se niega a aceptar la capitulación.

“Jamás viviré bajo ocupación. Lucharé hasta que se hayan marchado”, declara la política en conversación con El Independiente. “Estoy muy enfadada. Acabo de regresar de un refugio. He estado sentada con unos niños. Hemos leído y hablado. Los ucranianos tendremos otra generación que sabrá lo que es la guerra. Y es algo terrible porque mi objetivo personal siempre fue educar a una generación que no conociera la pobreza, el hambre y la guerra. Y ahora siento que hemos fallado porque Putin decidió atacarnos. Resulta terrorífico”, murmura.

En un país sometido a una intensa campaña de bombardeos, Kira alimenta una resistencia que hasta ahora ha frustrado el plan de una victoria rápida diseñado por Moscú. Hasta 100.000 civiles se han  alistado en las unidades de defensa territorial desde el inicio de la ofensiva rusa. “Nos queda permanecer unidos y armarnos a nosotros mismos”, indica la parlamentaria. “En mi caso he optado por tomar las armas para proteger a mi familia, mi hogar y mi país. No hemos ido aún al frente pero, como grupo de resistencia, estamos entrenando y cooperando con las fuerzas armadas”, esboza.

Mi objetivo personal siempre fue educar a una generación que no conociera la pobreza, el hambre y la guerra. Y ahora siento que hemos fallado porque Putin decidió atacarnos

"Una vida muy normal"

Kira pasa de puntillas por la vida que acabó abruptamente el 24 de febrero. Resulta tajante: No acepta preguntas sobre su familia. "Soy una de las políticas cuyo nombre y apellidos figuran en las listas negras elaboradas por el Kremlin. No voy a hablar de mis seres queridos", contesta. Admite, en cambio, que su existencia "ha cambiado tremendamente”.

"Llevaba una vida muy normal, la típica de una persona que se considera europea y progresista y que ha desarrollado una carrera política. Tenía muchos amigos y muchos planes por hacer. Una de mis misiones estos días era plantar algunas flores por la llegada de la primavera. Todo eso ha quedado atrás. Ahora dedico el tiempo a entrenar para luchar porque sabemos que el escenario próximo será vivir en una ciudad bajo asedio. Las tropas rusas van a cercar Kiev y tenemos que anticiparnos y preparar suministros y acompañar a los menores en una situación como esta”.

Kira Rudik, diputada ucraniana, en su residencia en Kiev. E.I.

Durante tres horas diarias Kira detiene sus quehaceres políticos como líder de uno de los partidos de la oposición para desplazarse a un centro de la defensa territorial próximo a su residencia. “Aprender a disparar es solo una pequeña parte de las clases. El proceso de preparar un arma es lo más complicado y también lo más aburrido”, arguye alcanzada por el ambiente bélico que recorre su país. “Hay que apretar el gatillo despacio y mirar primero hacia dónde se dispara, definir el blanco y luego disparar. Y también hay que adoptar una posición que no te produzca lesiones o hematomas”, agrega.

Kira comparte lecciones con unos quince voluntarios. “La mayoría son varones y jóvenes pero estoy muy contenta de que mi decisión pública de tomar las armas haya inspirado a otras mujeres, que también están dispuestas a defender su país. Es un privilegio”, comenta, satisfecha por las muestras de solidaridad que ha recibido Kiev en pleno avance de los uniformados rusos. “Tanto la Unión Europea como Reino Unido y Estados Unidos se han mostrado muy solidarios, proporcionando armamento y material de protección, pero en mitad de una guerra como ésta nunca es suficiente”.

Icono de la resistencia femenina

La política que se ha convertido en uno de los rostros de quienes se han sumado por miles a las filas del ejército ucraniano se muestra emocionada cuando evoca “el inmenso respaldo popular llegado de todo el mundo”. “No esperábamos nada igual. En estos momentos necesitamos solo dos cosas: que se declare una zona de exclusión aérea sobre Ucrania y que la Unión Europea apoye nuestro ingreso”, precisa. La solicitud formal ha sido enviada esta semana por el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. “Es la pretensión de los ucranianos y creo personalmente que deberíamos haber formado parte de la Unión Europa desde hace ya algún tiempo. No ha sido posible por los procedimientos pero es un buen momento de dar un paso al frente y Bruselas debe acelerar el proceso”.

En estos momentos estamos luchando para comprar tiempo pero la guerra solo acabará con la destrucción del régimen ruso

En mitad de la operación militar rusa, Kiev también ha llamado a los europeos con conocimientos castrenses que quieran enrolarse en la defensa del país. Una brigada internacional integra ya a varios miles de voluntarios procedentes del viejo continente. Una posibilidad que Kira, en cambio, observa con cierto escepticismo. “Mucha gente está viajando a Ucrania para ayudar en los combates pero los ucranianos estamos haciendo un gran trabajo. Sabemos que nadie vendrá a luchar por nosotros”, opina.

Kira, que preside además reuniones con el grupo de partidos liberales europeos en el que está integrado Ciudadanos, reconoce que la formación militar de miles de voluntarios “necesita tiempo”. “Llevamos una semana de clases y creo que en otros seis días seremos capaces de acompañar a los soldados que están desplegados en las calles”, asevera. “En estos momentos estamos luchando para comprar tiempo. La sensación es que, cada día que pase, el despliegue ruso se vuelve más débil. Esta guerra, no obstante, sólo acabará cuando el régimen sea destruido desde dentro”.

Putin es un dictador loco que ha decidido sacrificar el futuro de su propio país por sus ambiciones de reconstruir el Imperio ruso

Pensando en la reconstrucción

Putin es un dictador loco que ha decidido sacrificar el futuro de su propio país por sus ambiciones de reconstruir el Imperio ruso. Es un enemigo con sangre fría al que debemos parar los pies”, denuncia la política. “Mi país está pagando un elevado precio por enfrentarse a Putin pero, una vez que acabe la contienda, el régimen ruso tendrá que asumir la reconstrucción. Tenga por seguro que Ucrania irá a los tribunales internacionales para obtener una retribución y que financiaremos la reconstrucción confiscando las propiedades rusas en el país. Todo esto no puede salir gratis”.

Una de las tareas que mantiene ocupada a Kira es precisamente pensar en el día, aún remoto, en el que la violencia cese y la clase política local deba asumir la misión titánica de restañar las heridas. “Como diputada es lo que más me preocupa. Estamos trabajando en la legislación que nos servirá para reconstruir el país. Soy muy práctica y cuando sé de una carretera que ha sido bombardeada, pienso en cómo seremos capaces de repararla. Me estoy concentrando en cómo viviremos tras la guerra”.

La única solución es resistir. No hay opciones para la diplomacia

Las armas como vía

La líder liberal de Ucrania no ha perdido la esperanza de que su país, que litiga desde 2014 con las escaramuzas con fuerzas separatistas prorrusas en el este, desconfía de las rondas de negociación que se han celebrado desde el lunes pasado. “Durante los últimos ocho años hemos estado en guerra contra Putin, que nos ha arrebatado nuestros territorios del este. Lo conocemos bien”, replica.

Cuando Putin dice que quiere la paz, lo único que ambiciona es la guerra

“Cuando él dice que quiere la paz, lo único que ambiciona es la guerra. Cuando asegura que sus tropas no se han aproximado a la frontera es que están preparadas para una invasión. Conozco sus dinámicas y no me creo las negociaciones pacíficas. El lunes, cuando concluyó la primera ronda, se iniciaron los bombardeos más intensos sobre Kiev y otras ciudades del país”, aduce.

“La única solución es resistir. La única manera de acabar con todo esto es que Rusia fracase. No hay opciones para la diplomacia”, balbucea. Kira no oculta sus temores en un tiempo incierto, pero incluso en estas circunstancias tiene una respuesta: "Tengo miedo, como todos, de morir en mitad de todo esto pero me atormenta más la idea de vivir otros 40 años pensando y lamentándome por que no hice todo lo que pude para proteger mi país. Es eso lo único que me motiva hoy".