Sánchez Gordillo se ha ido haciendo viejo dentro del chándal como un cuponero, como un kiosquero. A veces ni va al Ayuntamiento y atiende en casa, como los curanderos, con un aire a ese Carlos Jesús de la tele de los 90. Sánchez Gordillo un día parece una abuela palestina en la butaca y otro un luchador mexicano entre guerrillero y futbolista cansado. Otros, renace el revolucionario que, como en todas las revoluciones, resulta indistinguible del cacique percherón. El pueblo liberado de la esclavitud del capitalismo siempre termina en alguien así, alguien que se hace viejo en su silla como una reina madre o un criador de pájaros, rodeado de papillas y cagajones, mandando entre gritos de sordo o loco y miedo de cocineras.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El capo de la droga vinculado al jefe de la UDEF tenía una asesoría
- 2 La Policía encontró dinero en un segundo chalé del jefe de la UDEF
- 3 Begoña Gómez, el alegato
- 4 Perseguir al que gana dinero y gobernar sobre un solar
- 5 El 'efecto Doppler' y por qué Internet va tan mal en los trenes
- 6 España lanza las primeras licitaciones para el túnel submarino con Marruecos que unirá el Estrecho
- 7 Trump tiene una misión y Sánchez sólo tiene a un chato
- 8 La 'guerra eléctrica' por el cliente en España: 534 comercializadoras y 7 millones de cambios de compañía
- 9 Quién es quién en la nueva Administración de Donald Trump