Los nazis desfilan comiendo berberechos por el Madrid de Carmen Calvo, un Madrid que se diría que sale de una pesadilla de después de una garbanzada. Lo que pasa, sencillamente, es que Carmen Calvo se expresa con el lenguaje de los niños, por eso sus conceptos y sus imágenes parecen gallifantes. El nazi con abrelatas o con torrezno por Madrid es como el robot que se toma el té con las muñecas, no tiene sentido para el adulto pero sí para el niño, que sólo quiere público para su té. Como los niños, todo lo que dice Carmen Calvo tiene un fondo de verdad. En realidad, ella es lo único serio y seguro que nos queda en el Gobierno. Sánchez puede mentir, pero Calvo no, aunque hable a través de marionetitas de calcetín. Por Calvo sabemos, pues, que la tesis sanchista es que Madrid está realmente tomado por fascistas y que ha ganado las elecciones una mesonera tirolesa con trenzas de cerveza y escote de queso. O que aún no tienen mejor explicación.

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