La presidencia egipcia rechaza cooperar en cualquier desplazamiento forzoso de la población palestina en la Franja de Gaza, apenas hora y media después de que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunciara que ha ordenado al ejército que inicie los preparativos para “la evacuación” de la población palestina que se halla en la ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto y convertida en el refugio de 1,5 millones de personas desplazadas de otras zonas del enclave. El régimen egipcio ha comenzando a reforzar la seguridad en la frontera con la Franja de Gaza.

“Egipto también hace hincapié en que cualquier intento o esfuerzo que pretenda desplazar por la fuerza a los palestinos de su tierra está condenado al fracaso, ya que la única solución a la situación actual se plasma en la solución de dos Estados y el establecimiento de un Estado palestino independiente, a lo largo de las fronteras del 4 de junio de 1967, con Jerusalén Este como capital”, subraya la oficina del presidente egipcio Abdelfatah al Sisi en un comunicado remitido a El Independiente.

En la declaración, El Cairo insiste en que el desplazamiento de los gazatíes hacia Egipto es una línea roja. El régimen egipcio dice coincidir con Estados Unidos en los esfuerzos de "lograr la calma en la Franja de Gaza, trabajar para alcanzar un alto el fuego y hacer cumplir las treguas humanitarias, permitiendo la rápida entrada de cantidades suficientes de ayuda humanitaria para salvar a la población de la Franja, además de su rechazo categórico de cualquier desplazamiento forzoso".

Desde que se iniciaran los ataques aéreos sobre Gaza en represalia por los ataques terroristas de Hamás, Al Sisi ha repetido la negativa a acoger refugiados palestinos en su territorio por dos razones. El motivo alegado intramuros es que esa posibilidad abriría la puerta al éxodo que se produjo en el pasado hacia Jordania o el Líbano, aniquilando las aspiraciones de los palestinos a contar con un Estado propio. “El desplazamiento de palestinos de Gaza hacia Egipto significa que se producirá el mismo desplazamiento de palestinos de Cisjordania hacia Jordania. Posteriormente, el Estado palestino del que hablamos y del que habla el mundo será imposible de implementar, porque la tierra está ahí, pero la gente no. Por lo tanto, advierto del peligro de este asunto”, deslizó Al Sisi en octubre en una rueda de prensa con el canciller alemán, Olaf Scholz, desde el palacio de Itihadiya en El Cairo.

Una negativa basada en el derecho de los palestinos a permanecer en su tierra que tiene una cara B: Egipto se ha opuesto históricamente a la instalación de campos de refugiados en su territorio -carece de ellos, a diferencia de Líbano o Jordania- y no quiere bajo ningún concepto el escenario de cientos de miles de gazatíes asentados en la península egipcia del Sinaí, un vasto territorio de difícil orografía y una exigua población beduina donde el ejército lleva a cabo desde hace década una operación contra la insurgencia yihadista -entre ellos, la sucursal local del Estado Islámico- que ha dejado cientos de soldados y civiles muertos.

Condena internacional

El jefe de la diplomacia europea Josep Borrell ha sido uno de los primeros en reaccionar al anuncio de Netanyahu. "1,4 millones de palestinos se encuentran actualmente en Rafah sin un lugar seguro al que ir, enfrentándose a la inanición", ha denunciado Borrell en su cuenta de la red social X, anteriormente Twitter. "Los informes sobre una ofensiva militar israelí en Rafah son alarmantes. Tendría consecuencias catastróficas que empeorarían la ya grave situación humanitaria y el insoportable número de víctimas civiles", ha agregado.

Por su parte, el presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abás ha advertido de que las palabras de Netanyahu constituyen "una amenaza real" y parte de un plan israelí para expulsar por la fuerza a los palestinos de su tierra. A su juicio, los gobiernos israelí y estadounidense serán plenamente responsables de las consecuencias de tal medida, y pide al Consejo de Seguridad de la ONU que actúe. "Ha llegado el momento de que todo el mundo asuma su responsabilidad frente a la creación de otra Nakba, que empujará a toda la región a guerras interminables", afirma la declaración.