A lo largo del pasado fin de semana, cuando estaban a punto de cumplirse cuatro semanas sin rastro de un solo acuerdo comercial desde que el presidente estadounidense anunció una pausa parcial a sus aranceles -pausa motivada porque muchos países se habían acercado a negociar y EEUU necesitaba algo de tiempo para terminar de cerrar esos acuerdos, o así lo manifestó-, Donald Trump decidió que debía anunciar todo tipo de nuevas medidas. Sin concretarlas, sin aprobar nada específico, solo anuncios que, una vez más, provocaron conmoción y caos, pero que sobre todo dieron mucho que hablar en los medios de comunicación. 

Entre otros, en una entrevista en la cadena NCB sugirió que se planteaba intervenir militarmente en Groenlandia (Dinamarca). "Algo podría pasar con Groenlandia... seré honesto, lo necesitamos para la seguridad nacional e internacional". También anunció que reabrirá la antigua prisión de Alcaraz, en la bahía de San Francisco y cerrada desde 1962, para albergar a los delincuentes “más violentos”. Y como colofón, anunció una medida que sacudió al cine a nivel mundial.

A lo largo de los primeros cien días del segundo mandato de Trump, parecía que la industria del cine podía librarse de su guerra comercial, al menos directamente. En parte porque las películas son un sector en el que Estados Unidos registra un importante superávit con sus socios comerciales, al igual que sucede con la tecnología, que también se ha librado de los aranceles -por el momento aplican solo a bienes, no a servicios-. Pero todo eso cambió este domingo. 

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que impondrá aranceles del 100% a las películas "producidas" fuera de Estados Unidos, porque en su opinión el asunto supone una "amenaza para la seguridad nacional", según ha publicado en su red social, Truth Social. En consecuencia, ha autorizado al representante comercial de EEUU, Jamieson Greer, para que empiece el proceso de imponer tasas a "cualquier y todas las películas que entren" en Estados Unidos "que se produzcan en países extranjeros". "Este es un esfuerzo conjunto de otros países y, por tanto, una amenaza para la seguridad nacional", escribió el presidente. 

Trump piensa que la industria del cine está "muriendo muy rápido" por culpa las subvenciones que otros países facilitan a sus industrias del cine. "Hollywood y muchas otras zonas de EEUU están siendo devastadas. QUEREMOS PELÍCULAS HECHAS EN AMÉRICA, OTRA VEZ", explicó.

Sin embargo, no está claro el motivo por el que Trump considera que el cine americano está en peligro. Los últimos datos de la patronal de los mayores estudios de Hollywood, la Motion Picture Association, revelan que la industria del cine estadounidense generó un balance positivo para el país en todos los grandes países del mundo. Hay que recordar que el argumento que EEUU ha usado para imponer aranceles a todo tipo de productos, y más recientemente, a todos los productos de casi todos sus socios comerciales, es el déficit comercial que mantiene con ellos, que considera un abuso.

En cualquier caso, el anuncio de Trump ha sembrado un sinfín de dudas. ¿Quiere imponer aranceles a todas las películas que se produzcan fuera de Estados Unidos? ¿Inclusive las de cine independiente que solo se visionan en festivales y en servicios de streaming muy concretos? ¿Qué pasa si una película es americana pero se rueda en parte en el extranjero, o si los efectos especiales se hacen fuera, o si se rueda en Estados Unidos pero recibe financiación de fuera del país? Las grandes producciones generan cientos de puestos de trabajo e implican a muchas compañías a la vez, con lo que separar a las extranjeras de las nacionales podría ser complicado, a menos que se restrinja totalmente cualquier intervención de empresas o trabajadores extranjeros.

A día de hoy, es cierto que la mayoría de películas que se emiten en Estados Unidos son ya estadounidenses, pero hay que tener en cuenta que quienes producen esas películas suelen colaborar con empresas extranjeras para multitud de servicios, sobre todo para el rodaje, al resultar mucho más barato tanto el equipo como la mano de obra. Para incentivar aún más este mercado, son muchos los países que ofrecen incentivos fiscales a las compañías estadounidenses con el objetivo de que acudan a rodar allí, lo que ha supuesto un golpe para miles de trabajadores del sector americanos. En consecuencia, operadores de cámara, decoradores, técnicos de luces, maquilladores, electricistas y muchos otros han perdido sus trabajos, lo que provocó todo tipo de protestas hace unos años en Hollywood. Según datos del grupo de sindicatos Alianza Internacional de Empleados de Escenario Teatral, alrededor de 18.000 personas han perdido sus puestos de trabajo en los últimos tres años, sobre todo en California.

Un estudio publicado el mes pasado por FilmLA, una organización sin ánimo de lucro que gestiona permisos para rodajes en Los Ángeles y alrededores, asegura que los rodajes en la ciudad han caído más de un 22% en los últimos tres meses del año. Más de un año después de las dos huelgas que sacudieron al sector estadounidense, las producciones no han regresado a California. A lo largo de la última década, FilmLA calcula que la producción ha caído un 40%. 

La última edición de Misión Imposible se ha grabado en Reino Unido y otros países extranjeros, la película del videojuego Minecraft, la más taquillera de 2025 hasta la fecha, se rodó sobre todo en Nueva Zelanda y en parte en Canadá, y la nueva secuela de Avatar se ha rodado por completo también se ha rodado por completo en Nueva Zelanda. La última de Los Vengadores acaba de empezar su producción en Londres.

El anuncio siembra el caos en Hollywood

El mensaje corrió en Hollywood el domingo y los directivos convocaron reuniones de emergencia para intentar abordar el anuncio, aun sin entenderlo."La industria del entretenimiento es global", ha dicho el productor italiano Marco Valerio Pugini desde el set donde se está rodando el thriller postapocalíptico de Ridley Scott The Dog Stars. "Pero creo que los estudios estadounidenses seguirán rodando fuera cuando quieran localizaciones exóticas. No van a empezar a rodar James Bond en Detroit".

"Al final, esto solo va a hacer que los estudios hagan un uso mucho más intensivo de la inteligencia artificial", ha dicho Hans Fraikin, exdirector de la Comisión de Cine de Abu Dhabi y fundador de Quebec Film, recalcando que la industria a nivel global va a verse perjudicada por esta decisión y que no cree que aumente drásticamente el empleo en Estados Unidos, ni siquiera a largo plazo, sobre todo por el coste que tendrá llevar todos los rodajes a EEUU.

Según The Hollywood Reporter, hacer una película en Estados Unidos puede salir entre un 30 y un 40% más caro que en Europa o Australia por las subvenciones, además de por el precio de la mano de obra y otros costes.