La Unión Europea no ha logrado este martes reunir la mayoría cualificada necesaria para suspender o limitar el Acuerdo de Asociación con Israel, a pesar de las presiones de varios Estados miembros, como España e Irlanda, que exigen una respuesta firme ante la guerra en Gaza.

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El ministro de Exteriores de la República Checa, Jan Lipavský, reiteró antes del Consejo de Asuntos Exteriores en Bruselas su oposición a cualquier medida que dañe las relaciones entre la UE e Israel. “No hay una mayoría cualificada para adoptar unos pasos esenciales que dañen las relaciones entre Europa e Israel, y es necesario desarrollar todo de manera constructiva”, afirmó.

Lipavský defendió la importancia de mantener el acuerdo vigente y abogó por utilizarlo como una vía para discutir temas como los derechos humanos o la situación humanitaria en Gaza, sin recurrir a la suspensión. En su opinión, limitar el acuerdo sería contraproducente y debilitaría la influencia europea en la región.

"Acciones concretas" contra Israel

La propuesta de suspensión del acuerdo, promovida principalmente por el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, fue respaldada también por Irlanda y otros países preocupados por la situación humanitaria en Gaza. Albares pidió que se adopten "acciones concretas" contra Israel, al menos mientras dure el conflicto armado.

Sin embargo, países como Alemania, Austria y la República Checa han frenado cualquier iniciativa que implique sanciones o limitaciones al acuerdo de asociación, evidenciando la falta de consenso dentro de los Veintisiete.

El Acuerdo de Asociación UE-Israel, en vigor desde 2000, regula las relaciones políticas, comerciales y de cooperación entre ambas partes. Su suspensión requeriría una mayoría cualificada entre los Estados miembros, algo que, por el momento, no se ha conseguido.

Dura reacción de Amnistía Internacional

Tras conocerse el resultado del encuentro, Amnistía Internacional calificó la decisión de la UE como una “traición cruel e ilegal”. En un comunicado, su secretaria general Agnès Callamard, declaró que “la negativa de la UE a suspender su acuerdo con Israel es una traición cruel e ilegal: a su propio proyecto europeo basado en el respeto al derecho internacional, a sus propias normas, y a los derechos humanos del pueblo palestino.

Esto será recordado como uno de los momentos más vergonzosos en la historia de la UE.

"Esto será recordado como uno de los momentos más vergonzosos en la historia de la UE. Los líderes europeos tuvieron la oportunidad de adoptar una posición de principios frente a los crímenes de Israel, pero optaron por dar luz verde a su genocidio en Gaza, su ocupación ilegal del territorio palestino y su sistema de apartheid", agrega.

Amnistía denunció además que una revisión interna de la UE ya había concluido que Israel violaba sus obligaciones en materia de derechos humanos bajo el acuerdo. A pesar de ello, los Estados miembros optaron por mantener beneficios comerciales, antes que cumplir sus compromisos internacionales y proteger vidas palestinas.

La organización advirtió que este tipo de inacción no solo alimenta la impunidad de Israel, sino que también implica un creciente riesgo de complicidad por parte de la Unión Europea.

Finalmente, Amnistía instó a los Estados miembros a actuar de forma unilateral si es necesario: suspender cualquier cooperación que pueda contribuir a violaciones del derecho internacional, imponer un embargo total de armas y tecnología de vigilancia, y prohibir todo comercio e inversión en los asentamientos ilegales israelíes.

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