El poeta Ludovico Ariosto, en su obra Orlando el Furioso (1553) inspiró a Cervantes, cuando uno de los personajes de la misma, Agramante, rey moro, cerca la ciudad de París, está a punto de invadirla; mas a petición del emperador Carlomagno, el arcángel san Miguel provoca una terrible confusión en el campamento musulmán, evitando así la incursión. Siglos después, Harry S. Truman, el trigésimo tercer presidente de los Estados Unidos hizo célebre esta frase: “si no puede convencerlos, confúndalos”.

Traigo esto a colación, porque vemos con estupor como el Gobierno, o una parte muy principal del mismo, intenta socavar principios constitucionales en la confusión de un momento trágico para nuestro querido país. Saben que no pueden usar sus atajos contra el orden constitucional y buscan en la discordia su caballo de Troya. Entre las corrientes de improvisación y las idas y venidas en el Gobierno; entre las puertas giratorias de los ministerios y los partidos del Gobierno; entre la confusión de Pedro Sánchez consigo mismo; se vislumbran los planes de quien mueve los hilos, del vicepresidente Pablo Iglesias, en su viaje a las alturas.

Este mítico viaje que en su mismidad se plantea el líder de Unidas Podemos y actual vicepresidente del Gobierno, Iglesias, hacia su particular Ítaca, o su asalto a los cielos, no es sino un exabrupto populista planeado desde hace años, que, sin embargo, no hay que minusvalorar.

Y esto lo planteo así porque muchas de las resoluciones del Gobierno concernientes al Estado de Alarma en que vivimos por el Covid-19, vienen maceradas de un tufo populista que el líder de Podemos y sus camaradas ya han engendrado en otros países de Hispanoamérica, y no sólo Venezuela, donde los letales efectos de sus retorcidas tesis son tan evidentes, sino también otros como Argentina o Bolivia.

Los populistas han comenzado su escalada a los cielos durante nuestro confinamiento. Justo mientras nos jugamos el futuro de España, otros juegan una partida diferente. Lo increíble es que no se ruborizan lo más mínimo, se les nota la ansiedad de sus porfías, y arman su estrategia desde las instituciones del propio Estado. He visto a Pablo Iglesias más preocupado por atizarle a la Justicia que por cumplir con su responsabilidad de Gobierno. Empero, no consentiremos el abordaje a la independencia de la Justicia y al orden Constitucional, de ninguna de las maneras; eso sí, no va a ser una tarea tan sencilla como pudiera parecer. Nada está asegurado por ley natural. La libertad hay que defenderla día a día para ganarla.

La libertad hay que defenderla día a día para ganarla

Nada está ganado, ni la democracia, ni por consiguiente el orden Constitucional. La ganamos día a día, ejerciendo la tarea de controlar al Gobierno en el Parlamento o en la, a veces, poco laureada encomienda de tener que recurrir resoluciones del Gobierno que rayan en lo inconstitucional o directamente soslayan el derecho y lo arriman a sus fueros: empresa que quizá no ocupe la primera línea del noticiario, pero que es imprescindible.  Esta tarea es vigilante, porque la “industria” de los que quieren instalar al neocomunismo, no duerme, e inventa día a día escenarios donde puedan varear sin descanso el olivo de las libertades.

Han querido cerrar el Congreso hasta que languideciera, pero el Partido Popular no se lo ha consentido; y no ha sido fácil. No se ha escrito mucho sobre esto, pero tiene una importancia máxima: el Congreso no se cierra y el Gobierno se tiene que someter al control Parlamentario.

El Congreso no se cierra y el Gobierno se tiene que someter al control Parlamentario

Han querido atacar la Justicia, y no de cualquier manera: lo han hecho en boca del vicepresidente del Gobierno, y en dos ocasiones, con intensidad creciente. Y esto no es en puridad libertad de expresión, como dice el ministro de Justicia, esto es una invectiva a la imagen de la Justicia, que para Pablo Iglesias sostiene parte de la balanza de su Arcadia. Necesita ya abordarla, sin prisa, pero sin pausa. Pues bien, el Consejo del Poder Judicial ya ha contestado. Desde el PP hemos obligado al ministro de Justicia a dar explicaciones en el Pleno del Congreso y lo hemos vuelto a citar en comparecencia en la Comisión de Justicia. Ningún intento de perforación constitucional quedará sin respuesta.

De otro lado, muchos medios de comunicación nacionales también han mostrado su queja ante el espectáculo bolivariano de las ruedas de prensa enlatadas y cribadas de Pedro Sánchez al principio de la crisis. ¿Esperaba el Gobierno la sumisión de la opinión pública ante este disparate? Los medios han reaccionado y toda la sociedad. Así también se defiende nuestra libertad. Les tenemos que demostrar que estamos alerta, que defenderemos el orden constitucional todos y cada uno de los días.

Pero al mismo tiempo que conocemos sus planes, y que sabemos que ahora el Gobierno está manejando un doble objetivo: de un lado tapar las vergüenzas de su desastrosa gestión ante una crisis de dimensiones gigantescas y de otro, aprovechar este momento de turbulencias para, en la confusión de Agramante, recortarnos las libertades y asentar la ‘normalidad’ de un modelo bolchevique. Para esa doble misión Pedro Sánchez pareciera ejercer de alfil de Iglesias, cometido este que le exige mentir aún más de lo que ya lo hacía cuando no formaba parte del binomio, en aquellos tiempos del insomnio. Es curioso, cuando de tanta mentira yo le veía crecer la nariz a Sánchez, no reparaba en que también le estaba creciendo la coleta.