Internacional

La derrota de Járkov: la última coartada de Putin para purgar al Ejército

Vladimir Putin, presidente de Rusia, junto a oficiales de su ejército

El presidente ruso, Vladimir Putin, en la celebración del Día de la Victoria. EUROPA PRESS

Vladimir Putin comienza a purgar a sus generales ante los fracasos militares en Ucrania. A tres meses de que comenzase la invasión, la falta de avances de las tropas rusas en suelo ucraniano ha llevado al presidente ruso a despedir a varios altos comandantes en las últimas semanas.

Así lo afirma un informe del Ministerio de Defensa británico, que apunta al teniente general Serhiy Kisel, comandante del primer Ejército de Tanques de la Guardia de Élite encargado de tomar Járkov, como el último en caer en desgracia. La resistencia de las filas ucranianas en la segunda ciudad más grande del país han presionado a las tropas de Moscú hasta el punto de que un contraataque a gran escala ha impedido la toma de la ciudad.

La segunda gran derrota del Kremlin, después de Kiev, por la que Kisel ha sido "suspendido" de su cargo junto a otros oficiales cuya actuación se considera "deficiente" durante la etapa inicial de la guerra, según el citado informe.

El caso del general encargado de tomar Járkov es solo un eslabón más dentro de una cadena de ceses que no para de crecer. El vicealmirante Igor Osipov, comandante de la Flota del Mar Negro de Rusia, también habría sido cesado tras el hundimiento del buque insignia Moskva el pasado abril. Un ataque cuya autoría se atribuyó el Ejército ucraniano al hablar de dos misiles impactados contra el barco.

Ni los más cercanos a Putin se salvarían de quedar en la cuerda floja. El mismo texto explica que Putin habría perdido, además, la confianza en su general de mayor rango en Ucrania, Valeriy Gerasimov, uno de los favoritos del líder ruso desde la guerra en Siria, ya que su campaña militar en Ucrania "se tambalea", según el Ministerio de Defensa.

Las represalias comenzaron en marzo, con el despido y arresto de uno de los principales mandos militares del país, Roman Gavrilov, por supuestamente haber filtrado información sobre el Ejército ruso.

Tanto la falta de un mando de dirección claro, de equipaje y material adecuado y la escasa experiencia y preparación de los soldados, además de importantes ajustes tácticos por parte de Putin, habrían precipitado el fiasco llevando al mandatario a buscar culpables.

Sin embargo, los despidos de altos mandos del Ejército podrían terminar de desquebrajar aún más las tácticas militares rusas, pues muchos oficiales se verían en la tesitura de no comunicar a sus superiores las decisiones estratégicas clave por miedo a perder sus trabajos.

"Probablemente prevalezca una cultura de encubrimientos y chivos expiatorios dentro del sistema militar y de seguridad ruso", afirman desde Defensa. "Es posible que esto ejerza una mayor presión sobre el modelo centralizado de mando y control de Rusia, ya que los oficiales buscan cada vez más aplazar las decisiones clave a sus superiores", agrega la nota. Bajo estas condiciones, sería "difícil" que Moscú "retomase la iniciativa".

El estancamiento de los avances como el de Járkov ha hecho que Putin concentre la presencia de tanques en el Donbás y en el flanco oriental para asegurar el control sobre las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

La caída de Mariúpol es la única gran victoria que por el momento puede apuntarse Rusia. Casi mil milicianos de la planta siderúrgica Azovstal, último bastión de la resistencia ucraniana en Mariúpol, se han rendido en las últimas horas, heridos, sin víveres y sin munición para combatir y tomados como prisioneros de guerra y trasladados a territorio ruso para ser juzgados por "terroristas". Decenas de miles de ucranianos han perdido la vida en la ciudad que desde el comienzo de la invasión fue objetivo directo del Kremlin.

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