España tuvo dos meses de tiempo para tomar medidas contra el Covid-19 viendo lo que sucedía en China y no hizo nada. Consideramos que exageraban, que eran ciudadanos sometidos por una dictadura y que nunca ese aislamiento llegaría a nuestro mundo libre y democrático. Pero los virus no saben de políticos, sino solo de contagios, cuantos más, mejor. Hace poco más de tres meses que se inició en China y tres semanas que se hizo fuerte en Italia y aunque lo contienen, es el virus quien sigue ganando la batalla frente a los humanos.

Durante dos meses todas las autoridades sanitarias y políticas españolas han multiplicado esfuerzos en trasladar a la población que no era grave, mucho menos que una gripe común, que nuestra perfecta sanidad pública podría con él, que no teníamos de qué preocuparnos. Durante dos meses los periodistas hemos secundado esa posición de calma evitando el pánico que se transmitía en redes sociales y hemos repetido consignas que hoy se demuestran erróneas: que no es tan contagioso como una gripe (mentira), que una mascarilla te protege (mentira), que los niños no se contagian (mentira), que si se reúne un gran número de personas en espacios abiertos no se contagia, solo en espacios cerrados (mentira), que si no has estado en ciudades con mucho contagio no debes preocuparte (mentira), que si te encuentras con síntomas debes acudir a un centro médico (mentira)…y así hasta hoy. Esas contradicciones son las que hoy provocan la desconfianza general en la clase política, sanitaria y periodística de nuestro país. 

El virus ha hecho lo previsible, pero nosotros nos creímos mejores a él

Es por ello que tras anunciar el Ministro de Sanidad y la presidenta de la Comunidad de Madrid el cierre de centros educativos, los supermercados de todo Madrid se colapsaron de familias llenando su despensa. Aunque aseguren suministro, aunque les prometan que no habrá aislamiento, aunque quieran rebajar la tensión, ya no les creen.

Es falso el mantra que se repite una y otra vez por parte de cargos públicos, indicando que quienes determinan qué decisiones tomar en esta crisis sanitaria son los responsables médicos. Lo cierto es que en todo momento son los cargos políticos quienes lo hacen. Por eso tuvo lugar el partido Atalanta- Valencia, el Real Madrid-Barça, Vox celebró su mitin en Vistalegre infectando a su secretario general entre otros y se celebró la manifestación del 8 de marzo, aunque a las pocas horas decenas de sus participantes quedaron en cuarentena. Ningún partido debería haber participado en ella como ejemplo sanitario a la población. 

Sabiendo la propagación del virus a día de hoy los partidos de fútbol continúan celebrándose, aunque sea a puerta cerrada y nadie decide prohibir las procesiones de Semana Santa, la Feria de Abril, las Fallas de Valencia… Esta incoherencia también contagia y mata.

Sabíamos por la experiencia de China que el principal foco de infección es el sanitario, sin embargo, hemos esperado dos meses para habilitar teléfonos de ayuda y así evitar que acudan los posibles contagiados a los centros de salud. Existe una evidente falta de decisión política para no atender solo a razones sanitarias. El sábado día 7 de marzo se pone en marcha el 900102112 para no colapsar el 112 solo para la comunidad de Madrid, el domingo los casos de contagios se habían triplicado. Muchos contagiados que lo sospechaban sin certeza, se supieron afectados con un simple análisis de sangre. La decisión de habilitar un teléfono se hizo tarde y mal, el Ministerio de Sanidad debería habilitar un teléfono central en toda España y no uno por comunidad autónoma, a día de hoy no lo hace porque no quiere asumir competencias que nunca debieron ser otorgadas. Nos enfrentamos a una pandemia aplicando leyes autonómicas, regionales y municipales, ya solo nos falta que al Covid-19 le cambiemos el nombre al catalán, vasco y gallego y que por petición de Irene Montero lo feminicemos por ideología de género.

Conclusión, el virus ha hecho lo previsible, pero nosotros nos creímos mejores a él. 

He visto en muchos de los 70.000 chinos que viven en Madrid el miedo en la mirada al comprobar con qué ligereza nos tomamos este nuevo virus desde que empezó, como si los españoles fuésemos inmunes a contagiarnos. Reconozcámoslo, ni tenemos su disciplina ante una orden sanitaria, ni creemos en nuestros políticos, ni permitimos que un simple virus nos prohíba una fiesta, un partido de fútbol o una manifestación. Ciertamente se ha demostrado una máxima muy española: tenemos los políticos que nos merecemos.

España tuvo dos meses de tiempo para tomar medidas contra el Covid-19 viendo lo que sucedía en China y no hizo nada. Consideramos que exageraban, que eran ciudadanos sometidos por una dictadura y que nunca ese aislamiento llegaría a nuestro mundo libre y democrático. Pero los virus no saben de políticos, sino solo de contagios, cuantos más, mejor. Hace poco más de tres meses que se inició en China y tres semanas que se hizo fuerte en Italia y aunque lo contienen, es el virus quien sigue ganando la batalla frente a los humanos.

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