A Pedro Sánchez le empiezan a crecer las preocupaciones porque su cálculo inicial y lo que le susurraba al oído su asesor de cabecera no parece que se vaya a cumplir sino todo lo contrario. El presidente del Gobierno en funciones se comportó de la manera que todos hemos visto durante los últimos meses porque pensaba que en una nueva convocatoria electoral el PSOE alcanzaría un mínimo de 15o diputados, o de ahí para arriba.

Por eso hizo todo lo posible por alejar a Pablo Iglesias de la inclinación a pactar con él y por eso cambió las condiciones para ese pacto supuestamente deseado pero en realidad temido hasta el extremo de provocarle insomnio, como acabó reconociendo hace días en una entrevista en televisión. Lo que él quería era repetir las elecciones como fuera porque estaba convencido de que al día siguiente del recuento de las papeletas le esperaba eso que repite con tanta insistencia: un gobierno sólido estable y capaz de aguantar cuatro años cómodamente instalado en el poder.

Al presidente no se le concede otra vía que la de pactar con Más País, con Unidas Podemos y con el PNV

Ahora, una vez que las elecciones han sido convocadas de nuevo, aparece un partido, Más País, de Íñigo Errejón, que explica con claridad meridiana que nace precisamente para apoyar un "gobierno progresista", es decir, para apoyar al PSOE. Pero tiene un problema Sánchez, y es que previsiblemente ese nuevo partido le haga un agujero por la izquierda en sus filas y se lleve una porción considerable de sus antiguos apoyos. Lo comido por lo servido, entonces.

Puede incluso que el partido de Errejón no le sirva ni de lejos para sustituir a su otrora "socio preferente"-al que, por ese motivo, se le podían ofrecer varios asientos en el Consejo de Ministros ¡y una vicepresidencia!- ahora convertido en un partido de "extrema izquierda", cuya sola proximidad cerca del equipo de gobierno le habría al quitado al presidente el sueño.

Pero hay más. Errejón dijo ayer que su formación nace desde la generosidad y que siempre pondrá al país por delante del partido. La defensa del interés general como bandera... siempre que Pedro Sánchez no cometa la equivocación de pactar con los partidos situados a su derecha. En ese caso, dijo ayer el co fundador de Podemos, que no cuente con nuestro apoyo. Eso significa que al presidente no se le concede otra vía que la de pactar con Más País, con Unidas Podemos y con el PNV que, en la delirante nueva nomenclatura política de nuestro país, ha quedado situado entre los partidos de la izquierda, cosa que mueve al estupor a cualquiera que tenga ojos en la cara y un poco de juicio.

Sánchez se prepara para pactar pero su problema es que ha dejado un territorio de tierra quemada en lo que él bautiza ahora como ámbito de la "extrema izquierda"

Pero los sondeos dicen que ese pacto hipotético e improbable -porque supondría que Pablo Iglesias aceptara pasar con la cerviz inclinada por debajo de las horcas caudinas levantadas por los dos líderes que más han dañado su reputación política y la cohesión interna de su partido- tampoco suma la mayoría necesaria, ni siquiera contando con los nacionalistas vascos y con el regionalista cántabro.

Por eso Sánchez dice en su entrevista de anoche en la CNN que espera que después del 10 de noviembre los partidos cambien su actitud y también sus estrategias posteriores. Es decir, el presidente en funciones se prepara para pactar pero su problema es que ha dejado un territorio de tierra quemada en lo que él bautiza ahora como ámbito de la "extrema izquierda" y que la nueva izquierda amable y aliada natural del PSOE de Íñigo Errejón no le sirve, porque le quita votos a su partido y encima no suma lo suficiente.

Y para más inri, la otra opción a la derecha, ésa que Errejón le ha vetado ya por si acaso, la que tras las elecciones de abril le habría podido asegurar un gobierno moderado, como él reclama ahora, es decir, un gobierno de centro izquierda, se está hundiendo electoralmente según coinciden en apuntar todas las previsiones publicadas hasta el momento. Las perspectivas de Ciudadanos se apuntan como catastróficas -el último sondeo, publicado ayer por ABC, le daba una pérdida de casi la mitad de los escaños conseguidos en abril- de modo que por ahí parece que tampoco va a haber salida porque PSOE y Cs ya no sumarían mayoría absoluta.

En estás condiciones ¿podría explicar el señor Sánchez a los españoles con qué seguridades contaba para decidir -porque lo decidió él, no es verdad que sea una víctima de unas circunstancias desfavorables- meternos en este fregado inadmisible para terminar probablemente peor de lo que estábamos tras las elecciones de abril?

Durante este viaje, al que la mayoría de los ciudadanos no quería ir, muchos se van a bajar en marcha porque saben ya que el convoy no les lleva a ninguna parte. Esa deserción es muy perjudicial para los intereses de España pero se va a producir, sin ningún género de duda. Y tiene un responsable principal, que es el actual presidente del Gobierno.