Este ha sido un juego entre un listillo curtido en mil lances y un ingenuo panoli inexperto en estas lides. El listillo curtido ha sido el Partido Popular, que a la altura de las tantas de la madrugada de un día de la semana pasada acaba firmando un acuerdo con el partido novato, Vox, por el que el primero se compromete a adjudicar al segundo "concejalías de gobierno" sin entrar a precisar que en esa acepción entran también las concejalías delegadas y otras de rango ejecutivo menor, como las de distrito.

Y el partido panoli, que se estrena ahora en estas negociaciones, acepta al final creyendo que ha logrado lo que quería: tener unos cuantos puestos de representación en la primera fila de butacas. Hay que desvelar aquí que los dirigentes de Ciudadanos estaban perfectamente al tanto no sólo de las negociaciones sino del contenido del acuerdo firmado entre el PP y Vox, de manera que esos mohines de "yo no sé, yo no participo, a mí que me registren" no son más que una más de las numerosas ficciones que han rodeado todo este lamentable episodio.

Para mayor precisión: Javier Maroto, vicesecretario de Organización del PP, que ha estado a la cabeza de las conversaciones en busca de un acuerdo con el partido de Santiago Abascal, informó detalladamente a Begoña Villacís del contenido del pacto firmado y que Vox ha dado a la publicidad como protesta por lo que consideran un engaño en toda regla. Así que Ciudadanos que dio su aprobación a ese documento porque, naturalmente, les abría a los dos partidos, PP y Cs, las puertas del Ayuntamiento de Madrid, debería abandonar de una vez esa actitud hipócrita y falsaria que pretende aparentar que mantienen incólume su virginidad política e ideológica porque pretenden convencernos de que se han mantenido totalmente al margen de lo que los otros dos, PP y Vox, hayan podido negociar. Eso es mentira.

Ciudadanos debería abandonar de una vez esa actitud hipócrita y falsaria que pretende aparentar virginidad política

Vaya la verdad por delante. Y luego la cuestión nuclear del asunto: ¿Los populares han engañado a los de Vox? Pues no pero sí. Es decir, Maroto y García Egea no les han engañado porque no han firmado nada contrario a la verdad y a la realidad de la denominación funcional de los cargos. Pero les han engañado de alguna manera desde el momento en que no se han molestado en aclararles que bajo ese epígrafe se agrupan cargos y responsabilidades cuyos titulares no se sientan en la mesa de gobierno del consistorio. Ha sido un "a ver si cuela" en toda regla.

Si el partido verde hubiera tenido alguna experiencia en estas sesiones maratonianas en las que tradicionalmente se ha valorado a aquellos apreciadísimos negociadores conocidos bajo el epíteto de "culos de hierro" no se habrían dejado "distraer" la cartera porque habrían precisado hasta el límite de la extenuación lo que ellos entendían, y sus interlocutores entendían a su vez, como "concejalías de gobierno". Por eso tiene sentido el titular de este artículo en el que se dice que un listillo, el PP, y un panoli, Vox, acuden a negociar.

Y ahora resulta que no era esto lo que los de Abascal habían entendido y, por lo tanto, se sienten engañados y rompen las negociaciones. "Pasamos a la oposición", dicen sinceramente ofendidos porque se les ha quedado cara de tontos. Pero ahí está García Egea recomendándoles tranquilidad, que queda mucho tiempo. Y tiene razón.

Habrá gobiernos de PP y Cs apoyados desde fuera por Vox, en mejores condiciones de plantear reclamaciones y hasta exigencias

El escenario ahora es probablemente el más adecuado porque es el que deja menos espacios de oscuridad. Habrá gobiernos de PP y Ciudadanos apoyados desde fuera por los representantes de Vox que estarán, ahora sí, en mejores condiciones de plantear reclamaciones y hasta exigencias bajo amenaza de tumbarles determinadas iniciativas.

Tendrán las manos más libres, permitirán que Ciudadanos deje de comportarse como alguien que quiere pero no quiere perder su virginidad en un "sí, pero... no" verdaderamente exasperante y los distintos gobiernos echarán a andar en condiciones de fragilidad manifiesta.

Pero en realidad no tan frágiles porque Vox -ya lo ha dicho Espinosa de los Monteros- en ningún caso va a propiciar gobiernos de la izquierda en todas aquellas plazas donde sea posible articular una alternativa de las derechas. De manera que no es previsible que tumben los presupuestos de esos gobiernos cuando se presenten para su aprobación dentro de unos meses aunque sin duda tendrán la fuerza necesaria para imponer sus exigencias principales que, ésas sí, habrán de ser objeto de negociación a cara de perro.

Santiago Abascal y los suyos han recibido la primera lección de la vida política, lo que se llama un "bautismo de fuego"

No todo ha terminado con la espantá de los de Vox. Queda todavía algún trecho del camino por recorrer. Pero Santiago Abascal y los suyos han recibido la primera lección de la vida política, lo que se llama un "bautismo de fuego".

A partir de aquí su ingenuidad negociadora disminuirá drásticamente y con ella es de esperar que se haga hueco también una mayor finura de planteamientos y una intensa pasada por la prudencia por parte de sus portavoces, porque con muchas declaraciones como las que nos han ladrado últimamente algunos de los suyos van a terminar quedándose sin votantes.