Alsina se trajo a Zapatero como a un Buster Keaton así ya mayor. Zapatero es ese icono del desastre con cara triste, que aún mira con espirales místicas en los ojos, con mandorlas girando, mareándose y mareándote como un chamán de peyote o un marino de ancas torcidas. Zapatero no era una siniestra sonrisa cosida o descosida, aunque así se le ha quedado la caricatura, de espantapájaros con la paja saliendo por las orejas. Zapatero era sobre todo, y sigue siendo, ese mareo de hombre sin suelo, sin barandilla, sin verbo, sin gafas, que se puede suicidar (o suicidarnos) en cada paso, en cada frase de trapo que dice, en cada heroísmo de gafe o en cada ambigüedad altisonante en la que se queda suspendido como un yoyó, entre lo absurdo, lo
innecesario y lo dañino. Zapatero es un hombre temblón, un político temblón, que nunca ha hecho nada sino temblar entre dos acciones o entre dos palabras o entre dos barquillas. Zapatero marea, exaspera, sobresalta. O sea, como Buster Keaton al borde de la catástrofe.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Luis Martín: "Antes del 2029 Rusia podría atacar Europa"
- 2 Jorge Fernández habla de su enfermedad de Lyme
- 3 Cuántos meses están los concursantes en 'La Isla de las Tentaciones'
- 4 Dónde están realmente las villas de 'La Isla de las Tentaciones'
- 5 Europa, incapaz de dar una salida a Ucrania
- 6 La razón por la que Montero quiere mantener la tributación del IRPF al salario mínimo
- 7 El comunicado de Belén Esteban sobre el estado de salud de María Patiño: "Desgraciadamente..."
- 8 La cumbre de París fracasa por división por envío tropas a Ucrania
- 9 Milei y la criptoestafa: "Ha sido un atraco. En España sería cárcel"