El 24 de febrero la perplejidad se apoderó de Europa. Décadas de estabilidad en el continente se hicieron añicos con la orden televisada del presidente ruso, Vladimir Putin, de emprender una "operación militar especial" para "desnazificar" Ucrania, tras meses negando cualquier plan de invasión mientras, al mismo tiempo, incrementaba el número de tropas en la frontera. Una ofensiva que se ha ganado duras sanciones de la Unión Europea y que este viernes cumple cien días, lejos de los objetivos de conquista que se fijó el Kremlin durante las primeras fases de su guerra relámpago, hoy prácticamente reducida al Donbás y la parte oriental. Moscú controlaría a día de hoy el 20% del territorio, según el presidente Volodimir Zelenski. Representa el triple de los territorios que ya administraban Moscú y los separatistas desde 2014.

Del brutal asedio de Mariúpol y la devastación en Járkov al reguero de muerte en Kiev, la resistencia ucraniana ha logrado impedir la toma de la mayoría de ciudades clave, pero el precio a pagar sigue siendo alto: el mandatario ucraniano asegura que más de 100 personas mueren al día en el este. Estos son los momentos clave de la ofensiva:

Día 1

En la madrugada del 24 de febrero se confirmaban los peores presagios. Vladimir Putin lanza un ataque por tierra, mar y aire desde el norte (frontera bielorrusa), este (frontera rusa) y sur (península de Crimea). Los bombardeos a Kiev y ciudades como Járkov o Jersón dejan decenas de muertos en las primeras horas, mientras los tanques rusos avanzan hacia la ciudad portuaria de Odesa tras capturar el complejo nuclear de Chernóbil. Zelenski declara la ley marcial y cierra el espacio aéreo mientras los vetos a Rusia por parte de la UE empiezan a gestarse. La huida hacia el oeste comienza para millones de ucranianos ante el temor de que Moscú tome la capital y los enclaves orientales.

En la frontera

El número de refugiados a causa del conflicto supera ya los 6 millones, según Naciones Unidas, la mayoría mujeres, niños y personas mayores. La organización también cifra en 5,2 millones los menores que necesitan ayuda humanitaria.

Entrada en Kiev

Ucrania responde con una fuerza que el Kremlin no había previsto. El 28 de febrero, tres días después de que Zelenski se grabase en vídeo en Kiev para desmentir los rumores de que había abandonado el país, helicópteros rusos se hacían con el aeropuerto internacional de Hostomel, en el óblast de la capital, tras el asalto, acrecentando los temores de una entrada inminente en Kiev. Tras dos semanas de disputa por el control de la base, las filas invasoras se retiraron al no haber alcanzado sus objetivos militares.

Toma de Jersón y asedio de Mariúpol

A una semana de contienda, el 2 de marzo las tropas rusas asumen el control de Jersón, primera ciudad en caer y territorio vital para poder conectar por tierra la península de Crimea, anexionada en 2014, y Donetsk. Rusia afianza el avance en el sur con el fin de hacerse con el mar Negro y el mar de Azov para aislar marítimamente a Ucrania. Los ataques a Járkov y Chernígov continúan mientras la entrada a la capital se estanca.

Simultáneamente, el enclave portuario de Mariúpol comienza a sufrir un bloqueo que se recrudece a lo largo de semanas, dejando a cientos de miles de civiles sin electricidad, agua y enseres y con ataques a los corredores humanitarios que impiden la evacuación. El sitio ininterrumpido, que ha causado más de 20.000 muertos, según el alcalde de la ciudad, ha sido tachado de “apocalíptico” por las autoridades ucranianas y se ha convertido en el símbolo de la resistencia. El sufrimiento de la población civil quedó retratado con los brutales ataques aéreos a los hospitales materno-infantiles. En la imagen, las consecuencias del asedio en el zoo de la ciudad.

Ataque al teatro de Mariúpol

Unas mil personas se resguardaban en el teatro de Mariúpol cuando las bombas comenzaron a caer el 16 de marzo. No hay consenso en la cifra de muertos, aunque las autoridades locales hablaron de unos 300. Esta agresión arrojaba las primeras evidencias sobre los ataques deliberados por parte de Rusia contra la población civil, aunque el Ministerio de Defensa ruso atribuyó el ataque al batallón Azov para “provocar” al enemigo. La calzada del edificio tenía escrito la palabra “niños” en ruso con letras blancas enormes para informar de que había menores de edad dentro y evitar un bombardeo. Las tropas controlan la parte este de la ciudad, arrasada por los combates. En la imagen, el teatro destruido tras el ataque.

Masacre de Bucha

El 29 de marzo, con la retirada parcial de los blindados rusos de la región de Kiev, las filas defensoras comienzan a entrar en las ciudades del noroeste, asoladas tras un mes y medio de asedio, y descubren cientos de cadáveres en Bucha y Borodyanka, entre otras. Cuerpos de civiles tirados en el asfalto, maniatados junto a su bicicleta y con un tiro en la cabeza, fosas comunes donde asoman los pies y las manos… El nivel de atrocidad perpetrado en estas zonas es el indicio más importante de presunta comisión de crímenes de guerra, avalado por las imágenes satelitales y los testimonios. Tras conocerse la masacre, Naciones Unidas expulsa a Rusia del Consejo de Derechos Humanos.

Estación de trenes de Kramatorsk

Un misil ruso impactaba el 8 de abril en la estación de trenes de Kramatorsk, al norte de Donetsk, dejando decenas de muertos y cientos de heridos, la mayoría mujeres y niños, entre las 4.000 personas que se disponían a empezar una nueva vida lejos del horror de la guerra. Las fuerzas invasoras tenían constancia de que la estación era un punto de evacuación de civiles.

La gran ofensiva en Donetsk

El fracaso ruso en la captura de Kiev lleva a Rusia a aunar arsenal y soldados en la parte este del país, lanzando una gran ofensiva el 18 de abril con el fin de asegurarse el control de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, con ataques de artillería que llegan hasta Mykolaiv. “La gran batalla” por el control del Donbás, como anunció Zelenski, marca un giro en el desarrollo de la guerra.

Día de la Victoria

El 9 de mayo fue una jornada de expectación en Occidente. Ese día, el mandatario ruso ofrecía su discurso anual por el Día de la Victoria con un balance en suelo ucraniano que por el momento dejaba a Moscú sin ningún triunfo reseñable, a pesar de que Mariúpol se encaminaba hacia su caída. En un paralelismo con la Segunda Guerra Mundial, Putin glorificó la lucha contra los “nazis apoyados por Washington” y aseguró que su “operación militar especial” es en defensa propia “por la seguridad del Donbás”.

Rendición de Mariúpol

Los alrededor de mil combatientes que quedaban dentro de Azovstal, la acería de Mariúpol y último bastión de la resistencia ucraniana, se rindieron el 17 de mayo, heridos y tras días sin comida ni munición para defenderse. Salieron de la base desarmados y fueron desplazados a autobuses rumbo a suelo ruso como prisiones de guerra para ser juzgados por “terroristas”. Tras tres meses de devastación, la caída de la ciudad es la primera y por ahora única gran victoria que puede atribuirse Putin tras los fiascos de Kiev y Járkov.

Batalla en Severodonetsk

El 1 de junio las autoridades informaban de que las fuerzas rusas habían asaltado la capital de Severodonetsk, único territorio de Lugansk con el que Rusia completaría su poder sobre la región. Asimismo, las autoridades regionales denunciaron 24 horas antes que las fuerzas rusas alcanzaron una planta química ubicada en la localidad y que podía acarrear consecuencias nefastas. Al mismo tiempo, un periodista francés fallecía en dicha ciudad por un ataque ruso al vehículo en el que viajaba junto a civiles evacuados. El reportero gráfico Frédéric Leclerc-Imhoff, de 32 años, llevaba seis años trabajando para la cadena BFMTV.