Los ucranianos de las regiones ocupadas por Rusia, como Jersón y parte de Zaporiya, podrán acceder a la ciudadanía rusa por la vía rápida, como ya ocurría en las zonas controladas por los separatistas prrorusos en Donetsk y Lugansk. El líder ruso, Vladimir Putin, que este miércoles ha visitado a soldados víctimas de la guerra, ha firmado un decreto que simplifica el proceso de acceso a la ciudadanía y al pasaporte rusos.
Quienes lo demanden no necesitan haber vivido en Rusia ni aprobar un examen de ruso. Tampoco han de aportar pruebas sobre sus ingresos, según informa The Guardian.
Jersón, en el sur, está bajo control de las tropas rusas. Zaporiya, en el sureste, no está totalmente bajo mando del Kremlin. En estas zonas el rublo ya funciona como moneda de cambio.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania ha indicado que este plan de Moscú viola el derecho internacional. Es, según Kiev, una prueba más de los objetivos de guerra "criminales" del Kremlin. "La emisión ilegal de pasaportes… es una violación flagrante de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, así como de las normas y principios del derecho internacional humanitario", dice una declaración oficial.
Según la diputada ucraniana Ivanna Klympush-Tsintsadze este decreto "convierte la ocupación en anexión". Ha añadido que las fuerzas rusas están destrozando el país. "Primero destruyen y después roban nuestros territorios y nuestra gente", ha añadido la diputada.
En el Donbás se libra ahora una batalla que tanto Ucrania como Rusia reconocen que va a ser crucial. El portavoz del Ministerio ucraniano de Defensa, Oleksander Motuzyanyk, ha dicho: "La situación en el frente oriental es muy complicada. El destino de nuestro país se está decidiendo ahora en el Donbás". También las fuerzas rusas ven decisiva esta batalla.
La ciudad de Severedonetsk sufre los peores ataques de artillería y está siendo rodeada. Corre el riesgo de ser destruida totalmente. "Están tratando de borrar Severedonetsk de la faz de la tierra", ha dicho el gobernador de Lugansk, Serhyi Haidai, quien ha denunciado la falta de gas y la escasez de agua y electricidad.
Lysychansk, ciudad gemela de Severedonetsk en el lado occidental del río Siversky Donetsk, tendrá el mismo destino. En Donetsk, es la ciudad de Kramatorsk la que sufre más los ataques rusos.
Según el jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kyrylo Budanov, hay falta de armas pesadas, debido a los retrasos en la llegada de la ayuda militar del exterior. El ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, insiste en todas sus intervenciones que siguen necesitando "armas, armas y armas". Es lo que puede marcar la diferencia en favor de Ucrania.
Después de tres meses de guerra sin grandes victorias que atribuirse salvo la costosísima toma de Mariúpol, Rusia pretende el dominio total de las dos repúblicas que estaban parcialmente bajo poder de los separatistas prorrusos: Donetsk y Lugansk. Su objetivo es atrapar a las fuerzas ucranianas en ese flanco oriental. Para conseguirlo también ha dado un paso encaminado a movilizar más tropas: el Parlamento ruso ha eliminado el límite de 40 años para la adscripción al Ejército.
Los ucranianos resisten con fiereza. Confían en aguantar y recuperar terreno como lo hicieron en la región de Járkov recientemente, donde la población que huyó comienza a regresar. Es entonces cuando se encuentran sus hogares destrozados y algunos de sus conocidos muertos o heridos.
El balance en muchos enclaves es estremecedor. Según fuentes ucranianas, unas 22.000 personas han perdido la vida en Mariúpol, la ciudad portuaria que ha caído en manos rusas una vez que venció la resistencia en la acería de Azovstal. Sus defensores, en poder de las fuerzas rusas, corren el riesgo de ser juzgados por terroristas.
Los planes de paz, pura fantasía
Da idea de lo lejos que quedan las negociaciones de paz escuchar al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ante el Foro de Davos. Zelenski reclamó "todos sus territorios", en alusión a la anexionada Crimea y el Donbás bajo dominio de los separatistas prorrusos en 2014. Para empezar instó al Kremlin a retirarse a las posiciones del 24 de febrero, cuando Putin ordenó la invasión de Ucrania.
El ex primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, ha dicho que cualquier acuerdo de paz que sugiera que la Federación Rusa ha de retirarse de Crimea se considerara como una amenaza de guerra. Y cuando se habla de la arquitectura de seguridad Rusia defiende que la OTAN vuelva a la situación de 1997, antes de la ampliación, lo que es inconcebible. Al contrario, la OTAN crece: Suecia y Finlandia están ahora en la sala de espera.
Zelenski ha insistido en que la unidad de Europa es imprescindible para vencer al Kremlin. "Mi pregunta es: ¿Hay unidad en la práctica? No la veo. Nuestra gran ventaja sobre Rusia sería estar verdaderamente unidos. Necesitamos el apoyo de esa Europa unida". Entre quienes desentonan e incluso aprovechan las circunstancias está el primer ministro húngaro, Viktor Orban, que ha aprobado el estado de emergencia para atribuirse más poderes con el argumento de la invasión rusa de Ucrania.
Zelenski insiste en negociar directamente con Putin, que este miércoles, tras visitar por primera vez a heridos en el hospital Mandryka de Moscú, los rendía homenaje como "auténticos héroes" que se han jugado su vida por "los niños del Donbás".
Mientras tanto, el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha advertido a Occidente sobre las pretensiones del Kremlin de sembrar la confusión. Moscú habría ofrecido desbloquear algunos puertos del Mar Negro a cambio del levantamiento de algunas sanciones. Kuleba ha dicho que es "un chantaje" y que cualquiera que lo dude debería "visitar las tumbas de los niños ucranianos" víctimas de la guerra.
Horas más tarde, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso echaba por tierra el plan de paz que ha puesto sobre la mesa Italia. María Zajarova ha dicho que el plan, que implicaba a la ONU, la UE y la OSCE como facilitadores de altos el fuego localizados, es "pura fantasía". Según Zajarova, "no puedes dar armas a Ucrania con una mano y proponer una resolución pacífica con la otra". Y ha añadido: "Si esperan que la Federación Rusa se acople a cualquier plan occidental, no han entendido nada".
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