Es San Isidro en Madrid, se llena la Pradera del Santo de chulapas con olor a costurerita y de chulapos de carrusel, gigantes y cabezudos se despiertan en los mesones para rodar por las cavas, los toros entran con luto de catedral en Las Ventas y la juventud verá por las plazas y parques a DJs radiactivos, flamencas rapadas e indies con legaña musical como si fuera abéñula. No hay contradicción porque hasta Ramoncín era ya castizo en su tiempo, y es castiza Carmena, y es castiza toda esa izquierda de fiesta del PCE en la Casa de Campo, con sus heavies tan folclóricos como Don Hilarión.
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