Decía el diplomático sueco Dag Hammarskjöld, quien fue secretario general de la ONU entre 1953 y 1961, que las Naciones Unidas "no se crearon para llevar a la humanidad al cielo, sino para evitar su caída al infierno". En su 80 aniversario este extraordinario foro de diálogo global, en el que se da cabida a 193 naciones de todas las regiones del mundo, atraviesa la mayor de sus crisis, en gran parte por la deriva de la primera potencia global, los Estados Unidos de Donald Trump. Es un escenario que también conviene a China y Rusia: un mundo en el que los fuertes se imponen y no se respetan las reglas. Con guerras abiertas en Ucrania y Gaza, la ayuda humanitaria en crisis por problemas presupuestarios y las metas sobre el cambio climático estancadas o en retroceso, surge la pregunta: ¿sirve para algo la ONU o se ha quedado desfasada para siempre?
"Es un momento de crisis. Quizá una de las mayores que ha vivido la ONU. Toda la parte de paz y seguridad no funciona, lo que concierne al desarrollo tiene poco ímpetu, y en derechos humanos hay regresiones espeluznantes. El secretario general, António Guterres, lo reconoce también", asegura Cristina Gallach, ex secretaria general adjunta de Comunicaciones e Información Pública (2015-2017).
Trump contra el 'globalismo'
Según Gallach, "las señales que da Trump son muy negativas en financiación o agendas como cambio climático. También en paz y seguridad. La crisis del sistema de mantenimiento de la paz de ONU es enorme: estamos en franca retirada en todos los lugares donde hay conflictos y donde la ONU ejercía un papel senador. EEUU se retira del multilateralismo y de las grandes convenciones y deja espacios. El desánimo es comprensible".
A juicio de Richard Gowan, responsable de relaciones con la ONU del International Crisis Group, la organización está "en una especie de caída libre". Según explica Gowan en The New York Times, esta semana, con las sesiones en la Asamblea General, veremos hasta qué punto la situación es complicada. Será muy clarificador escuchar este martes al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien atacará a las “organizaciones globalistas”, según ha anticipado su portavoz.
Para la ex embajadora venezolana y experta en ONU María Alejandra Aristigueta, la organización está debilitada "porque avanzamos peligrosamente de nuevo a una dinámica de poder como la que existía antes de su creación, es decir, lo que los internacionalistas llamamos el equilibrio de poder (que de equilibrio tiene poco y de dinamismo mucho) y que la izquierda y los medios tienden a llamar el mundo multipolar".
Añade que "ese nuevo orden mundial, debilita al mundo basado en reglas, porque se trata de una disputa por la hegemonía (y por ende por aplicar la ley del más fuerte), y siendo la ONU la expresión del mundo basado en reglas, pues entonces atenta contra el futuro de la ONU".
El hito de su creación
Su creación, hace 80 años, fue un hito, a juicio de Aristigueta. "Determinó un mundo más estable y se avanzó de manera exponencial en muchas áreas". Nace la ONU después de dos guerras mundiales en las que parecía que la humanidad parecía haber aprendido tras haber llegado a niveles de destrucción inimaginables. La ONU como voluntad de las naciones de tratar los problemas globales de forma conjunta y buscar caminos hacia la paz en caso de conflicto es consecuencia de la barbarie conocida en el Holocausto.
Ese compromiso inicial de los Estados más fuertes con la ONU ha desaparecido hasta el punto de crear problemas de financiación al pagar menos y mal, como hace EEUU, pero también China. "Habría que recuperar el nivel de compromiso de los Estados con la ONU, que hoy parece la piñata de todos. Lo que ha aportado la ONU al mundo en términos de paz y seguridad, de avances en la erradicación de enfermedades infecciosas y de prevención de las no infecciosas, en términos del conocimiento compartido que permite un progreso más rápido y mayor de los países en desarrollo (del Sur Global) de las políticas de medio ambiente, de los temas humanitarios, todo eso se ha logrado porque ha habido una trabajo colectivo de la organización con los Estados y de los Estados con la organización y gracias en buena parte a la ONU, los Estados entre sí", añade la experta.
El plan de ajuste de Guterres
Algunos cambios ya han empezado a tomar forma, sobre todo, en el aspecto financiero. La ONU está integrada hoy por multitud de agencias y organismos dependientes que cuentan en 2025 con un presupuesto de unos 3.700 millones de dólares. Ya en 2020 un grupo de exfuncionarios de la organización pidió que se lleve a cabo una revisión de la burocracia para mejorar su representatividad. La ONU ha terminado siendo una enorme maquinaria y eso le hace perder flexibilidad y rapidez.
El portugués António Guterres, que termina su mandato el año próximo, ha propuesto un plan de reforma denominado UN80, que prevé la racionalización de los servicios administrativos, la eliminación de duplicidades, la reducción de miles de mandatos y el traslado de parte del personal desde centros costosos como Nueva York y Ginebra.
El objetivo es reducir el presupuesto general de la ONU para 2026 en unos 500 millones de dólares, lo que se traduce en un recorte presupuestario de alrededor del 15% y una reducción de personal del 19 %, según informa The New York Times. El presupuesto para el mantenimiento de la paz sufrirá un recorte del 11,2 % y una reducción del 13 % en los puestos, añadieron. El propio Guterres asegura que estos recortes no resuelven el problema de liquidez, aunque buscan introducir mejoras para afrontar los retos actuales.
Reforma estructural
Para Gallach, este plan de Guterres trata de "quitar grasa", pero lo fundamental es que "el Consejo de Seguridad, se renueve y se refuerce. Es necesaria una profunda reforma estructural". En ese sentido apunta que la sucesión de Guterres puede ser clave: habría que buscar un líder con energía para afrontar este tiempo convulso. "Es hora de que hubiera una mujer en la secretaría general. Sería la primera vez", apunta Gallach. Acaba de asumir como presidenta de la 80ª Asamblea General Annalena Baerbock, la ex ministra alemana de Exteriores. Es la quinta mujer en este cargo.
Sería necesario, a juicio de la ex vicesecretaria adjunta de la ONU, que los grandes países vuelvan a confiar en el multilateralismo, ya que no hay alternativa para mejorar nuestro entorno. También que los países que aún siguen comprometidos, configuren un espacio de reforma. "El caso de Gaza es interesante porque de los cinco Estados con derecho a veto en el Consejo de Seguridad, ahora hay cuatro que ya reconocen el Estado palestino", apunta Gallach. Francia lo ha anunciado este lunes al inaugurar la Conferencia sobre Palestina, copatrocinada con Arabia Saudí, después de que lo hiciera el lunes el Reino Unido. En ese foro, Guterres ha sido contundente: "Nada puede justificar cualquier forma de limpieza étnica". Ha justificado el paso dado para reconocer el Estado palestino.
Guterres, a quien en estos ocho años le ha tocado una dificilísima misión, ha dicho que la ONU ha de celebrar mirando hacia lo conseguido en el pasado y hacia lo que aún queda por hacer. Si la ONU fracasa finalmente y prevalece el sálvese quien pueda, el infierno para muchos será una realidad cotidiana.
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