Dijsselbloem tiene razón. Cuando dice que "la solidaridad es extremadamente importante" y que "quien la exige también tiene obligaciones". Claro que sí. Nada que objetar tampoco al presidente del Eurogrupo cuando afirma que "el pacto dentro de la zona Euro se basa en la confianza".

Pero no es eso lo que nos ha llevado a los países del sur a pedir su dimisión cuando hemos despertado de la siesta. Las polémicas palabras de Dijsselbloem en su entrevista al Frankfurter Allgemeine Zeitung que más indignación han despertado han sido "no puedo gastarme todo mi dinero en licor y mujeres y a continuación pedir ayuda".

Las palabras de Dijsselbloem nos han llevado a pedir su dimisión cuando despertamos de la siesta

Le faltó añadir que no puede uno pasarse todo el día comiendo paellas a la orilla del mar y luego aparecer por el Eurogrupo incumpliendo el déficit como si nada. El primer ministro de Portugal ha pedido su dimisión y el italiano Renzi le critica por sus “chistes estúpidos”. En España, De Guindos se ha limitado a decir que le parecen unas declaraciones "desafortunadas".

Pero el caso es que Dijsselbloem tiene razón. Le sobra mal gusto y una soberbia desbordante (por no hablar del machirulismo insoportable de considerar a las mujeres mercancía), pero el caso es que razón no le falta.

Si el holandés se refiere a que en el sur hemos sufrido políticos corruptos que han gastado dinero público en lo que no debían, tiene razón. Y unos han despilfarrado en fiestas pagadas con black, otros en radiales y los hay que hasta en hacer una pista de esquí en Villavieja del Cerro (Valladolid).

Hemos despilfarrado en fiestas con black, en radiales y hasta en hacer una pista de esquí en Villavieja del Cerro

Si lo que ha dicho el holandés lo hubiera dicho Berlusconi, la mitad de la Europa que ahora se indigna se hubiera echado a reír. Pero una cosa es que sea un italiano el que presuma de hedonista y otra un holandés que nos acuse de serlo. Una cosa es que los españoles nos manifestemos diciendo que ya no queda pan para tanto chorizo y otra que un periódico alemán nos dé lecciones de transparencia.