El anuncio de movilización parcial para aumentar los recursos militares en la invasión de Ucrania ha generado un estado de cierto pánico en la sociedad rusa. La posibilidad de una movilización a gran escala que lleve al frente a reservistas ha generado un efecto inmediato: vuelos llenos para salir del país e incertidumbre en algunos pasos fronterizos con personas que no se quieren ver involucradas en la guerra de Vladimir Putin.

Poco después de anunciarse el plan del Kremlin, las principales páginas de venta de billetes de avión ya no ofertaban plazas a destinos como Turquía, Georiga o Armenia, que no exigen visados a los pasajeros procedentes de Rusia. A las horas, también era ya imposible encontrar pasajes a países de Asia Central como Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán o Kirguistán.

La situación cerca especialmente a los hombres de entre 18 y 65 años, que temen por verse forzados a no poder abandonar el país. Este mismo martes, de hecho, se endureció el Código Penal para aumentar castigos a desertores y aquellos que no cumplan con obligaciones militares.

El Kremlin no ha aclarado si la movilización parcial anunciada este miércoles por el presidente ruso, Vladimir Putin, implica también una prohibición de salida del país para los potenciales reservistas --hasta 300.000, según datos del Gobierno--.

"No puedo responder a esta pregunta por ahora", ha señalado el portavoz de la Presidencia, Dimitri Peskov, durante unas declaraciones a los medios en las que ha prometido que habrá más "explicaciones" en el futuro sobre la llamada a filas.

Tal como hiciese Putin horas antes, Peskov ha justificado esta medida excepcional, por las amenazas que supuestamente sufre Rusia desde el exterior, informa la agencia Interfax. También ha denunciado los ataques lanzados desde territorio ucraniano.

La movilización precede a los referéndums que arrancarán el viernes en varias regiones del este de Ucrania controladas total o parcialmente por las fuerzas.