En vísperas de su 77 cumpleaños, Donald Trump se ha declarado non guilty (no culpable). De nuevo. Esta vez el ex presidente de Estados Unidos, que hace frente por primera vez a 37 cargos federales, ha comparecido ante el juez Jonathan Goodman del Tribunal Federal del Distrito Wilkie D. Ferguson de Miami. Trump se presenta como víctima de una "caza de brujas" y sus incondicionales le creen al pie de la letra. "Es uno de los días más tristes de la historia de nuestro país. Somos una nación en decadencia", ha escrito poco antes de escuchar los cargos.

Unos cientos de seguidores, disfrazados con un toque circense, le han arropado a las puertas de la corte, mientras sus detractores gritaban que no estaba por encima de la ley. "God bless America", cantaban los fieles a Trump, ataviados con los colores de la bandera de Estados Unidos.

La sesión se ha realizado a puerta cerrada y por orden judicial no se ha podido grabar ni se han tomado fotografías. Por lo general al acusado se le toman fotos y las huellas digitales, e incluso a veces comparece esposado, pero no ha sido el caso. Han tomado los datos de Trump y las huellas escaneadas. Tras escuchar la acusación, ha de declararse culpable o no culpable. Por supuesto, Trump no ha dudado. Han sido apenas cinco minutos.

Ha podido dejar la Corte sin condiciones al considerar la Fiscalía que no hay riesgo de fuga. Es la primera audiencia de un juicio histórico. No puede hablar con ninguno de los testigos, incluido su ayudante, también imputado Waltine Nauta. No ha tenido que entregar su pasaporte.

Trump ya había sido imputado antes por 34 cargos de falsedad en abril pasado por el pago en la campaña presidencial por silenciar a una actriz porno llamada Stormy Daniels. Pero esta vez se trata de 37 cargos federales, 31 de ellos por retención intencional de información relativa a la seguridad nacional. La pena hasta de 20 años por uno solo de los delitos, violar la ley de espionaje. Sería como cadena perpetua a sus 77 años.

El juez Goodman ha presidido la sesión de este martes pero será la juez Aileen Cannon quien lleve el caso sobre los documentos clasificados hallados en la residencia de Mar-a-Lago de Trump. La juez Cannon fue designada por Trump y para evitar suspicacias el fiscal especial Jack Smith ha preferido que el juicio tenga lugar en Miami, donde se encontraron los documentos. A Trump le ha acompañado el abogado Todd W. Blanche, pero su equipo legal está en plena remodelación. Otra de sus abogadas Alina Habba ha comparado "la persecución" que a su juicio sufre Trump "con la que uno ve en dictaduras como Cuba o Venezuela".

Jack Smith, el fiscal especial designado por el Departamento de Justicia, sostiene que en Estados Unidos no hay nadie por encima de la ley. "Tenemos un conjunto de leyes y se aplican a todos". El fiscal Smith desea que el juicio sea lo más rápido posible. Smith, que tiene experiencia en la Corte Penal Internacional de La Haya, también está a cargo de una investigación penal contra Trump sobre su responsabilidad en el asalto del Capitolio el 6 de enero de 2021, justo cuando los congresistas se disponían a certificar el resultado de las elecciones presidenciales que ganó Biden.

Este martes ha sido acusado formalmente de 37 cargos federales vinculados a la retención de informes clasificados. El ex presidente habría cometido siete delitos federales, entre ellos, conspiración, obstrucción a la justicia, retención dolosa de documentos de seguridad nacional, falsedad y violación de la ley de espionaje. Tendrá que decidir un gran jurado si es culpable o no. Y en el caso de ser declarado culpable será la juez Cannon quien decida la pena.

Donald Trump aspira a ser candidato de los republicanos en las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 y figura en cabeza en los sondeos, a más de 20 puntos de distancia del siguiente, el gobernador de Florida Ron de Santis. Trump está ya utilizando esta acusación en la campaña: se presenta como una víctima de la persecución de la Administración Biden. El actual presidente, Joe Biden, también ha anunciado que buscará la reelección.

Biden también está siendo investigado por los documentos encontrados en su residencia de Delaware, de la época en la que era vicepresidente de Barack Obama. Sin embargo, los informes no eran tan comprometedores y los entregó cuando se los reclamaron, sin obstruir a la Justicia como sí hizo Trump.

En la campaña de 2016 Trump acusó a la candidata demócrata Hillary Clinton de poner en peligro la seguridad nacional por unos correos comprometedores en un servidor de uso personal. El FBI investigó a Hillary Clinton y no halló pruebas de un mal uso de secretos.

Contra el sistema judicial y el fiscal

Antes de comparecer ante el juez, Donald Trump se ha dirigido por correo electrónico a sus seguidores a quienes ha pedido contribuciones a su campaña. "Por favor, reza una oración por Estados Unidos hoy, porque nuestro sistema de justicia está MUERTO", dice en el mensaje.

Desde el Trump National Doral Golf Club en Miami, donde pasó la noche del lunes, el ex presidente ha lanzado mensajes en su defensa desde Truth Social: "Caza de brujas", "interferencia electoral", "América primero", "Make America Great Again". En su línea, ha arremetido contra el fiscal especial, a quien ha llamado "delincuente". También tenía previsto referirse a esta jornada en la Corte en su residencia en Bedminster, New Jersey, a su regreso de Miami.

El viernes pasado se difundió la acusación contra el ex presidente Trump, que consta de 44 páginas. Trump habría ordenado el traslado de material clasificado a su residencia de Mar-a-lago, después de dejar la Casa Blanca en enero de 2021. En el informe se incluyen fotografías que muestran cómo tenía las cajas apiladas en un salón de baile de fácil acceso, o en un baño.

Trump habría mostrado "un plan de ataque" de EEUU contra un país extranjero (probablemente Irán) al autor y el editor de un libro sobre su presidencia, y el propio ex presidente reconoce que es material secreto. De esta manera, son las propias palabras de Trump las que sirven al fiscal especial para armar su caso.

También está acusado un ayudante de la Casa Blanca Waltine Nauta, que habría ayudado a esconder los documentos cuando los reclamaron los Archivos Nacionales, donde han de depositarse. Si Nauta decidiera colaborar con la Justicia, al ex presidente se le puede complicar el caso. Expertos legales consideran que la acusación está bien armada, según el Financial Times. De momento Nauta cenó el lunes por la noche con Trump.

El tiempo es relevante y por ello el fiscal Smith quiere un juicio rápido. La campaña presidencial puede emponzoñarse si Trump se ve atrapado. Y en el caso de que vuelva a la Casa Blanca, lo que es posible aunque esté siendo juzgado, intervendría sobre el Departamento de Justicia para bloquear un caso como este, a pesar de las pruebas en su contra.

Estados Unidos vuelve a dividirse por Trump. Sus irredentos seguidores están convencidos de que es una especie de mártir y hacen oídos sordos y se tapan los ojos ante los hechos. También le respaldan sus rivales en la carrera presidencial. Sin embargo, otros estadounidenses ven estupefactos cómo un ex presidente se burla del Estado de derecho una y otra vez.