"Luis XVI fue decapitado. Macron, podemos volver a hacerlo". El presidente francés ha sido el objetivo de la ira de los manifestantes de este jueves de movilizaciones masivas contra la reforma de las pensiones. Ha sido la novena jornada de protestas, la primera desde que se aprobó por decreto que los ciudadanos franceses tengan que esperar hasta los 64 años para jubilarse. Macron da por hecho que no hay vuelta atrás y ha dicho que sabe que su popularidad se va a resentir, pero lo hace "por el interés general". Un 65% de los franceses lo considera un mal presidente, y siete de cada diez asegura que no les convencen sus razones para mantener esta polémica reforma, según una encuesta de Elabe para la cadena de televisión BFMTV. Una de las escenas de violencia más llamativas ha sido el incendio provocado en la entrada del ayuntamiento de Burdeos.

Cientos de miles de franceses --3, 5 millones, según la Confederación General de Trabajadores y algo más de un millón, de acuerdo con Interior-- han salido a las calles en 240 ciudades del país en una demostración de fuerza de los sindicatos, amparados por gran parte de la oposición, desde la izquierda de la Francia Insumisa, ecologistas, comunistas y socialistas, hasta la derecha extrema de Reagrupamiento Nacional (RN). Ni la calle ni la oposición parlamentaria se rinde: hay convocada una nueva movilización el martes 28 de marzo y varios senadores de izquierdas han recurrido al Constitucional.

En varias ciudades francesas, entre ellas la capital y Burdeos, se han registrado graves disturbios. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha informado de que han resultado heridos 441 policías y gendarmes, así como más de un centenar de manifestantes. Hay casos brutales como el policía herido por el impacto de un adoquín en la cabeza. O una manifestante que ha perdido un dedo. "Las fuerzas del orden han sido objetivo de ataques inaceptables. Querían matarlos", ha dicho Darmanin.

El presidente francés, que estaba en el Consejo Europeo, ha atizado más la ira de los críticos con la reforma al confirmar que seguirá adelante contra viento y marea en la entrevista televisada la víspera. Mantuvo su apoyo a la primera ministra, Élizabeth Borne, y aseguró que los sindicatos no habían hecho propuestas alternativas y la oposición solo sabía recurrir al aumento del déficit para solucionar el problema de las pensiones, dado el envejecimiento demográfico. "Macron sádico", decían otros carteles de los encolerizados ciudadanos franceses.

El 10% de las refinerías han parado, según TotalEnergies. Un 20% de los centros educativos se han sumado a la huelga. Al paro se han unido numerosos bomberos, que han sido aclamados por la multitud. "Todo el mundo ama a los bomberos", gritaban.

La mayoría ha marchado de forma pacífica, pero en cabeza se han colocado en París un millar de encapuchados de negro, los black block, una guerrilla urbana a la que la policía trataba de contener con gases lacrimógenos en la Plaza de Ópera. En el bulevar de los Capuchinos han incendiado un kiosco de prensa. Unos 5.000 efectivos suplementarios se han empleado a fondo para contener a los radicales. Al menos hay 457 detenidos en todo el país, según el ministro del Interior. Solo en París han prendido fuego a unas 900 piezas de mobiliario urbano.

Los paros han bloqueado el acceso al aeropuerto Charles de Gaulle a primera hora. Un 30% de los vuelos se han visto afectados en Orly. Hay desabastecimiento en algunas gasolineras y en la capital llama la atención la acumulación de basuras, un problema que no parece que se vaya a solucionar hasta la próxima semana. A las escenas fruto del vandalismo, contenedores ardiendo, barricadas, escaparates destrozados, se suman toneladas de desperdicios. París está sumida en el caos. La primera ministra Borne ha denunciado "la violencia y degradaciones inaceptables".

Estamos escribiendo una gran página en la historia social de Francia"

jean-luc Mélenchon, fundador la francia insumisa

"No se dejen intimidar", ha dicho el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon y ha pedido que se multipliquen las acciones y los bloqueos. "Estamos escribiendo una gran página en la historia social de Francia", ha añadido. "Ha sido un día de fuerte movilización", han confirmado los líderes sindicales Laurent Berger y Philippe Martínez. "El gobierno contaba con que las protestas irían a menos, pero no ha sido así. La determinación es firme". La intersindical ha subrayado que la "situación es explosiva". En todo el país medio millón de jóvenes se han movilizado, según el principal sindicato de estudiantes. De ellos, unos 120.000 lo han hecho en París.

Ha coincidido con los sindicatos y Mélenchon la líder de Reagrupamiento Nacional (RN), Marine Le Pen, que ha subrayado que "la fortísima movilización, sobre todo en las ciudades de tamaño medio, es una señal clara de la oposición masiva de los franceses a la reforma de las pensiones. Emmanuel Macron no puede gobernar solo, debe dejar la cuestión en manos del pueblo".

Macron explicó el miércoles en televisión que la reforma es necesaria para que Francia pueda seguir disfrutando del estado del bienestar, debido al envejecimiento de la población. Criticó a los violentos y a los que les dan cobertura, que quedan deslegitimados. "Ni facciones ni facciosos", sentenció Macron, que aludió al riesgo de situaciones como la vivida en el Capitolio en enero de 2022 o en Brasilia hace apenas dos meses y medio. Añadió que entre la popularidad y el interés general, elegía el interés general. Macron, cuyo mandato no termina hasta 2027, no puede optar a un tercer mandato.

Según una encuesta del instituto Elabe para BFMTV, el 61% de los franceses cree que las declaraciones de Macron despiertan más la cólera entre los que se oponen a la reforma. Solo el 24% valora positivamente su gestión.

"Frente a la arrogancia, determinación", ha dicho Fabien Villedieu delegado sindical de Sud Rail en BFMTV al principio de la jornada. Es la novena jornada de movilizaciones en Francia contra la reforma de las pensiones pero es la primera vez que los ciudadanos se muestran dispuestos a seguir con las protestas aunque la ley haya sido aprobada por decreto.

Macron instó el 16 de marzo a la primera ministra, Élizabeth Borne, para que activara el artículo 49.3 de la Constitución y así el proyecto de ley sobre la reforma de las pensiones pudiera aprobarse sin voto en la Asamblea Nacional. Previamente se llegó a un texto de consenso y pasó por el Senado. La oposición respondió con dos mociones de censura contra el gobierno, que superó estos obstáculos. Sin embargo, una de estas mociones cayó por solo nueve votos. Tanto los sindicatos como la oposición aseguró que no se rendían y que seguirían luchando para frenar esta reforma, a la que se oponen siete de cada diez franceses.

Los 'black block' arrasan con todo

En la mayor parte de las ciudades se ha repetido el esquema. Las manifestaciones han sido concurridas y tranquilas, pero han estado encabezadas por los radicales, los black block, que han levantado barricadas, y prendido fuego a contenedores, y han plantado cara a los antidisturbios, que les han arrojado gases lacrimógenos para disolverlos.

Donde han llegado más lejos ha sido en Burdeos. Allí los vándalos han incendiado la entrada del ayuntamiento. Los enfrentamientos entre fuerzas del orden y esta guerrilla urbana han sido muy violentos. El alcalde de Burdeos, el ecologista Pierre Hurmic, se ha declarado "conmocionado" por el "vandalismo sin sentido".

En Lyon se han registrado unos 55.000 participantes, muchos de ellos jóvenes, según la intersindical. Fuentes de seguridad hablaban de 22.000 asistentes. En este caso los violentos eran un par de miles. Un grupo bloqueó un túnel al paso de los automovilistas. "El sistema de pensiones debe seguir siendo el fundamento de nuestra unidad. Frente a esta reforma injusta, seguiremos marchando. La movilización continuará", ha dicho el ecologista Grégory Doucet, alcalde de Lyon.

En Nantes, los manifestantes han entrado en el tribunal administrativo, donde han destrozado la recepción y han roto ventanas y puertas. Los bomberos han intervenido para apagar un incendio en el interior. Varias tiendas emblemáticas fueron blanco de los manifestantes, que rompieron sus escaparates y saquearon una tienda de telefonía, según ha confirmado un periodista de France Presse.

En Lorient, la manifestación estuvo marcada por unos disturbios sin precedentes, ya que la comisaría de policía de la ciudad y las fuerzas del orden fueron blanco de los manifestantes, en su mayoría jóvenes con el rostro cubierto. "Es inaceptable atacar y dañar la suprefectura y la comisaría de Lorient. Mis pensamientos están con los funcionarios heridos. Estos actos no pueden quedar impunes", ha escrito en Twitter el ministro del Interior, Gerald Darmanin. En Rouen, una manifestante ha perdido su pulgar.

Nuestra ciudad y nuestro país necesitan una señal fuete, un mensaje de concordia"

nathalie appére, alcaldesa socialista de rennes

En Rennes, según cita Le Monde, tras los enfrentamientos entre jóvenes enmascarados y la policía, han arrojado botes de gas lacrimógeno contra la marcha intersindical. Según un balance provisional, un manifestante resultó herido en una rodilla, tres miembros de las fuerzas del orden han recibido impactos de proyectiles y cuatro personas han sido detenidas. Numerosas ventanas y paradas de autobús han sido objeto de actos de vandalismo. Como en otras ciudades, los violentos se han dispersado por el centro histórico donde han continuado los destrozos.  La alcaldesa, la socialista Nathalie Appére, impotente ante el caos, ha declarado: "Nuestra ciudad y nuestro país necesitan una señal fuerte, un mensaje de concordia".

Las protestas van a seguir. Ya está convocada la décima movilización el próximo martes. La calle, y la oposición, han lanzado un órdago al presidente Macron.