Hay una cuestión sobre lo que ocurrió aquel aciago octubre de 2017 en Cataluña que el independentismo suele orillar de forma interesada. Tiene que ver con el líder del movimiento, Carles Puigdemont, entonces presidente de la Generalitat, quien, cuando vio que la cosa se ponía fea, se escondió en el maletero de un coche, cruzó la frontera francesa y abandonó a su suerte a sus contramaestres. Vive días complejos esta comunidad autónoma, en los que el soberanismo se ha lanzado a la calle para protestar contra la condena que el Tribunal Supremo ha impuesto a varios de sus líderes políticos y para reclamar explicaciones a quien corresponda. El problema es que a Puigdemont nunca le corresponde. Pontifica desde su envidiable posición en Waterloo y nadie le cuestiona. Este martes, la televisión pública catalana, TV3, ha estrenado un documental en el que ha planteado algunas preguntas sobre lo que ocurrió el 1-O en esta región y, una vez más, el líder fugado ha evitado dar explicaciones sobre su gran evasión. Tampoco nadie se las ha pedido.

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