La condena a 38 años de cárcel para cada uno de los ex jugadores de la Arandina es legal, ajustada a derecho y respaldada por la doctrina que indicó el Supremo, pero no tiene ni pizca de sentido común y para muchos juristas es técnicamente un disparate. Y lo que es peor, decir que no es justa por el delito cometido, te lleva al ostracismo mediático y al linchamiento social.

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