Con puntualidad otoñal, la sección de planes de previsión social complementaria de bancos, gestoras y proveedores financieros diversos empieza a engrasar su maquinaria propagandística para recordar a sus actuales y futuros partícipes en planes de pensiones la perentoria necesidad de destinar parte de sus inversiones financieras hacia este tipo de productos.

Una advertencia del todo necesaria, pues la demografía y los menguantes ingresos del Estado dibujan un sombrío panorama que, de manera ineludible, tendrán que afrontar aquellos que se jubilen en las décadas venideras.

Así pues y confirmada la premisa de su necesidad, deberíamos explorar cuáles son los criterios para elegir un producto que goza de una prensa no demasiado favorable y genera escaso entusiasmo entre el público inversor. Un público que muy pocas veces se lleva una alegría en forma de rentabilidad positiva, por mucho que lleven un buen número de años invertidos en su plan de pensiones.

El secular pobre desempeño en términos de rentabilidad de estos productos de inversión ha favorecido el inmovilismo y la desidia de los partícipes para buscar alternativas eficientes, cuando no debería ser así, porque haberlas, haylas.

El pobre desempeño de estos productos de inversión ha favorecido el inmovilismo a la hora de buscar alternativas eficientes

Hay que superar el pesimismo y la resignación que sobrevuela el mundillo de los planes de pensiones y no afrontar este asunto de manera exclusiva desde el punto de vista de las ventajas fiscales para los partícipes. Se echa de menos I+D en pensiones. Un potente I+D en pensiones, combinando el poder de las redes sociales, la economía colaborativa y la responsabilidad social, podría dar fruto a soluciones no solamente audaces, sino rentables, sostenibles y de valor añadido.

Pero hasta que lleguemos a ese deseable punto de desarrollo, vamos a intentar –como decía antes- exponer los principios básicos para elegir un plan o planes de pensiones.

El primer criterio para elegir un plan de pensiones es el mismo que aplicaríamos a cualquier otro producto financiero: batir al IPC de manera consistente. Si esto es importante para un fondo de inversión, imaginen si no lo será para un producto que vamos a utilizar para complementar nuestros escasos ingresos tras abandonar la vida laboral activa.

Criterio que debe complementarse con el cuidado extremo en la selección concreta de un determinado producto, pues los partícipes desprecian sistemáticamente afinar su elección, cuando es un producto al que teóricamente deberían prestarles más atención, pues será el que complementará su jubilación cuando ya no tengan otros ingresos.

La selección de un producto de pensiones no debe obedecer a ofertas vinculadas a incentivos monetarios o electrodomésticos

La selección de un producto o productos de pensiones concretos no puede ni debe obedecer a ofertas vinculadas a incentivos monetarios, electrodomésticos variados o cacerolería varia. Obsequios que nada garantizan en cuanto a rentabilidad futura y no pocas veces suponen pactos de permanencia leoninos- mansamente aceptados por los partícipes- en productos caros y malos.

Las pautas más razonables y efectivas para no errar la selección son mucho menos tangibles pero decisivas y se refieren a la rentabilidad sistemática y consistente del plan o planes concretos y a que soporten una comisión de gestión razonable y justificada. El asunto no es baladí, pues el impacto de elegir un producto con comisiones razonables puede traducirse en miles de euros de ahorro en una inversión de largo plazo, mayor cuantos más años se tenga el plan.

Los partícipes españoles desprecian sistemáticamente la rentabilidad del plan de pensiones en el que están o estarán invertidos, aceptando también la máxima comisión de gestión legal posible que soportan los planes de pensiones en España, con una aquiescencia digna de estudio. Además, el 80% de los españoles que invierte en pensiones ignora qué comisiones pagan.

Solo así se explica que el plan de pensiones con más inversores en España sea el de un gigante grupo bancario español y que esté entre los de peor rentabilidad de su categoría, tanto a un año como a tres años. Y sólo así se entiende que tenga ese éxito en ventas, y más con esos resultados, a pesar de tener las comisiones máximas que se puede cobrar en estos productos

Y quizá, por tanto, no sea casualidad que los siete planes de pensiones más grandes del país que registran pérdidas anualizadas a 10 años cobren en concepto de gestión comisiones superiores al 1 por ciento.

Si algo bueno tiene el sistema español de planes de pensiones es la relativa sencillez para proceder al traspaso de derechos entre productos

Si alguna bondad tiene el sistema español de planes de pensiones es la relativa sencillez para proceder al traspaso de derechos consolidados entre productos diversos. Bondad que mientras exista, debe ser fatigada hasta las últimas consecuencias.

Así pues, el consejo es evidente. Abandonen entidades y productos con planes de pensiones mediocres, caros y no gestionados por aquellas otras que les ofrezcan productos más baratos, más libres y eficientes, gestionados activamente, transparentes, comprometidos, profesionalizados y sin vergonzantes penalizaciones u obligaciones de permanencia a largo plazo.

Entidades que comprendan que el plan de pensiones es un instrumento de importancia primordial para el futuro financiero de sus clientes y que por lo tanto debe ser tratado y gestionado de forma leal, transparente, profesional y diaria con equipos especializados que aúnen talento, vocación y buen hacer.

Entidades que se comprometan a ofrecer valor añadido en un producto tan sensible para con las expectativas de mejora de la vida futura de las personas.

En el actual ecosistema español de planes de pensiones, existen entidades que están actuando bajo estos criterios y que son excepciones frente al sombrío panorama general que ofrece la previsión social complementaria en nuestro país. Acudan a ellas, a su consejo y a sus productos y cualquier esfuerzo comprometido les dará frutos importantes.

En planes de pensiones hay valor y productos muy eficientes e interesantes que les están esperando. Vayan a su proveedor financiero y si cumple con los criterios expuestos, suscríbanlos. Su futuro financiero bien merece ese pequeño pero valioso esfuerzo.


Carlos de Fuenmayor es director de Negocio Institucional de Merchbanc