Cumplía 23 años el 7 de octubre, el día que los terroristas de Hamás asestaron un golpe sin precedentes a su país, Israel. Hersh Goldberg-Polin celebró su aniversario en una rave cerca de la franja de Gaza. Antes había ido a la sinagoga con su familia por la festividad de Sihmat Torá. A las 8.11 de esa fatídica jornada envió dos mensajes a sus padres. "Os quiero". "Lo siento". No han vuelto a saber de él. Es uno de los desaparecidos tras asistir a una fiesta al aire libre cerca del kibbutz Re-im, en el desierto Negev, que convocó a unos 3.000 jóvenes.

Unos 250 asistentes a la rave habrían muerto a manos de Hamás, que también se habría llevado a varios jóvenes como rehenes. Un portavoz de Zaka, un grupo de voluntarios que recoge los restos en atentados, asegura que ellos han contado esos cadáveres. Además, hay imágenes que muestran cómo se llevan a una chica, identificada como la alemana Shani Nicole Louk, o la israelí Noa Argamani en una moto. En total, el número de víctimas mortales israelíes en estos dos primeros días de guerra abierta supera los 700, y el Ejército israelí ha confirmado que un centenar de ciudadanos están en manos de Hamás. "Vamos a destrozar a Hamás y a salvar a nuestros ciudadanos", ha dicho el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant.

Las autoridades israelíes han ordenado la evacuación de las poblaciones del sur cercanas a la Franja en 24 horas y han emplazado a desplazarse soldados y carros de combate. En cuanto recuperen el control de las comunidades donde hay aún infiltrados se da por hecho que empezará la ofensiva terrestre. La respuesta israelí ya ha sido feroz: han muerto más de 400 palestinos, y han cortado el suministro de electricidad y gasolina a Gaza.

Hamás se infiltró el sábado en territorio israelí y llevó la guerra a las casas de los que viven cerca de la frontera, y también allí donde se divierten sus hijos, como en el Festival Supernova, cerca del desierto. Esos jóvenes que en el peor de los casos sabían de la guerra por las sirenas que avisan del lanzamiento de cohetes, aunque se consideraban protegidos por la llamada Cúpula de Hierro (escudo antimisiles israelí). Esta vez han sido perseguidos por hombres fuertemente armados que en un instante transformaron su paraíso de música y diversión en un auténtico infierno.

Como una película de terror

A las 6.30 muchos escucharon el sonido de los cohetes. Hamás lanzó más de 2.000 como antesala a su incursión en territorio israelí. Aquello no era tan extraño teniendo en cuenta que se encontraban muy cerca de la Franja. Media hora después, se desencadenó un escenario de pesadilla. A muchos les parecía que estaban viviendo una película. "Ima'le (Madre mía)", se escucha a un joven aterrorizado en uno de los videos grabados por los propios asistentes a la rave.

Mataban a todo el que tenían por delante. Vi a mucha gente herida y muerta a mi alrededor. Les vi las caras. Nos maldecían"

ortel, al canal 12

"Estábamos en plena fiesta con la música a todo volumen cuando se escuchó la alarma. Apagaron todo y recogimos nuestras cosas. De repente, los disparos procedían de todas partes", comentaba una de las jóvenes llamada Ortel al Canal 12 israelí. "Unos 50 terroristas, vestidos con uniformes militares, llegaron en furgonetas. Comenzaron a disparar. Llegó un momento en el que paramos los coches y nos bajamos para empezar a correr. Me escondí detrás de un arbusto. Mataban a todo el que tenían por delante. Vi a mucha gente herida y muerta a mi alrededor. Apagué mi móvil. A ellos les vi las caras. Nos maldecían".

El Festival Supernova, un evento dedicado a la música electrónica organizado por la brasileña Universo Paralello, se había anunciado como la gran ocasión para celebrar con música el final de la festividad religiosa. "Llega el momento de reunirse con toda la familia. Y luego nos divertiremos en el festival", decían los organizadores. En el desierto de Negev, emplazaron tres escenarios, una zona de camping y otra de hostelería. Era su primera vez en Israel y actuaban Aladin, Artifex, Flare, Protonica o Wegha. Quedaba cerca el kibbutz Re-im. Y la franja de Gaza.

Hamás sabía que se iba a encontrar en esa zona de la que era difícil escapar: cientos de jóvenes israelíes indefensos. El hecho de que se permitiera este festival, y de que las tropas tardaran horas en llegar a socorrer a los jóvenes da idea de lo inesperado que fue el ataque de Hamás para Israel. Como escribía el ex corresponsal de The Guardian Peter Beaumont, es el mayor fallo de la seguridad israelí en décadas. Incluso el Ejército israelí reconoce que ha sido su 11-S.

Los relatos de los supervivientes son estremecedores. Esther Borochov contaba a Reuters cómo en su huida su coche fue embestido. Otro joven le dijo que se subiera en su vehículo para escapar, pero le mataron a bocajarro. Ella se hizo la muerta y tuvo la suerte de que los militares israelíes la rescataron.

Tal Gibly ha relatado a la CNN cómo le impresionó ver a un joven muerto junto a una furgoneta y a otro en el asiento del pasajero de un vehículo. "Ha sido terrorífico porque no sabíamos dónde ir para no encontrarnos con esa gente diabólica. Muchos de mis amigos se refugiaron en los árboles pero a muchos los dispararon como si fuera un campo de tiro", decía Gibly, que pudo montarse en un coche de alguien que le salió al paso por casualidad.

Secuestrados o desaparecidos

Entre quienes se teme que han sido secuestrados está la turista alemana Shani Louk, de 25 años, a quien su madre ha reconocido en un video. "He visto a mi hija inconsciente en un coche con los palestinos y supongo que se la han llevado a Gaza", decía la madre de Shani, según ha informado el diario Bild. La familia ha reconocido a Shani por sus tatuajes y por sus rastas. En el video no se mueve y sus secuestradores gritan "Allahu Akbar" para celebrar su captura.

Otra israelí de 25 años, Noa Argamani, también aparece en unas imágenes cuando se la llevan en una moto y la separan de su novio. Argamani lleva las manos atadas a su espalda. De su pareja, Avinatan Or no se sabe nada.

Algunos parientes de los jóvenes desaparecidos o secuestrados están indignados con el gobierno israelí, según informa The Times of Israel. El Ejército ha designado a un general en la reserva, Lior Carmeli, para que se encargue de coordinar las tareas sobre los secuestrados. En primer lugar, están recabando datos para confirmar el paradero de los desaparecidos.

Netanyahu, se lo ruego, envíe helicópteros. encuentre a mi hija"

alin atias, the times of israel

Ora Kuperstein está buscando a su sobrino, Bar, de 21 años, que estaba trabajando en la rave como personal de seguridad. "Nadie nos dice nada. Nadie nos ayuda. Es un caos", señalaba a Canal 12. Otra madre desesperada se dirigía al primer ministro directamente: "Benjamin Netanyahu, se lo ruego, envíe helicópteros. Encuentre a mi hija", decía Alin Atias.

But Yaniv, un médico de emergencias que acudió para asistir a los heridos en la mañana del sábado, dijo a Kan News: "Había unos 200 cadáveres en la zona donde yo estuve. Fue una masacre. Nunca había visto nada así en mi vida. Fue una emboscada planificada. A los que buscaban las salidas de emergencia, los terroristas les esperaban para matarlos".

Entre las más de 700 víctimas israelíes hay una representación de toda la sociedad israelí: bomberos, soldados, policías, amas de casa, y también personas mayores, y muy jóvenes, como los asistentes al festival de música electrónica. Esas madres como Alin exigirán que el gobierno no deje atrás a sus hijos. Nunca lo hace, como bien sabe Hamás. Recordemos que por el soldado Guilad Shalit liberaron a más de mil presos palestinos en 2011. Pero también han prometido que acabarán con Hamás.