La guerra abierta entre las fuerzas independentistas estalló definitivamente ayer. Con la negativa del presidente del parlamento catalán, Roger Torrent, a desafiar al Tribunal Supremo y a las Juntas Electorales Nacional y Provincial manteniendo el acta de diputado de Quim Torra, lo que le hubiera llevado a él mismo a cometer un delito de desobediencia, se abrió la carrera entre ERC y JxCat por hacerse con el poder del sector secesionista de Cataluña.

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