
Guillermo Fernández Vara y Pedro Sánchez, en Mérida (Badajoz).
El presidente del Gobierno ha tardado tres días en decir una obviedad: «Una democracia plena no admite la violencia». Sin embargo, sus palabras contienen una advertencia, un ¡hasta aquí hemos llegado!, a su socio de coalición y, en particular, a Pablo Iglesias.
Te puede interesar