El estatal Consejo Nacional de Derechos Humanos de Marruecos (CNDH) acusa ahora a las autoridades españolas de no haber socorrido a los migrantes durante el salto masivo de la valla entre la ciudad marroquí de Nador y la española de Melilla el pasado junio, que provocó la muerte de 23 emigrantes.

Se trata de las conclusiones preliminares del organismo gubernamental presentadas este miércoles en rueda de prensa en Rabat, a partir de los indicios recabados supuestamente por una comisión exploratoria enviada Nador y alrededores para arrojar luz sobre la tragedia.

A partir de esta información, la comisión atribuye la violencia a "la reticencia o la vacilación de las autoridades españolas a la hora de prestar la asistencia y ayuda necesarias, a pesar de los empujones y choques de los migrantes frente a los torniquetes que permanecían herméticamente cerrados". "Esto probablemente provocó un aumento del número de muertos y heridos", asegura la presidenta del Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Amina Bouayach.

Según el consejo magrebí, las muertes registradas fueron causadas por asfixia mecánica debido a la sofocación provocada por el empuje y el amontonamiento de un gran número de víctimas en un espacio herméticamente cerrado. Descartan, además, el uso de violencia por parte de la gendarmería marroquí, como denunciaron las organizaciones de derechos humanos. "Tanto las autoridades como las asociaciones no gubernamentales y los migrantes heridos en el hospital han sostenido unánimemente que no se recurrió a las balas y que las fuerzas del orden marroquíes utilizaron porras y gases lacrimógenos", ha manifestado Bouayach.

Según los datos facilitados por las autoridades marroquíes, 23 personas, en su mayoría sudanesas, perdieron la vida en su intento de llegar a territorio español. Otras 76 habrían resultado heridas, 13 de ellas de gravedad. No obstante, las cifras que proporcionan ONG marroquíes elevan el número de muertos a 37. El Ministerio de Interior marroquí asegura, además, de que 140 agentes marroquíes fueron heridos, incluyendo cinco de gravedad. Un día después del salto, Pedro Sánchez calificó "bien resuelta" la gestión de la tragedia. Días más tarde, reconoció que por aquel entonces no había visto las instantáneas de los cadáveres apilados junto a la valla.