Superman Sánchez vuela alto, mantiene el crecimiento previsto, eleva el techo de gasto, quiere subir el salario mínimo y no baja de su cielo que está entre el de Krypton y el de una sopera decorada, que así es nuestro firmamento, más de loza que de ciencia (Sánchez siempre remitía a la ciencia pero al final el que salía era un cartujo a dar misa y fideos contra la epidemia, o sea Simón). Superman Sánchez vuela alto con su capa de hule, superhombre con botas de agua y calzón de portero de futbito, mientras a ras de suelo pasan otras cosas. Por ejemplo, la quinta ola (ya le han cogido cinco olas haciendo visera con la mano ante un sol de banderas y explosiones), el desguace del turismo o el desguace del Estado, que desde arriba parecen hormiguitas. Así que Sánchez sólo saluda desde lo alto, como un turista en globo, hace posturitas de la abeja Maya en el aire y nos dedica el guiño doble de su ojo y de su mechón de Superman o de Estrellita Castro, mechón para el relicario o mechón para sacarle clones o hijos.

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