Europa

Ucrania y Rusia dan los primeros pasos hacia el fin del conflicto

Kiev aceptará la neutralidad con garantías de seguridad y el Kremlin comienza una repliegue parcial: señales que alientan una esperanza contenida

Un combatiente ucraniano monta guardia en un control cerca de Kiev

Un combatiente ucraniano hace guardia en un control cerca de Kiev. EFE

El tiempo dirá si estamos en un punto de inflexión en Ucrania o en el arranque de un nuevo capítulo en la guerra. Erdogan quería resultados y apenas tres horas después de sentarse en la mesa de negociación en el Palacio de Dolmabahce de Estambul ucranianos y rusos alentaban la esperanza de que el principio del fin de la guerra está cerca. Aún no hay un acuerdo de alto el fuego, como demandaba el presidente turco, pero sí un primer plan para lograrlo. Las potencias occidentales demandan cautela.

Ucranianos y rusos han destacado que las conversaciones han sido "constructivas" y se han hecho avances "sustanciales", que van a tratarse por las autoridades de Kiev y Moscú. Están puestos sobre la mesa los cimientos de lo que podría conducir a un alto el fuego, al aceptar Ucrania ser un Estado neutral con garantías de seguridad aportadas por Turquía, Canadá y Polonia . Este gesto ha llevado a los rusos a anunciar que empiezan una desescalada en los alrededores de la capital, Kiev, y en Chernígov. Según Tom Bateman, de la BBC, "es el momento diplomático más significativo desde que comenzó la invasión".

Sin embargo, Dmtri Peskov, portavoz del líder ruso, Vladimir Putin, ha rebajado este miércoles las expectativas. Según Peskov, no estamos en un punto de inflexión aunque sí hubo aspectos "positivos" en las conversaciones con los ucranianos. "Nos espera un trabajo bastante largo", ha dicho en rueda de prensa.

En Estambul ha llamado la atención la presencia del oligarca ruso, Roman Abramovich, ex dueño del Chelsea, quien actúa como mediador entre el Kremlin y Kiev. Este lunes se supo que Abramovich y otros dos miembros de la delegación ucraniana habrían sufrido un envenenamiento tras un encuentro en Kiev en la noche del 3 de marzo. Rusia niega tener nada que ver. El ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, advirtió a la delegación de su país que tomara precauciones con todo lo que ingirieran.

"Largo camino por recorrer"

Cuando se van a cumplir cinco semanas desde el inicio de la "operación militar especial", ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, el viceministro ruso de Defensa confirmó esta "reducción de la actividad militar en dirección a Kiev y Chernígov". El ministro de Defensa, Serguei Shoigu, volvió a confirmar que se iban a concentrar en el Donbás.

Sin embargo, el principal negociador del Kremlin presente en Estambul, Vladimir Medinsky, descartó que se tratase de un alto el fuego. "Queda un largo camino por recorrer", ha asegurado Medinsky a la agencia rusa de noticias Tass.

Estados Unidos y Reino Unido observan los movimientos de tropas rusas con escepticismo. Hay desplazamientos de vehículos que portan banderas rusas, según confirman varios funcionarios de EEUU, que si se confirman supondrían "un cambio importante", si bien Moscú puede echarse atrás en cualquier momento.

Los británicos también están a la espera de acontecimientos. "No nos conformamos con menos de una retirada completa de las fuerzas rusas del territorio ucraniano", ha dicho el portavoz del primer ministro. "Queremos hechos, no palabras", ha puntualizado el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken.

Este miércoles el alcalde de Chernígov, Vladyslav Atroschenko, ha dicho que la ciudad sufre un "ataque colosal", lo que contradice la versión del Kremlin de inicio de desescalada en esa zona.

En una conversación telefónica en la que han participado el presidente de EEUU, Joe Biden, el premier británico, Boris Johnson, el canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el italiano, Mario Draghi, destacaron que había que mantener la presión sobre Rusia.

Los turcos son optimistas y venden con acierto su papel como sede de las conversaciones, que empezaron en Bielorrusia, con resquemores de los ucranianos, y siguieron de forma virtual. Han acabado por asentarse en Estambul, donde se produjo el pasado 10 de marzo un primer encuentro entre los ministros de Exteriores, Serguei Lavrov, y Dmytro Kuleba, que resultó decepcionante. Sin embargo, los ucranianos temen que el Kremlin aproveche este parón para reforzarse, dado que la situación no va como esperaban en el campo de batalla.

Neutral con guardaespaldas

La primera cuestión a la que se han referido los ucranianos es la neutralidad. El líder ruso, Vladimir Putin, considera una línea roja que Ucrania entre en la OTAN, y exigía que el gobierno de Kiev se comprometiera a quedarse fuera de la Alianza Atlántica. El ingreso de Ucrania no estaba en la agenda de la OTAN cuando Putin ordenó la invasión del país vecino. Pero el líder ruso reprocha a la Alianza Atlántica haberse ampliado hasta sus fronteras.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ya había dicho que asumía que Ucrania no iba a ser parte de la Alianza Atlántica, pero si va a ser neutral y no va a contar con bases militares extranjeras, tenía que exigir garantías de seguridad. Es decir, que una serie de países actúen como guardaespaldas.

Serían, en principio, Turquía, Alemania, Polonia, Canadá e Israel (el único que no es miembro de la OTAN). Crimea y el Donbás se quedarían fuera de esta cobertura. En caso de que Ucrania fuera atacada, actuarían en su defensa, según el esquema del artículo 5 de la Alianza Atlántica. Con los países garantes se celebrarían conversaciones en las próximas semanas.

Hay base para un acuerdo pero creo que Rusia intentará prolongar las negociaciones alguna semana más para controlar la zona de conexión de Crimea con el Donbás"

rafael calduch, catedrático de rrII en la universidad complutense

"Creo que hay base para un acuerdo en los términos que se está negociando pero creo que Rusia intentará prolongar las negociaciones alguna semana más para lograr controlar la zona de conexión de Crimea con el Donbás", explica Rafael Calduch, catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid.

El acuerdo sería un tratado internacional que comprometería a todas las partes. Ucrania era una potencia nuclear que cedió sus arsenales en virtud del Memorándum de 1994 a cambio de seguir su propio camino como nación soberana. Obtuvo garantías de EEUU, Reino Unido y de Rusia. Esa experiencia ha marcado a Ucrania.

"Cuando los rusos empezaron la guerra, Ucrania ya era neutral. Ucrania no era ni es una amenaza para Rusia. Las garantías de seguridad son a la inversa. Ucrania es quien las necesita. Los rusos plantean las negociaciones como si fueran ellos los que afrontan una amenaza de tipo militar, pero no la hay", asegura Nicolás de Pedro, senior fellow en The Institute for Statecraft de Londres. De Pedro destaca que los ucranianos no pueden bajar la guardia.

El negociador ruso ha asegurado que Rusia no se opone a que Ucrania ingrese en la Unión Europea, como ha solicitado, si bien los Veintisiete no van a darle un acceso rápido. Es llamativo que sea ahora Moscú quien tenga que dar su aquiescencia a que un país soberano forme parte de la UE o no.

Los negociadores ucranianos proponen negociar sobre Crimea y darse un plazo de 15 años para llegar a un acuerdo. En este tiempo renunciarían a recuperar el territorio por la fuerza militar. Ucrania convocaría un referéndum para ratificar lo acordado y después se pronunciarían los Parlamentos de los Estados garantes.

Putin y Zelenski, cara a cara

Todo un proceso que se puede demorar. Mientras tanto, no pueden estar muriendo civiles como ahora ocurre en Mariúpol, la ciudad que se ha convertido en todo un símbolo de la estrategia de destrucción del Kremlin en Ucrania. Urge que ucranianos y rusos acuerden establecer corredores humanitarios para evacuar esta ciudad portuaria donde sigue librándose una batalla casa por casa. La ONU ha confirmado este miércoles que son ya más de cuatro millones los ucranianos que buscan refugio fuera del país.

Sobre las zonas bajo dominio de los separatistas prorrusos en el Donbás, las llamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, hablarían directamente el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y el ruso, Vladimir Putin. Zelenski demanda desde hace tiempo verse directamente con Putin, pero el Kremlin hasta ahora considera que la situación no había avanzado lo suficiente como para que se diera este encuentro.

Los ucranianos no son gente ingenua. Ya han aprendido que solo se puede confiar en un resultado concreto"

presidente volodimir zelenski

En su video del miércoles, Zelenski ha dicho que los ucranianos no son ingenuos y se toman el anuncio de retirada parcial del Kremlin con precaución. "Por supuesto, vemos todos los riesgos. Por supuesto, no vemos ninguna razón para confiar en las palabras de ciertos representantes de un Estado que sigue luchando por nuestra destrucción... Los ucranianos no son gente ingenua. Los ucranianos ya han aprendido durante estos 34 días de invasión y durante los últimos ocho años de guerra en Donbás que solo se puede confiar en un resultado concreto. Los hechos sí suponen cambios", ha indicado el presidente ucraniano.

"El enemigo sigue en nuestro territorio. El bombardeo de nuestras ciudades continúa. Mariúpol está bloqueada. Los ataques aéreos y con misiles no cesan. Esta es la realidad. Estos son los hechos... Sí, podemos calificar de positivas las señales que escuchamos desde la plataforma de negociación. Pero estas señales no silencian la explosión de los proyectiles rusos", ha añadido Zelenski.

Para algunos expertos las novedades de este martes no son sino un espejismo. "Las negociaciones, por un lado, y las amenazas nucleares, por otro, son una distracción para mantener a los europeos esperanzados y nerviosos al mismo tiempo. Moscú quiere que Occidente deje de dar prioridad a las entregas de armas, ya sea por la esperanza de una solución negociada o por el temor a una guerra nuclear. Ninguna de las dos cosas sucederá", apunta en Euractiv Gustav Gressel, investigador senior en el ECFR de Berlín. Según este experto, "habrá una segunda oleada ofensiva una vez que Moscú pueda lanzar nuevas fuerzas al teatro de operaciones". Y da una fecha clave: a partir del 1 de abril, cuando entren más de 100.000 reclutas en las Fuerzas Armadas rusas.

Como ha dicho el presidente Recep Tayyip Erdoban, Putin y Zelenski, a quienes llamó "queridos amigos", tienen "la responsabilidad histórica de alcanzar la paz". Zelenski ha reconocido que su objetivo es salvar tantas vidas como sea posible. Y a Putin el tiempo le apremia para que la "operación militar especial" deje de ser una sangría. Sin embargo, para Putin es más fácil esconder a las víctimas y buscar subterfugios para explicar las razones de las sanciones de las potencias occidentales. Tiene que llegar un momento en el que Putin entienda que seguir la guerra le perjudica más que ordenar a los participantes en la "operación militar especial" que se retiren a sus cuarteles. Para no volver a salir.

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