Pablo Iglesias, ya sin coleta ni cargo ni futuro, se arrastra por el infracolumnismo como Juncal se arrastraba por los tabernones de pepito, café con leche y tragaperras de cerezas con serrín, entre la cojera gloriosa y la pena de los limpiabotas. Iglesias decía que los medios de comunicación privados atacaban la libertad de expresión, pero ahora es multicolumnista, es pluriempleado de ese contubernio como un pluriempleado aquiescente de José Luis López Vázquez, y escribe a cuatro manos como un tito que plancha a cuatro manos. Ahora va a colaborar también en Ara y Gara, y la verdad es que, si uno quiere escribir contra el Poder en Cataluña y Euskadi, éstos son desde luego los sitios que corresponden a un rebelde y a un valiente. Yo creo que al final Iglesias ha entendido mejor que nadie lo de las puertas giratorias.
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