El gobierno tiene ya las manos libres para proceder a la exhumación de Franco. Queda, eso sí, la decisión del Vaticano, que no pondrá obstáculos a la misma, no sólo porque no se entendería su oposición a la aplicación de una sentencia del Tribunal Supremo, sino porque hay contenciosos abiertos en la relación Iglesia/Estado que no aconsejan un enfrentamiento con el poder ejecutivo.

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