Hace ya casi un decenio, Lehman Brothers entraba en bancarrota, presentando el temido chapter eleven ante las autoridades americanas. De este modo ponía fin a su particular annus horribilis que había iniciado con su desplome en bolsa a cuenta de la mala digestión del océano de hipotecas subprime que mantenía en su balance y unas cuentas que iban de mal en peor, pese a la insistente negación de su cúpula directiva.

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

Opciones de suscripción

¿Todavía no estás seguro? Consulta aquí todas las ventajas de suscribirte a El Independiente.

¿Ya eres usuario Premium?

Identifícate