Una sola señora de Podemos se ha cargado el gobierno socialista en La Rioja. Una sola señora, ahí ya como sentada por la esquina que da al pasillo o a la ausencia de política, al río al que se caen a veces los políticos esquineros o aventureros, como buscadores de oro borrachos o tiroteados. Le ha dicho al PSOE algo de volver en septiembre con los deberes hechos y ha votado que no. La política parece una cosa de escolares, y esta señora, con pinta de maestra enfurecida ya por julio y por todos los niños que corren y se le pierden, ha dejado una frase y un como corte de manga de fin de curso y de espíritu vacacional. No sabemos si Podemos la expulsará o la condecorará por dejarle a Pedro Sánchez una peineta, un portazo y un designio justo antes de su investidura de pega. Pero yo creo que esto le conviene a Sánchez. Le ha salido una saboteadora en la curva del Parlamento riojano como en la curva de la vía, precisamente cuando a él le hacía falta ese símbolo de sabotaje a la democracia, a la voluntad del pueblo y a su estampa de arcángel recién enviado y encalado.

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