Vladimir Vladimirovich Putin ha pasado de la euforia por su triunfo en las elecciones presidenciales celebradas en la Federación Rusa, hace justo una semana, a la ira por el mayor ataque terrorista sufrido en las dos últimas décadas. Moscú, que Putin quiere mostrar como una ciudad invulnerable, se ha mostrado tan frágil como el París del atentado de Bataclán o el Madrid del 11-M. El terror ha dejado en Moscú un saldo de 133 muertos. Rusia no conocía nada similar desde el ataque a la escuela de Beslán en septiembre de 2004 donde murieron 334 personas.

El atentado también recuerda lo sucedido en el teatro Dubrovka, una matanza con toma de rehenes perpetrada por chechenos que costó la vida a 170 personas en 2002. En el inconsciente colectivo de los apasionados de la geopolítica también están los atentados de 1999 en Buynaksk, Moscú y Volgodonsk, que le sirvieron a Putin para justificar la guerra de Chechenia.

"En 1999, la popularidad de Putin era muy baja y atribuyó la autoría a terroristas chechenos, que negaron estar detrás, y eso le sirvió a Putin para ganar respaldo por su mano dura. No creo que ahora esté detrás Putin ni que sea una operación de falsa bandera esta vez", indica Marta Ter, experta en el Cáucaso Norte.

Los terroristas tuvieron en cuenta la proximidad de la reelección de Putin para lanzar su mensaje. El zar tiene su talón de Aquiles. El líder ruso, que ha hablado finalmente este sábado sobre el acto terrorista, 19 horas después del atentado, no se conforma con la reivindicación del autoproclamado Estado Islámico Jorasan, filial en Afganistán y la región, y apunta, sin pruebas, a Ucrania, hacia dónde dice que querían huir los atacantes. Sabido es que Putin interpreta los hechos según le convengan. Es un maestro de la posverdad, como lo es el aspirante a la Presidencia de EEUU Donald Trump.

Tanto Putin como otras escorias intentan echar la culpa a otros. Siempre tienen los mismos métodos"

volodimir zelenski, presidente de ucrania

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha dicho que Putin ha hecho lo previsible: acusar a Ucrania. "Tanto Putin como otras escorias intentan echar la culpa a otros. Siempre tienen los mismos métodos. Ya ocurrió antes. Hubo casas voladas, ejecuciones y explosiones. Y siempre echan la culpa a otros", ha indicado Zelenski a través de su canal de Telegram.

Pasadas las primeras horas de desconcierto, este atentado, condenado por toda la comunidad internacional, tanto la que defiende a Ucrania de la agresión rusa como la que respalda al Kremlin, plantea mucha incógnitas y desvela algunas realidades sobre Rusia, que Putin pretende ocultar.

1. Un atentado muy bien preparado

El atentado perpetrado en la noche del viernes en la sala de conciertos Crocus City Hall a las afueras de Moscú, donde iba a actuar el grupo Picnic, estaba bien preparado. Fue ejecutado por cuatro hombres fuertemente armados que querían matar cuanta más gente mejor. Después de usar sus armas de fuego contra quienes querían disfrutar de un concierto incendiaron la sala. Hay más de 200 heridos. Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), estaban armados con fusiles automáticos, explosivos y bombas incendiarias. Pudieron huir sorprendentemente, pero fueron detenidos este sábado en una carretera de la región de Briansk, fronteriza con Ucrania. Los yihadistas proceden de Asia Central. Son tayikos o rusos de origen tayiko. Se arriesgan a la pena de muerte, que sigue estando reconocida en la Constitución, aunque desde hace tres décadas se aplica una moratoria. No puede aplicarla cualquier tribunal.

2. Qué pasa con los servicios secretos rusos

¿Cómo pudieron superar los controles de la sala de conciertos? ¿Cómo lograron huir? ¿Por qué los servicios secretos rusos no detectaron esta célula? Más grave aún: ¿por qué no hicieron caso del aviso de la Inteligencia estadounidense? Sí, han leído bien. A principios de este mes, la embajada de Estados Unidos en Rusia dijo que estaba siguiendo de cerca "informaciones sobre extremistas con planes inminentes de atentar contra grandes concentraciones en Moscú". Y se refería a salas de conciertos. La embajada de EEUU pidió a sus ciudadanos que evitaran estos lugares. Es más: tenían en el punto de mira al Estado Islámico Jorasán (ISIS-K). Según la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adrienne Watson, el gobierno de EEUU compartió esta información con las autoridades rusas.

Sin embargo, Putin calificó de "provocadoras" las advertencias de EEUU. "Estas acciones se asemejan a un chantaje descarado con la intención de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad", fueron las palabras del prepotente líder ruso.

A Marta Ter, experta en el Cáucaso Norte, le cuesta creer que el FSB no conociera estos planes del ISIS-K. "Si el FSB estaba al tanto y lo ha permitido, hay que plantearse por qué. ¿Para poder crear vínculos entre Estado Islámico y Ucrania y así hacer que Occidente vea a Ucrania como un país patrocinador del terrorismo? Es difícil que los aliados de Kiev se crean esta versión". Desde el primer momento, Ucrania negó cualquier relación con el ataque terrorista. Ter confiesa que no entiende por qué los terroristas querían huir hacia Ucrania. Una posibilidad sería la conexión con ex combatientes musulmanes en Siria que estén en Ucrania, pero que no tienen nada que ver con el gobierno de Kiev.

Si el FSB estaba al tanto y lo ha permitido, hay que plantearse por qué. ¿Para poder crear vínculos entre Estado Islámico y Ucrania y así hacer que Occidente vea a Ucrania como un país patrocinador del terrorismo?"

marta ter, experta en cáucaso norte

3. Ataques frustrados en marzo

Pero no solo se trataba de la información manejada por EEUU sino que también había hechos que corroboraban que había un peligro inminente. En marzo las autoridades rusas frustraron varios incidentes relacionados con ISIS. El 3 de marzo las fuerzas de seguridad mataron a seis miembros de ISIS en una operación antiterrorista en el Karabulak Ingush. El 7 de marzo neutralizaron una célula de la organización prohibida Vilayat Jorasan en la región de Kaluga. Sus miembros querían atentar contra una sinagoga en Moscú. Justo dos días antes del ataque un comandante de un grupo de combate del ISIS había sido arrestado. EEUU no tiene dudas de la autoría del autoproclamado Estado Islámico Jorasan.

Según los expertos, los yihadistas querrían castigar a Rusia por su defensa del régimen de Al Asad, la aniquilación de la guerrilla islamista en Chechenia y por cooperar con los talibanes en Afganistán. "Han detectado un momento de debilidad en Moscú porque saben que están con la mirada puesta en Ucrania. Han calculado que es más fácil ahora atentar en Rusia que hacerlo en Alemania o Francia. Y Rusia es su enemigo por su apoyo al régimen de Damasco", señala Ter.

4. Todo contra los disidentes, poco contra el terrorismo

Todo apunta a que los servicios secretos rusos, a instancias del Kremlin, se han focalizado en la lucha contra cualquier tipo de disidencia, desde políticos a periodistas, y ha descuidado la lucha contra el terrorismo. Y eso lo hace un país que se ha enfangado en guerras como la de Siria, donde Rusia respaldó al dictador Bashar al Assad, contra el que lucha el autoproclamado Estado Islámico.

Pero la obsesión de Putin es todo aquel que suponga una mínima amenaza a su poder, ya sea un opositor como Alexei Navalni, que sospechosamente muere en una prisión de alta seguridad tras ser sometido a durísimas condiciones, o un antiguo aliado que demanda más y más, como fue el caso de Yevgueni Prigozhin, muerto en un oportuno accidente de aviación. Y para evitar que haya la más mínima fractura hay que someter a la población a vigilancia y así no se sienta a salvo si acude a una protesta, aunque sea para demandar la vuelta de los maridos desde el frente.

Tampoco se libran de este control férreo los medios de comunicación nacionales: de hecho, todos los independientes ya trabajan desde el exterior. En cuanto a los extranjeros, ya no es extraño que les acusen de espionaje o les nieguen el visado. Hay un periodista estadounidense, Evan Gersovich, de The Wall Street Journal, encarcelado desde hace más de un año por ser sospechoso de espionaje. Prueba del nerviosismo creciente es la expulsión reciente del periodista español Xavier Colás.

5. Qué pasará ahora

Como Trump, Putin es imprevisible. Pero lo cierto es que el líder ruso tratará de ocultar que hay fallos en la seguridad y en la Inteligencia y, como ya ha hecho este sábado, volverá a poner en el objetivo a Ucrania. En su intervención, subraya que los terroristas iban en esa dirección, aunque sabe que el país vecino nada tiene que ver con este atentado. A su vez aprovechará el momento para presentarse como víctima, cuando las víctimas son ciudadanos inocentes, no un gobierno responsable de una guerra neoimperialista y de una persecución sin medida de la disidencia que le ha llevado a una fragilidad de la que se han aprovechado los yihadistas.