El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), supuestamente de mayoría conservadora, dio ayer su visto bueno al nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado.

La opinión del CGPJ no es vinculante pero supone un refuerzo o un varapalo no a la legalidad, sino a la "idoneidad" de la decisión del Gobierno. Utilizo ese término a conciencia, ya que fue el eliminado conscientemente por el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, de su escrito para avalar a Delgado.

Lesmes buscaba con ello sustraer del debate la cuestión fundamental, ya que los requisitos de legalidad -más de 15 años de ejercicio, ser española y jurista de reconocido prestigio- nadie los había puesto en duda. El objetivo de esta argucia era lograr un consenso interno entre los 20 miembros del CGPJ. La maniobra devino en fracaso, ya que siete vocales votaron en contra, pero a él le ha servido para votar a favor y salvar la cara.

Los vocales no se tiraron los trastos a la cabeza (son gente educada al margen de sus ideologías) pero la discusión en el seno del CGPJ fue dura, contundente. Los vocales del bloque conservador argumentaron que Delgado "no cumple los estándares mínimos que establece el Consejo de Europa sobre imparcialidad". Otro apuntó que la ex ministra es "manifiestamente no idónea" para ocupar el cargo de Fiscal General. El acalorado debate derivó después hacia la independencia del Ministerio Público respecto al Gobierno. Para los progresistas la dependencia es una evidencia y ponerla en duda por parte de los conservadores resulta un tanto cínico. Los conservadores distinguieron: internamente, la Fiscalía es jerárquica; pero, externamente, respecto del Gobierno, debe ser independiente.

La provocación del nombramiento de Delgado ha causado una ruptura sin precedentes en el CGPJ. La derecha, como dijo una vocal progre, vota "por ideología"

El consenso resultaba poco menos que imposible y, en medio de la controversia, llegó el momento más tenso de la reunión. Fue cuando la vocal Concha Sáez, progresista confesa y gerente de la Mutualidad General Judicial, se dirigió a los miembros del Consejo que cuestionaban el nombramiento de Delgado: "Apelo a la unanimidad. Si la decisión no es unánime es porque ustedes votarán atendiendo a su ideología". Quien eso dijo votó en contra de los dos últimos fiscales generales propuestos por el gobierno de Rajoy: José Manuel Maza y Julián Sánchez Melgar. Si hay alguien que no puede presumir de saltarse la disciplina de voto es ella.

Al final, el CGPJ queda dividido en dos: 12 votos a favor (entre ellos el de Lesmes, más otro voto concurrente del bloque conservador), contra siete (que presentaron un voto particular).

Lo más triste de lo sucedido ayer no fue que Delgado cuente ya con el respaldo del CGPJ, sino que la reunión evidenció, una vez más, la división en bloques ideológicos del órgano de gobierno de los jueces. Justo lo que le viene bien al Gobierno y, sobre todo, a sus socios. Estoy pensando en ERC.

¿Qué hemos escuchado en las últimas 48 horas? Que la derecha no quiere renovar el CGPJ o el Tribunal Constitucional porque no quiere perder su control.

El vicepresidente Pablo Iglesias provocó en enfado del CGPJ -este por unanimidad- al afirmar que los tribunales europeos habían "humillado" a los tribunales españoles y que ello se había producido precisamente porque hay un componente ideológico -los jueces de derecha- que anteponen su ideología a la aplicación de la ley.

Ayer mismo, su compañera de Gabinete, Irene Montero, afirmó en una entrevista con García Ferreras en La Sexta: "La derecha quiere que la Justicia le sirva y le sea fiel".

La trampa del gobierno ha sido perfecta. La provocación del nombramiento de Delgado al frente de la Fiscalía General del Estado ha cumplido ya su objetivo: visualizar la división en el mundo de la Justicia en dos bloques ideológicos. La siguiente batalla -la renovación del CGPJ y el Constitucional- tendrá como objetivo reducir al bloque conservador a la categoría de minoría carca y tocapelotas.

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), supuestamente de mayoría conservadora, dio ayer su visto bueno al nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado.

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