En un apartamento de Vilna, la capital de Lituania, se sueña la Rusia que sucederá a Vladimir Putin, precipitada -dicen- por la derrota segura de su ejército en tierras ucranianas. Hasta medio centenar de activistas rusos, insultantemente jóvenes, trabaja en la campaña de Alexei Navalny, el principal líder de la oposición rusa que, tras sobrevivir a un envenenamiento, cumple años de cárcel en su país natal.

El perfil de los empleados de este cuartel general en el exilio coincide con el de Dmitriy Nizovtsev, un joven periodista curtido en las manifestaciones que recorrieron Rusia hace un lustro. Fue entonces cuando conoció personalmente a Navalny y desde entonces ha permanecido a su lado, en las trincheras contra Putin, como youtuber de una plataforma creada por Navalny. “Es un tipo absolutamente brillante que tiene muchas ideas. ¿Cómo hacer que la oposición a Putin fuera útil para la gente y cómo ser una llama en la oscuridad?” Navalny es el único que puede hacer eso”, explica Nizovtsev, quien hace las veces de portavoz de la Fundación Anti Corrupción, prohibida en Rusia pero relanzada el pasado año desde Lituania.

“Incluso ahora que lleva más de dos años entre rejas, mucha gente nos envía cartas con mensajes muy similares: 'Gracias a él guardo alguna esperanza de que Rusia pueda cambiar'. Para todos nosotros, en una figura de esperanza. Confíamos en su liberación”, agrega Nizovtsev. Navalny, de 46 años, se halla confinado en la prisión de máxima seguridad IK-6 en Melekhovo, a unos 250 kilómetros al este de Moscú, sometido a menudo a largos periodos de aislamiento. Es un detractor de la invasión rusa en Ucrania.

Dmitriy Nizovtsev, durante la entrevista en Vilna. FRANCISCO CARRIÓN

"Es la nueva Corea del Norte"

La biografía de ambos, líder y discípulo, guardan cierta similitud. Navalny inició su calvario carcelario al regresar hace dos años de Alemania, donde había sido tratado por un ataque con veneno en Siberia en 2020 que los médicos que le atendieron identificaron como un agente nervioso de estilo soviético. Por aquel entonces Nizovtsev abandonó Rusia para establecerse junto al resto del equipo en Lituania. “Nos trasladamos a Vilna porque se había vuelto demasiado peligroso permanecer en Rusia. Yo mismo estuve en dos ocasiones en prisión, apenas once días en total, pero aquellas acusaciones supondrían hoy años entre rejas”.

Desde las hileras de ordenadores que ocupa la retaguardia de Navalny en el exilio, la guerra en Ucrania se observa como la última de las calamidades que Putin ha hecho caer sobre la sociedad rusa. La enésima plaga que sojuzga al país. “Me sorprendo cuando encuentro algún tuit de hace una década en el que decíamos que éramos como Corea del Norte. En estos momentos la situación en Rusia no puede ser peor. Nos parecemos mucho al régimen coreano. Hace dos o tres años, alguien podía ir a una reunión en Rusia y después podía pasar quizá diez o treinta días en la cárcel. Por eso mismo hoy puede pasar cinco años en prisión. Hace tan solo dos años Navalny vivía en Moscú. Hoy cualquier que le profesa simpatía es catalogado como extremista. Es inimaginable que Putin esté tan loco como para hacer todo esto”.

Nizovtsev dedica parte de sus esfuerzos a desenmascarar a los magnates y artistas que siguen del lado de Putin. Visita y se cuela en sus imponentes palacetes en suelo europeo para exhibir la desorbitada e injustificada opulencia de sus propietarios. “Presumen de ser patriotas, pero no lo son sino herramientas en manos de Putin”, replica. Sus últimos hallazgos se hallan en Italia y España, con propiedades asociadas a partidarios del Kremlin. “Putin es un criminal. Siempre quiso pasar a la Historia, pero se equivocó: no estará cerca de Gandhi o Lincoln, como pretendía; sino que seguirá la estela de Pol Pot, Hitler, Stalin y así sucesivamente. Es un dictador y un ladrón. Queriendo salvar la fortuna que amasó se ha convertido en un dictador”.

Putin quiso pasar a la Historia, pero se equivocó: no estará cerca de Gandhi o Lincoln, como pretendía; sino que seguirá la estela de Pol Pot, Hitler o Stalin. Es un dictador y un ladrón

Una red de testaferros

A juicio de la fundación que dirige la esposa de Navalny junto a un grupo de intelectuales y activistas internacionales, Putin ha atesorado en estas tres décadas en el poder “miles de millones de dólares”. “Hemos comprendido además cómo actúa. Se ha rodeado de algunos amigos que hacen las veces de testaferros. Le guardan el dinero y disfrutan a la vez de su fortuna y su tren de vida”, detalla Nizovtsev.

¿Cómo Putin va a sobrevivir tras esta derrota?

Los pronósticos en la oficina de Navalny no dejan lugar a dudas: “Mi país va a perder la guerra en Ucrania”, esboza sin titubeos el joven. “Desconozco lo que sucederá después. ¿Cómo Putin va a sobrevivir tras esta derrota? En estos momentos somos unos marginados a nivel internacional. Tras el fin de la guerra, solo habrá dos caminos: La sociedad rusa será consciente de que Putin no es el líder que esperaban y le hará una revolución; o vivir durante años en un estado de aislamiento, con un líder proscrito. Confío en que el pueblo ruso vea a Putin como un perdedor y lo quite de escena”, arguye.

El ataque de Nochevieja perpetrado por las fuerzas ucranianas contra una antigua escuela en Makiivka, en el Donbás, usada por las tropas de Putin, dejó un reguero de muertos, decenas de soldados rusos caídos por una salva de HIMARS. “Lo que hemos visto estos días es que Rusia ha traicionado a sus propios uniformados que luchan en Ucrania. Después de la tragedia en Nochevieja, el ministerio de Defensa culpó a sus propios soldados del ataque por el uso de teléfonos móviles, que sirvió para ser localizados por las fuerzas ucranianas”, comenta el portavoz. “Putin se ha vuelto más cruel de lo que era. Ni siquiera ha establecido un comité de ayuda para las viudas e hijos de esos soldados”.  

Dmitriy Nizovtsev junto a Navalny, en una fotografía de archivo. CEDIDA

"Será una guerra larga"

“Putin y su círculo han comprendido que va a ser una guerra larga y que es probable que tragedias como la de principios de este año se multipliquen, con cientos de bajas. En cualquier caso, será la última guerra del Putinismo y su líder no sobrevivirá”, alega. En los probables escenarios, Nizovtsev no atisba la posibilidad de que alguien del entorno más directo de Putin pueda tomar las riendas de la Federación Rusa. “La historia lo descarta. Tras la muerte de Stalin, se pensó que el sucesor sería su número dos, pero su pirámide fue completamente destruida y el elegido fue Khrushchev. Putin, además, construyó un sistema que carece de 'número dos'”.

Rusia ha traicionado a sus propios uniformados que luchan en Ucrania tras el ataque ucraniano de Nochevieja

Un futuro para el que se preparan en una oficina de Lituania, un país que comparte cientos de kilómetros de frontera con Rusia y que les ha proporcionado cobijo a los disidentes que han huido de una justicia convertida en brazo ejecutor de la represión. “Tenemos que ser optimistas, porque eso nos proporciona la capacidad de vivir de este modo. Nunca fue mi sueño vivir fuera de Rusia”. En su cuartel, Navalny es la única opción. “Es la única alternativa”, concluye. 

Condiciones de cautiverio cada vez más precarias

En las últimas semana el opositor ruso, que cumple condenas por un total de once años por fraude y desacato, ha denunciado a través de la cuenta de Twitter que administran sus allegados la deplorables condiciones en las que se encuentra encarcelado.

Navalny asegura que padece dolores de espalda cada vez más fuertes debido a los largos periodos en régimen de aislamiento. Un tormento que, a su juicio, se inscribe en una estrategia deliberada de las autoridades para minar su salud y su moral. El disidente denuncia, además, que le han inyectado fármacos desconocidos. “Si encierras a una persona en una celda de castigo, donde puede estar de pie o sentada en un taburete de hierro durante 16 horas al día, al cabo de un mes en esas condiciones incluso una persona sana tendrá sin duda dolores de espalda. He pasado los últimos 3 meses así. Naturalmente, me duele mucho la espalda”, explica Navalny en un mensaje trasladado por sus abogados y círculo más cercano.

Recientemente también ha denunciado la visita a su cárcel de Yevgeny Prigozhin, fundador de la empresa militar privada Wagner, con el propósito de reclutar convictos para la guerra en Ucrania. Según su relato, un “testigo presencial” le había informado de esos encuentros. Prigozhin ofreció a los presos un indulto si sobrevivían seis meses en las filas de Wagner, y que entre 80 y 90 de ellos aceptaron la propuesta después de que se les diera cinco minutos para considerarla. “En Rusia se están destruyendo los cimientos de la ley en aras de una futura derrota en una guerra vergonzosa”, pronosticó Navalny.