El equipo de Donald Trump diseñó una cuidada estrategia de distracción después de que el presidente decidiese atacar Irán para evitar que el mundo supiese cuándo iba a producirse el golpe, especialmente después de varias publicaciones del líder estadounidense en redes sociales. El plan duró en total ocho días, han publicado medios americanos, e incluía no solo el anuncio del jueves sobre que necesitaba reflexionar sino también los primeros ataques de Israel a Irán y el desplazamiento de bombarderos hacia el Pacífico.
El pasado jueves, Trump comunicó al mundo que había decidido darse “las próximas dos semanas” para valorar si debía golpear Irán. Pero era solo un señuelo: la decisión se había tomado mucho antes, el martes, y ese mensaje solo buscaba sugerir que el ataque no sería inminente, aunque sí lo era. Ese día los aviones de reabastecimiento, los que permitieron que los bombarderos repostasen combustible en el aire, ya se habían dirigido a sus posiciones y el Ejército estaba trabajando en proteger a las tropas estadounidenses en la región.
El mensaje solo trataba de despistar, y ese mismo objetivo tenía también la comida que Trump mantuvo ese mismo día con su exasesor Stephen K. Bannon, uno de los mayores críticos del posible bombardeo. Con el mismo el presidente se marchó el viernes a jugar al golf en Bedminster, Nueva Jersey, donde suele pasar sus ratos de descanso en verano, buscando contribuir aún más a la impresión de que el ataque no era inminente.
El presidente de Estados Unidos llevaba días publicando mensajes en su red social en los que sugería que estaba a punto de entrar en el conflicto, en lo que serían los primeros ataques militares estadounidenses dentro de Irán desde la revolución islámica de 1979. El lunes escribió que “todo el mundo” debía “evacuar Teherán”, la capital iraní, pese a que ni él ni la Casa Blanca habían comunicado que EEUU pensase atacar la ciudad.
El martes y tras marcharse de forma inesperada de la reunión del G-7 que estaba teniendo lugar en Canadá, publicó en Truth Social que no la abandonaba para tratar de conseguir un alto el fuego en Oriente Medio, sino algo “mucho mayor”. Y pidió al mundo que se mantuviese atento.
“El presidente Emmanuel Macron, de Francia, buscando publicidad, ha dicho erróneamente que me fui de la cumbre del G7 en Canadá para trabajar en un “alto el fuego” entre Israel e Irán. ¡Equivocado! No tiene ni idea de por qué estoy volviendo a Washington, pero lo cierto es que no tiene nada que ver con un Alto el Fuego. Es mucho más grande que eso. A propósito o no, Emmanuel siempre se equivoca. ¡Estad atentos!”, publicó el martes 17 de junio.
Los tuits del presidente alarman al Ejército
Este tipo de mensajes en redes sociales hizo que saltasen todas las alarmas en el Pentágono y en el Comando Central de Estados Unidos, y los militares empezaron a preocuparse de que Trump estuviese dejando demasiado claro -y demasiado pronto- que el ataque estaba a punto de llegar. En consecuencia, diseñaron su propio plan de distracción, que incluía que varios bombarderos B-2 saliesen de Missouri hacia el oeste, camino al Océano Pacífico, con el objetivo de que fuesen detectados y que Irán pensase que el ataque llegaría en un momento determinado y desde esa dirección.
Según han explicado oficiales del Ejército al New York Times, la operación de los B-2 fue un engaño que tenía como objetivo “limpiar el desastre -la advertencia del ataque- que en parte fue obra del presidente”. Uno de esos militares ha dicho que el presidente se convirtió en “la mayor amenaza para la seguridad de la operación” de todas las que enfrentaba la misión. Con todo, por el momento nada apunta a que la Casa Blanca esté buscando modificar o regular de algún modo el uso que el presidente hace de las redes sociales, sino que se decidió usarlas a su favor.
Pero precisamente por eso se decidió tratar de convencer de que Trump se había relajado y que sus ansias de parar la supuesta carrera por la bomba nuclear de Irán ya no eran tales. "En base al hecho de que hay una posibilidad importante de que tengan o no lugar negociaciones con Irán en el futuro próximo, decidiré si ir o no [al ataque junto a Israel, se entiende] en las próximas dos semanas", publicaron en X, insistiendo al mismo tiempo en que la prioridad de Trump era “asegurarse de que Irán no puede conseguir un arma nuclear”, en palabras de su portavoz, Karoline Leavitt.
Trump llevaba días enfrentándose a las críticas de parte de sus seguidores e incluso aliados del ala más aislacionista y en contra de una intervención militar junto a Israel, lo que hacía pensar que tenía sentido que necesitase un tiempo para valorar si realmente le merecía la pena llevar a cabo dicho movimiento. Entre esos críticos estaba el expresentador de televisión de la cadena Fox y líder de opinión Tucker Carlson pero también la congresista republicana quizás más conocida de todas, Marjorie Taylor Greene, así como otros representantes republicanos como Thomas Massie o Tim Burchett.
Todos advertían de que a Estados Unidos no le compensa entrar en otra guerra, que Trump había prometido lo contrario y clamaban que el presidente debía anteponer el bienestar de sus ciudadanos (“América primero”) a sus intereses en política exterior.
Los medios estadounidenses con contacto directo con la Casa Blanca aseguran que el equipo de Trump estuvo días estudiando con cuidado cómo podía reaccionar la opinión pública si EEUU se lanzaba contra Irán. Por un lado, las encuestas apuntaban a que la mayoría de los ciudadanos rechazaban una intervención militar, pero al mismo tiempo también se mostraban en contra de que Irán accediese a un arma nuclear, con lo que consideraban que podían tener algo de margen.
Hay que recordar que Trump se pasó toda la campaña electoral criticando a los anteriores presidentes que habían llevado a EEUU a diferentes guerras, tanto por la pérdida de vidas como por el gasto que eso suponía para el ciudadano estadounidense, y que había prometido conseguir la paz en Ucrania y en Gaza en su primer día en el cargo. “Biden nos va a llevar a la tercera guerra mundial, estamos más cerca de la tercera guerra mundial de lo que nadie puede imaginar”, dijo cuando aún no era presidente. El entonces candidato llegó a prometer la paz “antes de que llegue al cargo el 20 de enero” en el debate televisado contra Biden en junio de 2024.
En un congreso con la Guardia Nacional el pasado agosto en Detroit, también dijo que votantes tanto demócratas como independientes lo votarían porque él acabaría con las guerras. “Estoy seguro de que su primera tarea será hacer el trabajo necesario para que nos alejemos del borde de la guerra. No podemos ser prósperos a menos que estemos en paz”, dijo su ahora directora de Inteligencia, Tulsi Gabbard, entonces.
Entonces, ¿qué cambió? Según otros medios como AFP, el cambio de opinión se produjo el 13 de junio, cuando Israel atacó Irán y Trump lo entendió como una oportunidad única para que EEUU se uniese a dar un importante golpe al programa nuclear contra el que, al mismo tiempo, siempre ha protestado. El propio Trump se había pasado meses tratando de convencer al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de que no golpease Irán, pero finalmente decidió no desaprovechar la ocasión y golpear al régimen.
Convencer de que el ataque era necesario
Ahora la misión de la Administración Trump es convencer de que era imprescindible llevar a Estados Unidos al centro del último conflicto que ha estallado en una de las regiones más delicadas del planeta. Pese a lo que dijese recientemente la directora de Inteligencia Nacional, la elegida de Trump Tulsi Gabbard, que aseguró que “Irán no está construyendo un arma nuclear y el líder supremo Ali Jamenei no ha autorizado el programa de armas nucleares que suspendió en 2003". Y pese a que los últimos informes de dicho Departamento apuntarían a lo contrario: no solo a que Irán no está tratando de conseguir un arma nuclear, sino que aún está a tres años de ser capaz de fabricar una.
“Esto fue una elección de Irán, nosotros no tomamos esa decisión, fueron ellos. Jugaron con Donald Trump y cometieron un enorme error. Y creo que el mundo hoy es más seguro y más estable de lo que era hace 24 horas”, dijo este domingo el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, en televisión. “Y un montón de esos países que están publicando comunicados condenándolo, en privado están de acuerdo con nosotros, creen que esto tenía que hacerse. Los únicos en el mundo que no están contentos con lo que pasó anoche en Irán es el régimen en Irán”.
Cuando los medios han preguntado a la Casa Blanca sobre esta operación de distracción y el miedo de los altos cargos del Ejército a los tuits de Trump, la portavoz, Karoline Leavitt, no ha desmentido la información y se ha limitado a asegurar que el presidente ha completado “con éxito una de las operaciones militares más complejas e históricas de todos los tiempos”. “Muchos presidentes han hablado del esto, pero solo el presidente Trump tuvo el coraje de hacerlo”.
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