Las protestas por la reforma de las pensiones en Francia, donde se ha vivido el jueves la jornada más violenta, han forzado el cambio de la agenda del rey Carlos III de Inglaterra. Tenía previsto llegar a París el domingo en su primera visita de Estado como monarca. Desde Francia iba a dirigirse el miércoles a Alemania.

En un comunicado, el Palacio del Elíseo ha anunciado que se posponía la visita por decisión de los gobiernos francés y británico, tras una conversación telefónica entre el rey inglés y el presidente francés, Emmanuel Macron. La siguiente movilización masiva está convocada para el martes 28, cuando Carlos III aún tenía previsto estar en Francia.

El Elíseo ha señalado que esperaba recibir al rey "en las condiciones que corresponden a nuestras relaciones amistosas". Ha añadido que la visita iba a reprogramarse "lo antes posible". Los huelguistas se negaban a extender la alfombra roja y participar en la preparación de la visita.

Macron y su esposa, Brigitte, iban a ofrecer un banquete a los reyes Carlos y Camilla en el antiguo palacio real de Versalles. El martes el rey Carlos III tenía previsto desplazarse hasta Burdeos, donde inauguraría el consulado británico y visitaría un viñedo ecológico. Burdeos ha sido escenario de uno de los actos vandálicos más espectaculares: los radicales quemaron la entrada del ayuntamiento.

En un comunicado, el Palacio de Buckingham ha señalado: "La visita de Estado del Rey y la Reina Consorte a Francia ha sido aplazada. Sus Majestades esperan con gran interés la oportunidad de visitar Francia tan pronto como se puedan encontrar fechas".

Más de 450 manifestantes fueron detenidos el jueves en las manifesatciones que congregaron a más de un millón de personas, 3,5 millones según los sindicatos, en todo el país para protestar contra los impopulares cambios en las pensiones que elevarían la edad de jubilación de 62 a 64 años. La ley fue aprobada una vez que el gobierno superara dos mociones de censura, una de ellas por apenas nueve votos.

En una entrevista en televisión el pasado miércoles, Macron justificó el recurso al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar la reforma sin voto en la Asamblea Nacional, ya que considera que es un cambio imprescindible dado el envejecimiento de la población francesa. "Somos un gran país pero un pueblo envejecido", señaló. Condenó a los violentos y aseguró que obraba "en defensa del interés nacional", aunque es consciente de que es una medida impopular.