Era una caída anunciada. La socialdemócrata Christine Lambrecht ha anunciado este lunes su dimisión tras una cascada de errores que le dejaron muy debilitada en un momento crítico con la guerra en Ucrania a las puertas. Alemania está en el foco mediático por su relevante decisión sobre la reexportación de Leopard 2, lo que demanda Ucrania y secunda una serie de países encabezados por Polonia. La titular alemana de Defensa deja el cargo en una semana marcada por la reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, en formato Ramstein, el día 20, cuando probablemente se anuncie el envío de carros de combate pesados (Challenger 2 británicos, Leopard 2 de fabricación alemana en manos de varios países europeos) a Ucrania.

No es la primera crisis de gobierno del canciller Scholz, que encabeza el tripartito con liberales (FPÖ) y Verdes, pero sí la más importante, ya que Defensa es un Ministerio clave y Lambrecht es socialdemócrata. Antes tuvo que dejar el cargo la ecopacifista Anne Spiegel, titular de Familia.

Lambrecht ha dicho que se aparta para que no se fijen en ella cuando está en juego tanto en Alemania. El discurso del canciller federal, Olaf Scholz, apenas una semana después de la invasión rusa de Ucrania, en el que se refería al Zeitenwende (cambio de época) y aludía a una inversión de 100.000 millones de euros para modernizar el Bundeswehr despertó grandes expectativas. Pero a partir de ahí el gobierno de Berlín comenzó a titubear y sus envíos a Kiev siempre fueron muy limitados. Los 5.000 cascos que llegaron a la capital ucraniana, unida a la tradicional inclinación hacia Moscú y la dependencia energética de Rusia, han pesado sobre la reputación de la República Federal en un momento clave en Europa.

A ello se sumaban las meteduras de pata de Lambrecht. Después de una cadena de errores, que han incrementado las críticas a Berlín por su tímido papel tras la invasión rusa, el día 1 de enero sorprendió su mensaje en Instagram en el que hablaba de que había vivido un año con "muchas experiencias y encuentros con gente interesante y genial" en alusión a la guerra de Ucrania, mientras se escuchaban de fondo los fuegos artificiales.

Antes su imagen ya estaba deteriorada por un vuelo en helicóptero militar con su hijo de 21 años, que colgó imágenes en el Cougar en sus redes sociales. Lambrecht podía llevar a su hijo porque pagó la tarifa estipulada pero el joven lo presentó como si fuera un entretenimiento y dañó la imagen de la ministra.

En varias ocasiones mostró su escaso conocimiento de cuestiones básicas como los rangos en el Ejército. Nada más llegar al Ministerio de Defensa, que no era su sueño, reconoció su ignorancia, pero medio año más tarde volvieron a plantearle la cuestión y seguía igual. Finalmente, ella ha decidido irse y en realidad hace un favor al canciller Scholz, a quien da ocasión de coloca en el puesto a alguien más sólido y entregado a uno de los Ministerios más complicados. Ha de lidiar con la modernización pendiente y a la vez con un papel en Ucrania que hasta ahora ha sido secundario.

Los más decididos defensores del apoyo a Kiev han sido los Verdes, especialmente la ministra alemana de Defensa, Annalena Baerbock, que ha visitado varias veces el país, desde Bucha a Járkov.

Sobre los Leopard 2, el ministro alemán de Economía y Cambio Climático, Robert Habeck, también de los Verdes, dio a entender la semana pasada que Alemania no iba a impedir que otros países los enviaran a Ucrania. Berlín apenas dispone de unos 300. Tras los 90, Alemania entregó muchos a otros países aliados. Pero como son de fabricación germana y requieren licencia de reexportación. Si se forma una coalición internacional que logre sumar un centenar, sería crucial para Ucrania cuando Rusia prepara una nueva ofensiva. Los carros de combate occidentales hasta ahora han sido una línea roja, pero dejará de serlo.