Si en verano fue Turquía, todo parece indicar que el dolor de cabeza en este principio de otoño en los mercados va a ser Italia. La montaña rusa se ha instalado en las bolsas europeas, que se desploman a la de tres en cuanto Italia da un paso en falso.

El Plan de Estabilidad Presupuestaria 2019-21, que apunta a un déficit del 2,4% del PIB en esos tres años, es inviable para Europa. El comisario de Asuntos Económicos y Financieros, el francés Pierre Moscovici, lo ha dicho alto y claro: no es del interés de Italia seguir acumulando deuda y el Gobierno italiano debería decir la verdad a su electorado.

Lo cierto es que esos presupuestos, que sobrepasan por mucho el límite de déficit recomendado por la Unión Europea, no se sostienen en un país con una deuda pública por encima del 130% y con un crecimiento económico de los más bajos de la Zona Euro.

Aunque, de momento, el caos italiano no ha supuesto un efecto contagio a otras economías de países periféricos, como España o Portugal, el efecto arrastre en las bolsas es preocupante.

El impacto del órdago italiano en la banca podría retrasar los planes del BCE para retirar sus estímulos

Patrice Gautry, Economista jefe de Union Bancaire Privée (UBP), ha alertado de cuatro consecuencias que puede tener el pulso de Italia a la Unión Europea: un debate feroz que empeore (aún más) las relaciones entre ambas regiones, un aumento duradero del coste de capital para las empresas italianas (incluidos los bancos), una posible rebaja de la calificación de la deuda italiana este mes de octubre por parte de las agencias calificadoras y un aumento de la inestabilidad política, con el riesgo incluso de que el ministro de Finanzas italiano, Giovanni Tria, abandone la coalición.

Además, hay que tener en cuenta que el lastre que está suponiendo el órdago italiano para la banca (no solo italiana, sino europea) podría hacer temblar los planes del Banco Central Europeo (BCE) a la hora de retirar sus estímulos. Y es que, aunque Italia ha defendido que no quiere abandonar el euro, y así parece haberlo respaldado la Unión Europea, la situación económica en Italia lleva tiempo en los discursos de Mario Draghi, presidente del BCE, como un factor de alerta para el crecimiento de la Eurozona.

Sea como fuere, lo cierto es que si Italia y la UE no llegan a un acuerdo presupuestario, y la situación no se estabiliza, la prima de riesgo podría seguir ampliándose, presionada al alza por la combinación de un objetivo de déficit más laxo de lo previsto inicialmente y el menor volumen de compra del BCE. Recordemos que esta semana ha entrado en vigor la reducción del programa de compra de activos desde 30.000 millones de euros hasta 15.000 millones mensuales.

Por tanto, si son ciertos los rumores de que la Comisión Europea rechazará el Plan de Estabilidad Presupuestaria que Italia anunció el pasado jueves y que presentará a Bruselas el próximo 15 de octubre, habrá que ver cuáles son las alternativas del Gobierno italiano y la reacción no sólo de los mercados europeos, sino de las previsiones económicas de la Zona Euro.

Y no estamos para tonterías. Recuerden que Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha advertido del nuevo récord alcanzado por la deuda mundial. Nada más y nada menos que 182 billones de dólares, lo que afectará a las previsiones de crecimiento mundial.

Abróchense los cinturones, que vienen curvas.


Laura Sánchez es editora jefe de Investing.com en España