Domingo es el día de Dios. Del Señor. Día de descanso, día del astro rey. Un día que por consenso en múltiples países –el nuestro incluido–, se ha establecido como jornada que debe dedicarse a disfrutar de otras tareas que no sean las derivadas de las cargas del cotidiano trabajo (para quienes por fortuna lo poseemos).

Curiosamente, y desde un tiempo a esta parte, me he dado cuenta de que ese día de descanso se ha convertido para algunos en una especie de ámbito temporal lúdico, cuyo fin es invertir y arriesgar en “experimentos verbales ideológicos”, en ocurrencias que se lanzan a las redes y a los medios, a las masas y a los acólitos. “Por si cuela”. Suelen ser ideas llamativas, radicales, peregrinas, en unos casos, e imposibles, en otros, aunque, lo importante en realidad es el revuelo, la controversia que se forma en torno a ellas. El fondo se tantea nada más con el objeto de elevar las encuestas de cara al voto futuro.

Este domingo hemos leído que la delegada del Gobierno en Cataluña pide un indulto para personas que no están ni juzgadas ni condenadas y, de otra parte, la vicepresidenta indica que, respetando al instructor, ella entiende que, si transcurre un periodo de tiempo más o menos amplio, lo que debería hacerse es poner en libertad a los presos preventivos del conocido como caso procés.

Estas ocurrencias, para no variar, se vienen produciendo de forma ininterrumpida por parte de personas que ostentan responsabilidades políticas importantes. La finalidad es clara: intentar influir en el Poder Judicial a través de la opinión general. Se intenta hacer ver a los ciudadanos que “el problema de Cataluña”, “el problema de la violencia machista”, “el de la corrupción política”, en realidad, no es de los que se encuentran investigados o incluso condenados.

La finalidad es clara: intentar influir en el Poder Judicial a través de la opinión general

El problema no es del presunto sedicioso, del repudiable violento o del execrable corrupto. El problema es que los Jueces no cumplen bien su trabajo, no aplican las leyes de la manera en la que la sociedad lo demanda y, en definitiva, que ni quienes hacen las leyes o quienes las proponen son culpables de nada. Que, por supuesto, los diversos ejecutivos tienen otras cosas más importantes de las que preocuparse que de la Justicia en sí, de los medios que la sustentan y de la dignidad y la independencia de sus profesionales.

Eso en realidad no importa.

Hasta relativamente hace poco tiempo, los jueces y fiscales no hemos sido conscientes de que debemos defendernos y pasar a la ofensiva frente a ataques injustos. El órgano institucional a quien le corresponde la defensa de la Justicia, es decir al Consejo General del Poder Judicial, por sus especiales circunstancias ni está ni se le espera. Miembros de la Carrera Judicial han comentado de manera un tanto significativa, que la ex-jefe de prensa de este órgano, al abandonar el puesto para dirigirse a otra de la Corporación RTVE, haya sido alabada por el Presidente del CGPJ en atención a su “labor callada”….sin comentarios.

Los Jueces no cumplen bien su trabajo, no aplican las leyes de la manera en la que la sociedad lo demanda

Las declaraciones de la señora Calvo, donde después de manifestar su idea de dejar en libertad a presos preventivos sometidos a instrucción, lo abrigaba con frases vacías de alabanza al Poder Judicial, me recuerdan a un Letrado en la tierra donde ejerzo. En uno de los escritos dirigidos al Juzgado decía: “el Juez que ha dictado la resolución es un ignorante y no tiene idea de derecho. Eso sí, con todos los respetos y en estrictos términos de defensa”. Pues eso.

Transcurre otro domingo. Mientras jueces y fiscales están de guardia por un euro la hora. Mientras la inmensa mayoría trabajamos en casa para llevar nuestros asuntos al día. Mientras muchos profesionales cuidan y protegen a sus conciudadanos, otros lanzan al aire globos azules y granas que, como decía Don Antonio Machado, se quiebran súbita y frágilmente cuando comienzan su ascenso celestial. Feliz semana tengan y hasta el próximo domingo. Hasta la próxima ocurrencia.