Será en otoño cuando el juez Diego de Egea decida en la Audiencia Nacional si se abre una investigación por las grabaciones de Corinna zu Sayn-Wittgenstein escuchadas estos días. Es el juez que tiene asignada la operación Tándem, que mantiene en prisión al comisario Villarejo desde el pasado noviembre.

Corinna nunca da puntada sin hilo y sabía muy bien con quién se reunía aquel día y que podían estar grabándola. A menudo este tipo de encuentros se “escenifican” como una grabación robada cuando son pactos cerrados previamente en un despacho. Aunque buena parte de lo que cuenta en esas grabaciones sea cierto, una vez más se utiliza a la opinión pública para conseguir un beneficio personal de los protagonistas. Villarejo muestra sus cartas, presionando al Estado para que le dejen en libertad antes de tirar de la manta, mientras que Corinna además de repercusión social, que le encanta, quizá consiga cerrar otro buen acuerdo económico por su silencio.

La España de hoy no es la de hace 10 años, cuando Patrimonio Nacional se gastó 500.000 euros en El Pardo para que Corinna y su hijo vivieran a cuerpo de rey

Pero la España que hoy vivimos, con sus dificultades, errores y faltas, no es la de hace 10 años cuando la pareja se encontraba en la Angorrilla, en El Pardo a sabiendas de Patrimonio Nacional, que se gastó 500.000 euros en reformar la casa para que ella y su hijo vivieran a cuerpo de rey, nunca mejor dicho. Con todos los respetos, el Rey emérito ya está amortizado, y aunque su memoria será siempre respetada en lo político, los españoles perdonaremos lo personal, sobre todo porque además es inimputable judicialmente.

Bien saben en Zarzuela que la crisis de Corinna estuvo a punto de costarle el régimen a los Borbones y que la España de hoy en día no perdonaría a Felipe VI una actitud similar. No podría actuar nuestro Rey con total impunidad ante hechos similares, ni siquiera con el apoyo inestimable del CNI, testigo mudo y obediente obligado a realizar acciones vergonzosas para salvar la corona.

Si Don Juan Carlos tiene o no dinero en Suiza es hoy una cuestión puramente ética o moral, no un delito económico del que nunca se le podrá acusar. Su padre Don Juan de Borbón también puso a cubierto su dinero en Suiza, tres cuentas con 728,75 millones de pesetas que heredaron sus hijos tras su muerte en 1993. Fue el abuelo de Don Juan Carlos, Alfonso XIII, quien creó ese depósito en el país helvético para depositar fondos de la familia en situaciones difíciles. De él vivieron durante su exilio igual que su hijo Don Juan cuando heredó esa cuenta con tan solo 27 años.

Un mayordomo de Zarzuela le dijo un día al Rey Juan Carlos: “Me va a permitir Señor que le diga que la princesa está solo con usted por su dinero”

La princesa Corinna según quienes la conocen, yo solo hablé con ella una vez, es más lista que inteligente y cerró en falso su silencio tras recibir una supuesta compensación económica que ella no consideró suficiente, a cambio de abandonar España rápidamente en un avión a París, acompañándola hasta la escalerilla el sufrido CNI. Desde ese instante no perdona, se fue dolida porque se le fue el negocio. Tras ese bochornoso capítulo concedió algunas entrevistas, un libro y ahora unas oportunas grabaciones para seguir presionando en beneficio propio.

La relación con Don Juan Carlos era ante todo un buen negocio para la princesa. Acuerdos comerciales, cenas de negocios y comisiones de todo tipo a través de personas que sentaba en la mesa el Rey emérito y de las que ella se encargaba de sacar tajada. Dicen que un mayordomo de Zarzuela, con mucha educación, le dijo un día al Rey Juan Carlos: “Me va a permitir Señor que le diga que la princesa está solo con usted por su dinero”.

Estas grabaciones escandalosas son la venganza. La policía nacional tiene hasta el 30 de septiembre para escucharlas, revisarlas y con todo ello elaborar un informe del que se extraiga o no contenido penal, y con todo ello el juez decidirá si abre o no una investigación. Lo más curioso es que la propia princesa Corinna podría ser la mayor perjudicada por su contenido, incluso podrían investigarla por el delito de blanqueo cuando reconoce en ellas disponer de propiedades en Marruecos a su nombre, cuando en realidad son propiedad del monarca, y se queja en las grabaciones de las presiones que recibe para devolverlas a su legítimo dueño, a lo que ella se niega desde hace años.

En el fondo a Corinna le pasa lo mismo que le sucedió a Iñaki Urdangarín, que pensaron que lo que veían hacer al monarca, ellos también lo podían hacer. Pero Rey solo hay uno y además no puede ser perseguido judicialmente, como dicta el articulo 56 de la Constitución: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”.