En un mundo perfecto, la desinformación no sería un problema. Cualquier mentira o manipulación sería rápidamente detectada por los medios, señalada por las empresas de las grandes redes sociales, y si no fuera así, unos ciudadanos perfectamente racionales tendrían el tiempo suficiente para contrastar y descartar. Por desgracia, este mundo perfecto no existe.

Para seguir leyendo Regístrate GRATIS