Cuando un autónomo pasa la barrera de los 40 empieza a plantearse seriamente su jubilación. Porque uno de los principales inconvenientes de ser autónomo es la cuota que todos los meses tiene que pagar a la Seguridad Social, y la mayoría intenta que dicha cuota sea la mínima durante el mayor tiempo posible. Pero llega un momento en el que sabe que tiene que hacer algo si quiere disfrutar de un retiro con una cierta tranquilidad económica, y que cotizando por la base mínima no lo va a conseguir.

En España existen hoy día 3,2 millones de inscritos en el Régimen Estatal de Trabajadores Autónomos (RETA) de la Seguridad Social. De ellos, según el Estudio Nacional del Autónomo realizado por Infoautónomos con la colaboración de la Universidad de Granada, el 51,5% tiene entre 40 y 51 años, y un 76% cotiza por la base mínima, que actualmente se sitúa en 944,35 euros y supone el pago de una cuota mensual de 283,30 euros.

Ante la necesidad de decidir qué hacer, muchos optan por elevar su base de cotización, con el fin de aumentar la pensión que les corresponderá el día de mañana. La base máxima de cotización se sitúa actualmente en 4.070 euros, para lo que habría que abonar una cuota mensual de 1.221,03 euros. Por tanto, entre el mínimo y el máximo existe una horquilla de 937,73 euros de aportación mensual.

¿Realmente aumentar la base de cotización garantizará que cuando llegue su edad de jubilación podrá cobrar dicha pensión?

La pregunta sería qué cantidad podría permitirse el autónomo restar de sus ingresos mensuales para dedicarla a pagar la cuota de la Seguridad Social. Pero habría que cuestionarse algo más: dada la situación en que se encuentra hoy día el sistema de pensiones en España y las oscuras previsiones que los expertos vaticinan en este sentido de cara al futuro, ¿realmente aumentar su base de cotización garantizará que cuando llegue su edad de jubilación podrá cobrar dicha pensión?

Las reformas del sistema de pensiones llevadas a cabo en 2011 y 2013 eran necesarias, debido a la situación de las cuentas de la Seguridad Social, pero van a suponer que, ya en 2030, la pensión de entrada se reduzca en un 15%, según estimaciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), y de ahí en adelante irá descendiendo progresivamente. Y esto nos afecta a todos, no sólo a los autónomos.

Por ello, el propio Banco de España no deja recomendarnos que empecemos a darle más importancia al ahorro privado de cara a preparar nuestra jubilación. En este punto, conviene plantearse si el autónomo debería, entonces, subir su base de cotización o, en su lugar, destinar esa cantidad que va a aumentar su cuota mensual a un plan de ahorro e inversión. En Fintup tenemos claro que la segunda opción es mucho más recomendable, y queremos explicarlo con un caso práctico.

Inversión frente a máxima cotización

Imaginemos que ese autónomo de 40 años decidiera cotizar por la base máxima durante los 25 años que le quedan hasta jubilarse. En ese periodo de tiempo habría aportado a la Seguridad Social 366.309 euros, lo que le daría derecho a la pensión máxima de 2.659,41 euros al mes, que con la esperanza media de vida en España de 85 años supondría cobrar durante su jubilación un total de 670.171,74 euros.

Ahora, pongámonos en el otro escenario, en el que el optara por seguir cotizando por la mínima y destinar esa diferencia de 937,73 euros mensuales a un plan de ahorro privado. Su aportación a la Seguridad Social en esos 25 años sería de 84.990 euros, y la pensión mínima (sin cónyuge a cargo) que le correspondería sería de 642,90 euros al mes, que viviendo 85 años supondría cobrar 225.015 euros.

Mientras, nosotros recomendaríamos invertir ese ahorro privado en una cartera moderada (50% renta variable + 50% renta fija), que históricamente ha conseguido una rentabilidad del 6,73%, con lo que al cabo de los 25 años habría acumulado 628.146,44 euros. Esta cantidad, sumada a los 225.015 euros recibidos de la Seguridad Social, representaría un importe total de 853.161,44 euros, es decir, un 27,3% más que si se hubiera aumentado la cuota de autónomos al máximo.

Con una cartera de inversión moderada, el autónomo podría obtener hasta un 27% más que lo que recibiría de la Seguridad Social

Además, ese largo plazo de 25 años le permitiría al autónomo asumir un mayor porcentaje de renta variable, con lo que la rentabilidad podría ascender al 9,12%, si tenemos en cuenta el índice S&P 500 de los últimos 25 años. De ese modo, el capital acumulado mediante el plan de inversión podría ascender a 1.007.793,53 euros, que sumados a los 225.015 euros de la pensión supondrían 1.232.808,52 euros, es decir, un 84% más que con la base máxima de cotización.

El tiempo y los beneficios del interés compuesto siempre juegan a favor del inversor. Por ello, cualquier persona que tenga una pequeña capacidad de ahorro podría, hoy día, con el asesoramiento personalizado de una de las fintech, robo-advisors o wealthtech que nos dedicamos a democratizar el acceso al servicio de banca privada para pequeños ahorradores, obtener de ese esfuerzo ahorrador una rentabilidad interesante en el largo plazo.

Sin duda, cuanto antes empecemos a gestionar nuestro patrimonio para poder vivir tranquilos el día de mañana, mucho mejor, pero como mínimo, lo ideal sería comenzar con un plazo de al menos 20 años. Otro ejemplo práctico: si ponemos en marcha un plan de inversión conservador con una aportación inicial de 5.000 euros, y después cada mes destinamos a él una cantidad de 200 euros durante esas dos décadas, tomando como referencia los datos del índice S&P 500 para los años 2000-2018 obtendríamos una rentabilidad media del 4,87% que nos permitiría acumular 112.490 euros.

Ahorrar desde hoy es el mejor plan para nuestro mañana. Después de toda una vida trabajando, merecemos disfrutar de una jubilación sin problemas económicos. Basta con que destinemos a ello un 10% de nuestros ingresos y lo invirtamos adecuadamente para conseguirlo. El momento para empezar es ahora.


Álvaro Menéndez es wealthtech manager de Fintup