Las Fuerzas Armadas de Ucrania han acelerado su contraofensiva para tratar de expulsar a las tropas rusas de su territorio, especialmente en Jersón, donde ya se han liberado cerca de 550 localidades y tan solo 32 siguen bajo control de Rusia, según el gobernador, Oleg Sinegubov. Las tensiones se han intensificado en la región hasta tal punto que Rusia y Ucrania se han acusado mutuamente de estar preparando un ataque contra la presa de una central hidroeléctrica en la localidad de Nueva Kajovka.
El Ejército ruso ha recrudecido en las últimas semanas su ofensiva sobre Ucrania, atacando de forma mayoritaria las principales instalaciones eléctricas del país, provocando así interrupciones del suministro, en ocasiones programadas y en otras por fallos en la infraestructura.
El despliegue militar conjunto entre fuerzas bielorrusas y rusas ha alimentado las dudas en torno a la posible implicación definitiva del régimen de Lukashenko en la guerra. Lukashenko ha afirmado que el país lleva 25 años "preparándose para la guerra", aunque ha descartado que esté en marcha una movilización como la decretada en la vecina Rusia o que tenga previsto tomar la iniciativa. "Si no quieren luchar contra nosotros, no habrá guerra", ha sentenciado.
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