Se reconoce como un “rara avis” entre la élite económica que durante décadas ha cementado el poder de Vladimir Putin. Hasta su huida de Moscú, Igor Volobuev ejercía como ex vicepresidente de Gazprombank, el tercer mayor banco de Rusia, propiedad del gigante petrolero Gazprom. Durante años trabajó para su matriz y atesora una preciada información sobre el sector gasístico ruso, hoy en el radar del próximo paquete de sanciones que prepara la Unión Europea.

“Ciertamente mi ejemplo es único. No conozco a ninguna otra persona que ocupara una posición tan alta y que abandonara su cargo, no solo para abrazar el exilio sino además para viajar a Ucrania”, relata Volobuev en una entrevista exclusiva con El Independiente. Desde hace semanas, reside en Kiev. “Fue mi decisión establecerme aquí”, precisa. “Tomé la decisión de abandonar todo lo que tenía en Moscú escuchando mi corazón. Si hubiera seguido los dictados de mi cabeza, habría actuado diferente. Si mi ideal fuera tener una vida exitosa y llena de lujos tendría que haber tomado otras decisiones. Para mí es realmente importante no comprometer mis valores y mi conciencia”, arguye.

Volobuev asegura estar tranquilo. “Por primera vez en mucho tiempo no albergo malos sentimientos sobre mi persona y me siento en equilibrio”, esboza. “Lo más importante es que no podía ser por más tiempo parte de los crímenes cometidos por Rusia. Si hubiera permanecido allí, me hubiera convertido también en un criminal. Ahora puedo ser, en cambio, un acicate para otras personas en mi situación. Mi contribución a la victoria es que mi ejemplo se convierta en modelo y que quienes están en posiciones de poder dejen de tener miedo".

Lo más importante es que no podía ser por más tiempo parte de los crímenes cometidos por Rusia. Si hubiera permanecido allí, me hubiera convertido también en un criminal

Itinerario de huida

Es una de las primeras ocasiones en las que aborda en público su travesía de salida de Moscú. “Tomé la decisión a contrarreloj, en las primeras jornadas del inicio de la guerra en febrero. Tenía algunas dudas. Alguna gente me decía por qué había aguantado tanto y por qué no había decidido nada desde 2014, cuando Rusia empezó a ocupar el oeste de Ucrania y se anexionó Crimea. En febrero entendí que no podía permanecer callado y hacer lo que había hecho hasta entonces”.

El ex vicepresidente de una de las principales entidades financieras de Rusia acabó optando por sus raíces. Había crecido en la ciudad ucraniana de Okhtyrka, la conocida como capital del petróleo en el país. Se mudó a Moscú con 18 años. Los acontecimientos de la última década exacerbaron las contradicciones personales que concitaba su biografía. Hasta que el conflicto interno fue inevitable. “Compré un billete hacia Estambul. Y desde allí otro hacia Riga. Allí empezó mi complicado viaje para llegar hasta Ucrania porque es realmente duro para los ciudadanos rusos poder acceder a este país”, admite.

Quería cruzar la frontera a pie. Luego me dije que mis posibilidades de sobrevivir eran remotas y que era una idea bastante loca

Su primer impulso había sido cruzar la frontera. “He escuchado que algunos rusos han atravesado ilegalmente la frontera y se han unido a las fuerzas ucranianas y ahora están luchando contra Rusia. Honestamente tuvo esa idea inicial. Quería cruzar la frontera a pie. Y pensé hacerlo hacia Okhtyrka, mi pueblo natal, a tan solo 54 kilómetros de Rusia. Luego me dije que mis posibilidades de sobrevivir eran remotas y que era una idea bastante loca. Pero cuando llegué a Ucrania me dijeron que había rusos que lo habían conseguido”, narra.

El ex ejecutivo asegura que “es realmente duro responder a la pregunta de si siento nostalgia de mi vida en Moscú”. “Dejé cosas muy importantes en Moscú pero no quiero hablar sobre ellas. No lamento haber tomado la decisión que adopté. Si me preguntas si ahora tuviera la oportunidad de actuar de un modo diferente, definitivamente haría lo mismo”, replica. La única línea roja que impone es el paradero de su círculo íntimo. "En estos momentos no estoy dispuesto a hablar de mi familia. Lo único que puedo decir es que no tengo contacto con nadie que se halle en Rusia, pero estoy al tanto de algunas cosas que están ocurriendo allí”.

"Un momento de involución"

Después de semanas de destierro, Volobuev se muestra inquieto por la deriva de su país. “Rusia está en un momento de involución. Todo el mundo ha escuchado las reivindicaciones que Rusia ha hecho para reunir el espacio postsoviético y restaurar la Unión Soviética. Pero eso constituye una tragedia. Rusia es un estado hoy de criminales y es algo que el mundo exterior debería detener”, murmura. “La victoria habrá que obtenerla en el campo de batalla. Ucrania ganará con el apoyo de la comunidad internacional, mediante el suministro de armas y a través de las sanciones económicas a Rusia. Es algo crucial. La comunidad internacional puede parar a Rusia”.

Conoce como pocos los despachos donde se dirime el destino de Rusia. Durante años estuvo en contacto con Alexei Miller, el director ejecutivo de Gazprom, la mayor compañía de Rusia y el gigante de la energía del mundo. “Putin lo escogió por su lealtad. Es de esas personas que no cambiará de percepciones y que no renunciará a apoyar a Putin”, advierte Volobuev. “Es un icono de lo que ha sucedido en Rusia. Putin elige a gente en las diferentes esferas, política o económica, guiado por la lealtad. No se precisa haber recibido una buena educación o demostrar gran competencia en un campo determinado. Lo que más pesa es la lealtad”.

El director ejecutivo de Gazprom es un icono de lo que ha sucedido en Rusia. Putin elige a gente en las diferentes esferas, política o económica, guiado por la lealtad. No se precisa haber recibido una buena educación o demostrar gran competencia en un campo determinado. Lo que más pesa es la lealtad

De su experiencia en Gazprom, que abandonó en 2015 para recalar en su filial bancaria, el ejecutivo advierte de que en la empresa quedan algunos putinistas acérrimos pero la mayoría de los altos cargos “sabe en qué tipo de país vive”. “En 2015 eran plenamente conscientes de lo que sucedía en Ucrania y cuáles eran las políticas que Rusia llevaba a cabo allí. Lo sabían pero no podían ni querían hacer nada”.

Sanciones como aldabonazo

Una parálisis contra la que Volobuev se revuelve, insistiendo en el papel que –a su juicio- la Unión Europea se resiste a desempeñar. “Cuanto más unida esté Europa, más presión pondrá sobre Rusia y más rápido serán los cambios en el país”, alerta. “Europa está mostrando en público algunas dudas frente a la agresión rusa. Todo el mundo ha visto cómo el último paquete de sanciones ha sido negociado durante un mes. La élite política y económica de Rusia sabe que la UE carece de una única posición sobre las sanciones a Rusia. La unidad europea permitiría elevar la presión sobre hombres de negocios y políticos rusos que, en otras circunstancias, estarían dispuestos a romper su silencio”, opina.

La unidad europea permitiría elevar la presión sobre hombres de negocios y políticos rusos que, en otras circunstancias, estarían dispuestos a romper su silencio

Tras tres meses de conflicto, el silencio domina la escena. Las deserciones en el Kremlin y los centros de poder de Rusia son contadas y limitadas. “Mientras haya países que bloquean o rebajan las decisiones, la élite rusa no actuará públicamente”, replica quien considera que su país está lejos de vivir en una burbuja, desconectado del planeta.“Rusia está aún integrada en la economía global. No es una Corea del Norte. No está aislada, como pudiera parecer. La élite financiera puede usar su dinero. Es cierto que en estos momentos han empezado a perder dinero, pero solo cuando empiecen a perderlo todo, harán algo”.

Cuando sus fortunas se vean realmente en riesgo, Volobuev pronostica que serán los primeros en sumarse al éxodo que ya han protagonizado cientos de miles de rusos. “Durante los primeros dos meses fue notorio que el perfil que dejó el país era el de jóvenes. Gente inteligente que trabajaba en el sector de las nuevas tecnologías”, subraya. “Algunos empresarios se han marchado pero no son los más ricos ni ocupaban los principales puestos. Y cuando han abandonado el país, no lo han anunciado. Lo han hecho de una manera muy discreta”.

Una mujer pasea al lado de una tienda en Moscú

Rusia está aún integrada en la economía global. No es una Corea del Norte. No está aislada, como pudiera parecer. La élite financiera puede usar su dinero

España sigue comprando gas ruso a pesar de que apenas representa el 6 por ciento de sus importaciones

Entre los países europeos, el ex vicepresidente de Gazprombank dirige sus dardos contra España, a la que acusa de seguir enriqueciendo al “establishment” ruso. “España sigue comprando gas ruso a pesar de que apenas representa el 6 por ciento de sus importaciones. Las empresas españolas alegan que resulta complicado reducir esa cifra y que si interrumpieran el suministro podrían enfrentarse a problemas legales. Los españoles deberían tomar las calles y elevar la presión sobre políticos y empresarios para eliminar ese porcentaje. Tienen el ejemplo de Polonia que presentaba una dependencia muy alta, con un 50 por ciento de gas proveniente de Rusia, y que con voluntad política se ha convertido en el líder europeo contra Rusia”.

El futuro de Putin

Volobuev titubea cuando se le pregunta sobre si será testigo de la caída de Putin y sus allegados. “Espero que así sea porque el resto de escenarios nos supondría a todos grandes problemas. Y espero que sea rápido”, responde. “Si Rusia fuera un país libre como Ucrania, no tendríamos ni siquiera un gobernante como Putin. La sociedad rusa está llena de miedo y vive en un ambiente de terror continuo. Otra parte de la población ha consumido la propaganda hasta volverse estúpida y acrítica con lo que sucede en el país”, opina.

Solo habrá esperanza si Rusia es debilitada

“Han comenzado a circular rumores sobre las supuestas enfermedades graves que tiene Putin. No creo en eso pero sinceramente confío en que alguien de su círculo pueda hacer algo para acabar con él. Rusia es un estado totalitario. Si Rusia acaba perdiendo en el campo de batalla frente a Ucrania y se decretan sanciones severas sobre las grandes fortunas, asistiremos a que quienes rodean a Putin puedan hacer algo con él”, sugiere.

Volobuev, tras semanas de residencia en Ucrania, no ha logrado su objetivo: alistarse a las unidades de defensa territorial y empuñar las armas. "Cuando llegué a Ucrania, quería tomar las armas y luchar contra los rusos. Me rechazaron como voluntario porque no tengo experiencia militar. Sigo trabajando en esta cuestión y espero algún día poder alistarme", declara quien considera que solo habrá esperanza "si Rusia es debilitada". "El único modo de que deje de amenazar al mundo es que ceda territorios. Es un país demasiado extenso y su población padece una suerte de tumor imperial. Desde pequeños le han dicho que son grandes porque otra gente les teme", concluye.